El president en el exilio, Carles Puigdemont, ha advertido en una comparecencia desde Bruselas que la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez esta legislatura colgará de una negociación permanente que aporte resultados. Es decir, que si no hay acuerdos y no se cumplen los compromisos, "la legislatura no tendrá ningún recorrido". Ha advertido que "a diferencia de la legislatura pasada, en la que el Gobierno de Pedro Sánchez arrancó con la estabilidad garantizada en el bolsillo, aquí se lo tendrá que ganar acuerdo a acuerdo". "El 'a cambio de nada' ha ido a la papelera de la historia", ha recalcado, marcando distancias con el pacto que ERC cerró hace cuatro años con el PSOE y que permitió a Pedro Sánchez sacar adelante la legislatura.

 

Puigdemont ha comparecido en Press Club de la capital belga después de que, tal y como adelantó ayer ElNacional.cat, este jueves el secretario general de Junts, Jordi Turull, y el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, hayan firmado el acuerdo que debe garantizar los votos de los diputados de Junts para la investidura de Pedro Sánchez, con la tramitación de una ley de amnistía, así como con la apertura de una negociación sobre la autodeterminación de Catalunya.

Tras firmar el acuerdo, ha admitido que "es innegable que las relaciones entre PSOE y Junts no invitan al entusiasmo". "No nos haríamos ningún favor negando la evidencia", ha añadido. Y, no obstante, ha querido reconocer la honestidad de ambas formaciones al reconocer el camino que les separa y las dificultades que comportará. "Que nadie se llame a engaño, tenemos mucho trabajo y poco tiempo para hacerlo", ha declarado.

Desde el exilio belga, ha señalado la criminalización del movimiento independentista como uno de los principales obstáculos que deberá superar este acuerdo, por lo que se habían fijado dos condiciones previas: eliminar al independentismo como objetivo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y la supresión de toda referencia al independentismo en Europol. A pesar de subrayar que estos dos puntos, junto con la amnistía, deberían contribuir a la desjudicialización del procés, también ha admitido que esto no será garantía absoluta para acabar con el lawfare, por lo que deberán ser las comisiones de investigación las que permitan la erradicación "de los elementos podridos" que hayan participado en esta guerra sucia.

Mediador internacional

Igualmente clave para el funcionamiento de este pacto es que la negociación sea arbitrada por el mediador que han pactado ambas formaciones. "No puede ser ni catalán ni español. Por lo tanto, tiene que ser internacional", ha explicado Puigdemont, además de dejar claro que, si tiene que participar en las reuniones, estas no se podrán desarrollar en el estado español. Tal y como se explica en el documento acordado, este mes de noviembre se efectuará la primera sesión de trabajo de la comisión negociadora.

 

Puigdemont ha insistido en que, para llegar hasta aquí, su partido no ha tenido que pasar página del referéndum ni asumir que hayan cometido ningún delito. "No nos ha hecho falta pedir perdón y mantenemos la posición", ha asegurado. "Y es desde esta posición que nos comprometemos a un proceso de negociación, no de mero diálogo, con todo lo que ello representa. Mientras dure la negociación y se produzcan adelantos, cumpliremos con los compromisos que hemos adquirido", ha garantizado.

De hecho, en ningún momento ha escondido la voluntad de marcar distancias con los acuerdos que la pasada legislatura cerró ERC con el PSOE. "Que quede claro que para hacer lo que se ha hecho y decir lo que se ha dicho, Junts no hace ninguna falta", ha subrayado. Ha asegurado que, en cambio, el pacto que han firmado con los socialistas abre una etapa inédita en la que "no se ha fijado ningún otro límite que la voluntad del pueblo de Catalunya, expresada a través del Parlament" y que, por esa razón, el documento insiste en reafirmar el 9-N y el 1-O.

El relato de Puigdemont se ha remontado al Decreto de Nueva Planta y a los reiterados intentos de Catalunya a lo largo de la historia para su reconocimiento, hasta concluir que "la convivencia con España ha llegado a hacerse insostenible".