Pedro Sánchez abandonaba el miércoles el Congreso de los Diputados con una sonrisa de oreja a oreja, satisfecho por su comparecencia para dar explicaciones sobre el caso Santos Cerdán y anunciar un plan de medidas anticorrupción. El presidente del Gobierno salía de la cámara en dirección al palacio de la Moncloa con el convencimiento de que los socios le daban una segunda oportunidad y que había tumbado a Alberto Núñez Feijóo en el cuerpo a cuerpo. Paradójicamente, casi al mismo nivel, y aunque el jefe de la oposición perdió una clara oportunidad de gol y certificó —también por su agresividad hacia los socios de Sánchez— la imposibilidad aritmética de armar una mayoría alternativa, el optimismo de los populares continúa intacto. “Le hemos dado una paliza, se ha quedado noqueado”, presumían desde Génova. La realidad es que hoy por hoy tanto Sánchez como Feijóo se encomiendan a un aliado en común: el paso del tiempo. El líder del PP solo le tiene que esperar los efectos de la erosión que generan los constantes titulares sobre los casos de corrupción que rodean al presidente español. Mientras que el líder socialista ha ganado una vida extra.
Y esto permite a los socialistas fijar la mirada en otoño y en los siguientes meses, cuando confían en que esta asfixia cambie de bando fruto del calendario judicial que hay en el horizonte. Entre otras cosas, concluirá el juicio principal de la operación Púnica (una trama que implica siete alcaldes del PP y uno del PSOE por presuntas adjudicaciones irregulares a Cofely), que empezó a principios de abril y continuará después del verano. También continuarán las dos investigaciones sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso —por presunto fraude fiscal y por una supuesta comisión a Quirón— y se celebrará el juicio del caso Kitchen —entre mayo y junio de 2026— para esclarecer la operación del Ministerio del Interior de Jorge Fernández Díaz para conseguir información de Luis Bárcenas.
De momento, lo único que preocupa al Gobierno, tal como reconocen fuentes de su sala de máquinas, es que estalle un nuevo caso de corrupción, o que la Guardia Civil implique en la trama corrupta de Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García algún otro destacado socialista o actual miembro del Consejo de Ministros. Las investigaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado imposibilitan ahora mismo que haya tranquilidad ni en la Moncloa ni en la sede de Ferraz, donde se ha instalado un ambiente de psicosis. Pero si la investigación no demuestra que la corrupción hizo metástasis ni que existe ninguna trama de financiación irregular por parte del PSOE —un extremo que el juez quiere empezar a radiografiar— Sánchez ya dejó claro a mediados del mes de junio cuáles son sus esperanzas de futuro: “Aconsejo a Feijóo y Abascal que presenten una moción de censura cuanto antes mejor, porque después del verano aparecerán las resoluciones de muchas de las causas que el PP tiene pendientes, y entonces se verá quiénes son los delincuentes de verdad”, aseveró en su segunda rueda de prensa desde la sede de Ferraz una vez la UCO ya había tumbado Cerdán.

Los socios dan una vida extra a Sánchez, que gana tiempo
La realidad es que esta semana Pedro Sánchez ha ganado tiempo. Es cierto que el juez del Tribunal Supremo ha arrancado la investigación sobre si existe una trama de financiación irregular del PSOE pidiendo información sobre las donaciones de José Luis Ábalos al partido. Pero fuentes del Gobierno aseguran a este diario que, si no estalla ningún escándalo más, la comparecencia del miércoles marcó el inicio de un verano que confían en que sea plácido. “Continuamos todos en el mismo sitio; ya sabíamos que podemos contar con los socios a pesar de las legítimas discrepancias”, celebraban en privado fuentes del ejecutivo.
Los socios, en aquella sesión, le dieron una segunda oportunidad. El aliado de gobierno, Sumar, cerró filas con él; satisfecho por las medidas incluidas en el plan anticorrupción. Y con respecto a los habituales socios parlamentarios, Junts per Catalunya lo advirtió de que se encuentra en tiempo de “prórroga” y lo instó a cumplir el Acuerdo de Bruselas; mientras que Podemos volvió a ser especialmente duro en su discurso con el fin de marcar distancias con Yolanda Díaz, tildando de “decepcionante” la comparecencia de Sánchez. Esquerra Republicana admitió que si el caso de corrupción solo se delimita en Cerdán, Ábalos y Koldo, no lo harán caer. Y Bildu lo avisó de que no podrá seguir utilizando siempre el argumento de que la alternativa es la suma de PP y Vox. Por lo tanto, ningún aliado le exigió la dimisión. Solo el PNV le planteó considerar esta prueba de fuego como posible salida de la crisis si esta empeora.
