"Esto no se aguanta", "acabada", "jodida", "si no se cumple el acuerdo no se puede hacer ver lo contrario"... estas son algunas de las reflexiones de gran parte de dirigentes de la ejecutiva de Junts per Catalunya que reflejan el malestar del partido de Carles Puigdemont con el PSOE. Casi dos años después de lo que consideraban un "acuerdo histórico", los de Junts están a horas de romper con los socialistas españoles por estar "hartos" de los incumplimientos, a menos que haya un giro de 180 grados en las próximas horas. Este lunes, el president Carles Puigdemont y el secretario general de Junts, Jordi Turull, escucharán en Perpinyà la opinión de todos los miembros de la ejecutiva del partido, para después consultar a la militancia la decisión que tome la cúpula —que todo apunta que será romper con el PSOE. La previsión de la consulta es que se celebre entre martes o miércoles, y los de Junts buscarán un resultado suficientemente amplio, tal como ya tuvo el apoyo al Acuerdo de Bruselas con el 86,16% de los apoyos.
El procedimiento de los de Junts es prácticamente calcado al procedimiento de cuando Junts rompió con ERC y se marchó del Gobierno de Pere Aragonès por lo que consideraban "incumplimientos" de los republicanos. Primero, una ejecutiva que, entonces, duró más de 10 horas —la del lunes, empieza a las 10 h y la previsión es que acabe a las 16h— y, después, una consulta a la militancia, aunque en aquel caso hubo un debate muy tenso. Todo apunta, sin embargo, a que no será el caso esta vez, y que la mayoría de los dirigentes de Junts optarán por romper el acuerdo con los socialistas, a pesar de que parte de los miembros de la ejecutiva van a la reunión a escuchar el balance que hagan Puigdemont y Turull y tomarán una decisión allí mismo. De hecho, hay junteros que incluso aseguran que la decisión ya está tomada y que allí habrá que decidir hasta qué punto llegan las consecuencias de la ruptura.
Un calendario trazado: del "pasarán cosas este otoño" a "es la hora del cambio"
La cúpula de Junts ya tenía un calendario trazado desde hacía semanas, así como la convocatoria de esta ejecutiva, aunque solo el núcleo duro de Puigdemont conocía el lugar y los temas que se tratarían. "Balance del Acuerdo de Bruselas y acciones a emprender", dice la convocatoria para los miembros de la ejecutiva de Junts de este lunes, que es, precisamente, el día en que se cumple el octavo aniversario de la declaración de independencia del Parlament de Catalunya.
La cuenta atrás de la relación con el PSOE, que ha sido siempre de montaña rusa, empezó el pasado 19 de agosto, cuando Carles Puigdemont lanzó una advertencia desde la Universitat Catalana d'Estiu (UCE), en Prada de Conflent: "Decidimos que no haríamos un acuerdo para la estabilidad de la legislatura. Por eso digo que en otoño quizás pasarán cosas que no habían pasado hasta ahora. Nosotros ya hemos dado suficiente tiempo". Desde entonces, los juntaires han ido subiendo el tono, advirtiendo constantemente que este otoño "pasarían cosas". De hecho, la líder en el Congreso, Míriam Nogueras, ya aseguró el 9 de julio que Sánchez "estaba en tiempo de prórroga" en el debate sobre la corrupción del PSOE en la cámara baja española, mientras que el vicepresidente juntaire Toni Castellà advertía, también en julio, que o los socialistas entendían que su modelo era el concierto económico o lo tenían que "dejar correr".
Los globos sonda de los de Junts a los socialistas han sido constantes estos últimos meses. Desde la reunión de Puigdemont con el president, Salvador Illa, donde el líder de Junts ya le transmitió un gran malestar y que tomarían decisiones este otoño, hasta vincular el debate de política general a la estabilidad de Pedro Sánchez. Sin embargo, los de Junts consideran que los socialistas no han reaccionado a tiempo y que el PSC, en el Parlament, ha rechazado el Acuerdo de Bruselas. "Siempre nos dicen que habrá novedades la semana que viene. No podemos seguir así", afirma un dirigente de peso de Junts. "O cambian ellos, o cambia la forma de hacer de Junts en el Congreso", decía también otro dirigente de Junts de peso esta semana.
La reunión con los alcaldes y la oficialidad del catalán, los últimos argumentos en la cesta
Los dos últimos "argumentos" para romper con el PSOE y que han recibido los miembros de Junts han sido esta semana. Primero, con la reunión entre Puigdemont y Turull y varios alcaldes de Junts en Waterloo este lunes, desde donde todos los miembros coincidieron en denunciar el "bloqueo" del PSOE a leyes que consideran clave para los ayuntamientos y que cuentan con el apoyo del Parlament, como son la ley para endurecer las penas contra los multireincidentes o para luchar contra las ocupaciones. De hecho, el auge de Aliança Catalana en las encuestas es uno de los temas que hay sobre la mesa entre los dirigentes del partido y, sobre todo, entre los alcaldes, hasta el punto de que varios dirigentes lo sitúan como un argumento más para romper con el PSOE, aunque internamente lo rebajan. El segundo argumento de esta semana es la oficialidad del catalán en la Unión Europea, ya que este martes el gobierno español renunció a llevar esta cuestión en la reunión del Consejo de Asuntos Generales de este octubre. De hecho, a última hora de este viernes ha habido un movimiento de Pedro Sánchez, que es el acuerdo con Alemania para crear una negociación bilateral para que España acabe presentando un texto para debatir sobre el catalán. Lo que parecía un éxito para Pedro Sánchez, sin embargo, ha acabado desdibujándose después de que el gobierno alemán haya reiterado este sábado su negativa a la oficialidad del catalán, porque, según ellos, requeriría modificar tratados europeos. Además, los miembros de Junts creen que Sánchez “llega tarde”.
