Mark Bray, historiador norteamericano y profesor de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey), vive desde el pasado 11 de octubre en Madrid con su familia. Tras recibir amenazas de muerte, decidió abandonar Estados Unidos y comenzar una nueva etapa lejos de un país que, según él, ya no tolera ciertas ideas. El acoso contra su persona se intensificó a raíz del asesinato de Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA, durante un acto universitario en Utah. Aunque Bray no tenía ninguna vinculación con el suceso, la extrema derecha lo puso en el punto de mira. Donald Trump aprovechó el contexto para firmar una orden ejecutiva que designaba a Antifa como “organización terrorista”, y figuras de la órbita MAGA comenzaron a señalarlo públicamente, vinculándolo —sin pruebas— al movimiento. En una de las amenazas, le prometían que lo matarían delante de sus alumnos.
La diana sobre Bray no es casual. En 2017, pocos meses después de que Trump llegara a la Casa Blanca por primera vez, publicó Antifa: El manual antifascista (Capitán Swing, 2018) un ensayo que repasa la historia y evolución del movimiento antifascista desde Mussolini hasta hoy. El libro tuvo una gran repercusión, con miles de ejemplares vendidos, y convirtió a Bray en una voz relevante en el debate público. Pero aquello que le hizo visible también lo ha puesto en riesgo. Desde entonces, grupos como Turning Point USA le han incluido en listas de profesores “a vigilar” y han contribuido a la difusión de un relato que lo presenta como un peligro para la seguridad nacional. Hoy, Bray se ha convertido en uno de los casos más claros del precio a pagar por la polarización en Estados Unidos.
¿Se considera un exiliado de Estados Unidos?
Es una pregunta un poco complicada para mí porque mi caso no es igual que el de alguien huyendo de la Alemania de Hitler o incluso de la España de Franco, donde la persecución era un proyecto del Estado. Pero es cierto que recibí amenazas de muerte en un país donde hay un montón de armas. Hemos visto asesinatos políticos como el de Charlie Kirk, y es obvio que hay un sistema extraoficial que vincula la Casa Blanca con organizaciones como Turning Point USA, con figuras de la extrema derecha que me estaban atacando. Ha habido reuniones entre el gobierno estadounidense y estas figuras ultras hablando sobre Antifa. A mi parecer, las amenazas de muerte se empezaron a gestar en la Casa Blanca, no oficialmente, así que me considero un exiliado, pero no al mismo nivel que el de los perseguidos por el nazismo y el fascismo.
¿Es el asesinato de Charlie Kirk el momento en que su vida empieza a descontrolarse?
Sí. Desde el principio del segundo mandato de Trump, él ha querido fabricar una crisis, una emergencia como excusa para acelerar su marcha hacia el fascismo. Por ejemplo, cuando habla sobre inmigración, lo hace en términos de una invasión, de una crisis, y cuando Kirk murió, Trump empezó a decir que fue culpa de la izquierda. Firmó una orden ejecutiva diciendo que el movimiento Antifa es una organización terrorista. Ese fue el contexto en el que empezaron las amenazas de muerte. Así que sí, todo empezó con la muerte de Charlie.
Como norteamericano, ¿qué opina de lo que representaba Charlie Kirk?
Es importante destacar que, especialmente en los días posteriores a su muerte, era muy peligroso decir cualquier cosa de Charlie; hubo gente que fue despedida de su trabajo. Él fue uno de los fundadores de Turning Point USA, un grupo nacional centrado en las universidades. Su estrategia es influir en la política de la universidad, porque para la extrema derecha la universidad es el origen de todo el mal en la sociedad. Especialmente después de la primera victoria de Trump en 2016, la organización comenzó a ser más racista y machista. De hecho, Kirk ha sido explícitamente racista, ha dicho que la gente negra no es inteligente, que cometen más crímenes y otras cosas así. Tanto él como Turning Point USA han defendido la libertad de expresión, pero solo para ellos, la quieren destruir para el resto del mundo. Ellos me han atacado a causa de mi libro.
Le llamaban el Doctor Antifa en su lista de profesores universitarios a los que hacen seguimiento.
He estado en esa lista con otros profesores, la mayoría de los cuales hemos recibido amenazas. Turning Point USA sabe qué consecuencias tiene para un docente estar en esa lista y no ha hecho nada para cambiarlo. Por un lado, defienden la libertad de expresión, pero por otro dicen algo así como “muerte a los profesores de izquierdas”. Turning Point USA puede decir que la gente que escribe amenazas de muerte no son miembros de su organización, pero es obvio que hay vínculos.