El PP ya no confía en los socios para convocar elecciones
Mientras tanto, y después de los cantos de sirena de los últimos días y semanas dirigidos a los aliados del PSOE con invitaciones a sumarse a una moción de censura y una ronda de contactos para medir su apoyo al PSOE —que naufragó—, en el Partido Popular asumen que nadie se desmarcará de Pedro Sánchez. De hecho, las intervenciones de Alberto Núñez Feijóo en el pleno del Congreso tampoco ayudaron a seducirlos. “Se ha acabado la condescendencia con los socios”, justifican fuentes próximas a Feijóo, que consideran que los aliados parlamentarios del PSOE fueron “mansos, dóciles y piadosos” durante la comparecencia de Pedro Sánchez. Lo que quiso hacer el líder del PP fue “colectivizar” las responsabilidades y “amplificar el desgaste” del Gobierno.

Y su tono no fue bien recibido en los escaños que permitieron la investidura de Pedro Sánchez. Quien más lo lamentó fue la portavoz del PNV en Madrid, Maribel Vaquero, que se lo reprochó: “¿Piensa de verdad que el PP llegará a gobernar desacreditando al adversario y tratando de confundir a la opinión pública con fábulas y mentiras? ¿Cree que de esta forma el PNV puede darle su apoyo?”, le preguntó. Previamente, Feijóo había planteado que los jeltzales están “subyugados o subvencionados” y les había advertido que si continúan ligados al PSOE se quedarán “sin gobierno, sin principios y sin votantes”. “Se equivoca con el PNV. Ni la presión, ni el insulto, ni la propagación de mentiras moverán un centímetro nuestra firme voluntad”, le replicó Vaquero. Parecía que la intervención del líder del PP era más propia de alguien que se tira piedras encima de su propio tejado.
Sea como sea, todo eso lleva al equipo de Feijóo a llegar a una conclusión: “No fiamos el fin del mandato a los socios”, reconocen desde Génova. “Los socios no lo han matado, pero nunca contábamos con que eso sucediera”, añaden las mismas voces. Y es que el PP asume que los aliados del PSOE prefieren “exprimir el limón” antes que sumarse a los populares para convocar elecciones. “Cuando llegamos, no os deberemos nada”, subrayan para presumir de manos libres de cara a las futuras elecciones españoles. “No tenemos ansiedad y no tenemos prisa, tenemos todo el tiempo del mundo”, añaden. En las filas populares, tienen la convicción de que “a medida que pasa el tiempo, todo va a peor” para Sánchez y presagian cuál puede ser el horizonte: “Cuanto más tarde a marcharse, más tarde caerá. Pero más tardará el PSOE en recuperarse”. Otra voz del núcleo duro de Feijóo destaca en conversación con ElNacional.cat que el PP ha superado la primera mitad de la legislatura, que considera que era la más complicada, e insiste en la calma que tienen y en la idoneidad de no precipitarse.
Un narcotraficante y el suegro de Pedro Sánchez enturbian el debate
Después de cuatro horas y media de pleno en el Congreso, una de las frases que más se ha repetido en los días posteriores ha sido de Alberto Núñez Feijóo. “¿De qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución. Y ahora quiere usted ilegalizar su biografía”, lanzó el líder del PP a Pedro Sánchez. Y fue el pistoletazo de salida a una nueva ofensiva sin miramientos del PP. Aludía a las saunas que regentaba el suegro del presidente español, el padre de Begoña Gómez.
La ofensiva del líder del PP estalló fruto de su indignación de Feijóo por las palabras de Pedro Sánchez y Patxi López recordándole la foto de los años 90 en la que aparece al lado del narcotraficante Marcial Dorado. “Usted no podía saber que el tipo con el cual veraneaba e iba a paraísos fiscales y salía a navegar los fines de semana era el narcotraficante más famoso de Galicia”, ironizó el presidente español. “El único que ha mantenido una relación estrecha con un delincuente es usted”, le lanzó. “Pedro Sánchez nunca iría de vacaciones con un narco mientras centenares de jóvenes morían en Galicia por la droga”, añadió el portavoz del PSOE al Congreso.
Lejos de rectificar o rebajar el tono, Génova se ha abalanzado y ha convertido este tema en una estrategia orquestada. Todos los portavoces han repetido el mismo mensaje en los últimos días. Y el PP incluso ha registrado a una batería de preguntas en el Congreso y en el Senado para pedir explicaciones al Gobierno por el alquiler de un inmueble de MUFACE. “La verdad es dura”, dijo al día siguiente a la nueva portavoz en el Congreso, Ester Muñoz. “Los pisos donde ha vivido y que ahora tiene alquilados y por los que reciben una remuneración han sido pagados con los rendimientos de estas empresas. Se intercambiaba sexo, algunas veces libre y de otros mediante pago”, añadió. Y el mismo Feijóo volvió a la carga desde Barcelona e instó al presidente español a tener la “humildad de reconocer que durante una época de su vida esta prostitución le vino bien en el ámbito personal y patrimonial”.