Con la victoria por primera vez en su historia del título de la Major League Soccer (MLS), el Inter de Miami, capitaneado por Lionel Messi, ha logrado entrar en la historia de la liga profesional de fútbol en Estados Unidos. El futbolista más grande de la historia del fútbol ha logrado en el ocaso de su carrera alcanzar el título 47 de su palmarés frente al Vancouver Whitecaps y a sus 38 años ha logrado algo que parecía imposible. Aunque el futbol de clubes en Estados Unidos está muy lejos de alcanzar el reconocimiento europeo, la llegada de Messi, en 2023, al futbol norteamericano marcó un antes y un después: el Inter de Miami se propuso construir un nuevo estadio, que se inaugurará la próxima primavera; la asistencia a los estadios ha aumentado alrededor del fenómeno Messi, y el hecho de que el mundial del próximo año se dispute en Estados Unidos, México y Canadá va a ser determinante.
El sorteo de la fase clasificatoria celebrado el pasado viernes con la presencia de Donald Trump no es más que un ejemplo del impulso que se le quiere dar, pero también es el reconocimiento al deporte por excelencia en un país en el que el futbol americano (NFL), el béisbol (MLB) o el baloncesto (NBA), por citar tres de ellos, despiertan muchas más pasiones y gozan de una larga tradición. La relación de Gianni Infantino, el controvertido presidente de la FIFA, con Trump ha ayudado a la promoción del fútbol y a romper con situaciones anteriores. En 1994, cuando se celebró el anterior mundial de fútbol, el entonces presidente norteamericano, Bill Clinton, no asistió al sorteo. No es que Clinton rehusara jugar un papel tan mediático, sino que, en aquel momento, los intereses económicos no estaban tan mezclados.
Que Messi a sus 38 años aún sea un referente deportivo mundial debería servir de ejemplo para toda esta legión de jóvenes jugadores que tiene el F.C. Barcelona
En el mundial del próximo verano, la inauguración del campeonato será en Ciudad de México, pero la final, en Nueva York, y el partido para el tercer y el cuarto lugar tendrá lugar en Miami. Será el sexto mundial para Messi si finalmente acaba disputándolo —algo que se da por seguro aunque el jugador se niega a confirmarlo con tanta antelación— y Argentina defenderá el título que ganó en 2022, en Qatar, frente a Francia, después de empatar a tres el partido e imponerse en la tanda de penaltis por 4 a 2. Aunque hace cinco años que abandonó el Fútbol Club Barcelona, fruto de las penurias económicas del club, y aunque los opositores a Laporta han querido sacar petróleo a una situación que nunca se hubiera producido si las arcas de la entidad no hubieran presentado tantas telarañas, su nombre siempre irá asociado a la entidad en la que creció y se convirtió en una estrella planetaria.
Es por eso que, aunque ya haga cinco años que abandonó la entidad, el barcelonismo vive como propios los éxitos de su jugador más icónico, el referente universal que dio al club tantos éxitos y tanta fama mundial. Algo similar, a otro nivel, sucede con el catalán Pep Guardiola, actual entrenador del galardonado Manchester City. Que Messi a sus 38 años aún sea un referente deportivo mundial debería servir de ejemplo para toda esta legión de jóvenes jugadores que tiene el F.C. Barcelona, ya que es un modelo de como se han de hacer las cosas si uno quiere algo más que triunfar en los primeros compases de la carrera. Con la edad se aprende que lo difícil no es llegar, sino permanecer arriba muchos años.