Era la primera vez que alguien me enviaba la dirección de casa, no era seguro quedarse allí
En este contexto, ¿cuál fue el momento exacto en el que usted y su familia decidieron que tenían que marcharse del país?
Estaba mirando un partido de béisbol, en casa con mis hijos, cuando recibí una amenaza con mi dirección. Era la primera vez que alguien me enviaba la dirección de casa. Entonces mi mujer y yo decidimos que no era seguro quedarse. Hablamos un poco sobre la posibilidad de mudarnos a otra ciudad, pero poco a poco sentíamos más miedo de vivir en Estados Unidos. Además, si nos hubiéramos quedado en Nueva Jersey, mis hijos siempre me habrían preguntado por qué no podíamos volver a la casa de siempre, aquí en España no lo hacen porque estamos al otro lado del océano. Mi hijo mayor sabe que algo no ha ido bien, pero todavía es demasiado joven para preguntar explícitamente qué ha pasado.
Si hubiera vivido esta experiencia en un país sin armas, ¿habría tomado la misma decisión?
Probablemente no. Empecé a imaginarme a alguien con un arma automática cerca de mi casa, disparando. Es central en esta historia. New Jersey no es de los peores estados en este sentido, pero hay otros como Texas donde es muy fácil conseguir un arma. A veces se venden incluso en los supermercados.
Tengo miedo de que si hay una crisis, Trump viera la oportunidad de avanzar hacia el fascismo
En su libro, recoge el surgimiento del fascismo y el antifascismo como respuesta, antes y después de 1945. ¿Hay fascismo en Estados Unidos hoy en día?
Es obvio que el gobierno de Trump tiene actitudes fascistas. El presidente y su gente quieren avanzar hacia el fascismo, pero aún no lo han conseguido en el sentido amplio de la palabra; no hay un único partido y todavía se puede protestar. La Casa Blanca ha enviado soldados a Washington D. C., Los Ángeles, Chicago y Portland, pero estos soldados no han empezado a perseguir a los disidentes. Sin embargo, digo que el ejecutivo está en marcha hacia el fascismo porque ha normalizado el hecho de tener al ejército desplegado en ciudades tradicionalmente mucho más demócratas que republicanas. Trump ha dado pasos importantes en esta dirección. Además, miembros del Partido Republicano han dicho que el Partido Demócrata es extremista y que el movimiento Antifa funciona como su ejército. Tengo miedo de que si hay una emergencia real, una crisis o un ataque terrorista, el presidente viera una oportunidad de avanzar rápidamente hacia el fascismo aprovechándose del miedo de los norteamericanos.
En este contexto, y como dice en su libro, el fascismo es el rechazo a la racionalidad. ¿Cómo se le combate cuando no hay espacio para el debate?
Es igual el argumento que utilices, no hay comunicación entre derecha e izquierda. La gente seguidora del movimiento MAGA (Make America Great Again) vive en otro mundo donde todos los inmigrantes son criminales, donde el negro siempre ataca al blanco. La derecha ha tenido éxito a la hora de influir en el sistema educativo en estados como Florida y Texas. La juventud en las universidades aprende cosas así, su visión paralela de la historia de Estados Unidos. Creo que el fascismo gana poder en respuesta a problemas reales, pero su propuesta para solucionarlos es ridícula. Por ejemplo, es cierto que hay problemas con la economía, pero la respuesta es culpar a los inmigrantes de todo. Es necesario para la izquierda presentar soluciones reales, pero no tengo una solución mágica.
¿Visualiza un tercer mandato de Trump?
El Partido Republicano ha hablado un poco sobre la posibilidad de un tercer mandato, el propio Trump ha tanteado con la idea, pero no es legal. Además, él ya es muy viejo, así que creo que otro candidato representará a los republicanos. Probablemente JD Vance, pero no es un vicepresidente popular. Si en 2028 tenemos elecciones reales, creo que perderán. La otra pregunta es quién será el demócrata, y no hay buenas opciones. Hillary Clinton y Kamala Harris perdieron porque eran candidatas sin demasiado apoyo. Ahora se habla de Gavin Newsom, un perfil más de centro, pero ha tenido opiniones muy desafortunadas. En su pódcast, donde también ha entrevistado a gente de la extrema derecha, dijo que se habla demasiado de la gente trans y que eso conducirá a los demócratas hacia la derrota electoral.