Otra carpeta que Junts considera como "argumento" para romper con el PSOE ya quedó bloqueada en septiembre y es la delegación de las competencias en inmigración a la Generalitat. Los de Junts llevaron esta ley acordada con el PSOE a votación el 23 de septiembre, pero se encontró con el rechazo de Podemos y, por eso, no salió adelante. A pesar de los tira y afloja entre los de Junts y los podemitas, con acusaciones de catalanofobia y de racismo incluidas, los de Junts ya sabían de la negativa de Podemos desde hacía un año, teniendo en cuenta que el acuerdo es de enero de 2024 y la concreción de la ley llega este mes de marzo. Habrá que ver, sin embargo, si tiene algo que ver el movimiento de los socialistas de este viernes, como es el retraso de la ampliación del aeropuerto del Prat hasta el año 2032.
El partido de Carles Puigdemont considera que, en todas estas cuestiones, Pedro Sánchez no se ha movido, o lo ha hecho tarde, asegurando que con Podemos podrían haber llegado a un pacto y que con la Unión Europea llegando a acuerdos bilaterales con estados. De hecho, este mismo argumentario también lo utilizan para una posible reunión entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont: van tarde y, sin este encuentro, no aplican la amnistía política al president. También ponen en la 'cesta de argumentos' que el gobierno español no publique las balanzas fiscales, el bajo grado de ejecución presupuestaria, el aumento constante del déficit fiscal o la subida a las cuotas de los autónomos. Y para colmo, varios dirigentes de Junts también creen que los casos de corrupción que asedian al PSOE y la familia de Pedro Sánchez empiezan a desgastar el partido y, aún más, cuando el principal interlocutor del PSOE con los juntaires hace unos meses era el ya exsecretario de organización del PSOE Santos Cerdán, que ahora mismo está en prisión provisional.
Acaba el papel del mediador: ¿hará público las actas?
Puigdemont, el día del Acuerdo de Bruselas el 9 de noviembre de 2023, aseguró que "el 'a cambio de nada' había ido a la papelera de la historia". Casi dos años después, el balance por parte de los juntaires no es positivo. Por eso, si finalmente acaba rompiéndose el acuerdo, no habrá nuevas reuniones en Suiza entre Carles Puigdemont, Jordi Turull y Míriam Nogueras con José Luis Rodríguez Zapatero y Juan Francisco Serrano. También terminará el trabajo del mediador internacional, el salvadoreño Francisco Galindo Vélez, que deberá dejar una copia de todas las actas en el Centro para el Diálogo Humanitario Henri Dunant, una fundación que tiene su sede en Suiza.
Este mediador internacional, que está incluido en el Acuerdo de Bruselas, ya salvó una primera ruptura a finales del año pasado, cuando no se producían avances y Junts decidió suspender temporalmente las reuniones presentando una petición de cuestión de confianza a Sánchez no vinculante. Francisco Galindo consiguió que los de Junts la retiraran para dar una oportunidad al diálogo. Semanas después, se acabó concretando la redacción de la ley de las competencias en inmigración. Habrá que ver, una vez rotas las relaciones, si el mediador hace públicas las actas de las reuniones o si, incluso, decide explicarlas públicamente.
¿Y a partir de ahora? De una moción de censura instrumental a la ley de amnistía
Una vez rotas las relaciones entre los dos partidos, tal como ha asegurado Míriam Nogueras esta semana, los de Junts deberán cambiar la "forma de hacer" en el Congreso de los Diputados. Mientras sobrevuela la idea de una moción de censura instrumental con un candidato independiente para que convoque elecciones generales españolas y que desde Junts per Catalunya nunca han descartado, los de Junts podrían optar por votar favorablemente únicamente a aquellas cuestiones que favorecen a Catalunya y, al mismo tiempo, pedir nuevos comicios. Esto es lo que aseguró Toni Castellà en una entrevista en televisión española, aunque matizó que en estos momentos "no estaban en eso". "Si se le retira el apoyo lo más lógico es que [Sánchez] convoque elecciones", decía el dirigente de Junts. Hay miembros de la ejecutiva de Junts, incluso, que piden no cerrar la puerta a pactar con nadie, haciendo referencia al PP y a una moción de censura instrumental: “Los incumplimientos del PSOE son tan flagrantes, que prácticamente nadie discute la ruptura”, ha afirmado un dirigente de Junts.
Finalmente, una gran incógnita una vez se materialice la ruptura es la amnistía. Fue uno de los puntos clave del acuerdo y prácticamente el primero en aprobarse en el Congreso de los Diputados —después del uso del catalán, euskera y gallego en el Congreso. Según Òmnium, un 60% de los que han pedido la amnistía "han visto cerradas sus causas judiciales". Es decir, de 394 personas con causas penales y en el Tribunal de Cuentas que han pedido el perdón judicial el 60% ya lo han obtenido y 236 ya tienen su caso cerrado. Entre estos, a 178 se les ha aplicado la amnistía. Sin embargo, quedan los principales líderes políticos, entre ellos Carles Puigdemont y Jordi Turull. El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, ya ha asegurado que no se pronunciará sobre la amnistía a Puigdemont, Comín y Lluís Puig antes de acabar el 2026 y, con el nuevo escenario que se prevé, quedará el interrogante de qué afectación tendrá.
