Este domingo 17 de agosto se cumplen ocho años de uno de los episodios más negros de la historia reciente de Catalunya; los atentados de Barcelona y Cambrils que sacudieron al conjunto del país. Una célula yihadista, originada en Ripoll, atentó contra centenares de personas que paseaban aquel día por la Rambla de la capital catalana en pleno periodo de vacaciones de verano y en medio del puente de agosto y, horas más tarde, contra decenas de ciudadanos que paseaban por la villa marinera del Baix Camp. Aquellos atentados dejaron un total de 16 víctimas mortales —sin contar a los ocho terroristas abatidos por los Mossos d'Esquadra—, más de 150 heridos, familias truncadas y un impacto mayúsculo sobre el conjunto de la sociedad catalana. El atentado, perpetrado a las puertas del referéndum del 1-O, también levantó un muro de silencio que todavía no ha podido ser derribado. El Estado español continúa a día de hoy, también con el actual gobierno del PSOE, impidiendo saber toda la verdad sobre aquellos ataques.
No fue hasta diciembre de 2023 —más de seis años después de los atentados— que se creó en el Congreso de los Diputados una comisión de investigación sobre el 17-A; una exigencia de Junts per Catalunya aceptada por el PSOE. Los socialistas, a pesar de todo, la guardaron en el cajón y, otra vez, no fue hasta casi un año más tarde, noviembre del 2024, que la comisión no arrancó con la comparecencia de Félix Sanz Roldán, quien era director del CNI en 2017. Después de los obstáculos del partido de Pedro Sánchez —que en un principio puso piedras en los zapatos negándose a desclasificar unos documentos a pesar de haberse comprometido a ello— llegaron las sospechas de mentiras: Roldán, más allá de asegurar que no encubrieron el atentado, negó que el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, fuera un confidente de la inteligencia española. El periódico ABC publicó meses más tarde una información que demostraría que esa afirmación era falsa: el cerebro de los atentados cobraba 500 euros en el mes por parte de los servicios secretos del Estado.
Los hechos: de planear un macroatentado a improvisar un atropello masivo en el corazón de Barcelona
Remontémonos a los hechos. El objetivo de los yihadistas, liderados por Es Satty, era cometer un atentado a gran escala, con el Camp Nou, la Sagrada Familia y la Torre Eiffel de París como principales objetivos. Sin embargo, su plan saltó por los aires cuando el chalet ubicado en Alcanar (Montsià) que utilizaban como a base de operaciones, con más de una veintena de bombonas de butano, explotó la noche del 16 de agosto, cosa que provocó la muerte de dos personas. La justicia española sentenció que una de ellas era el imán al encontrar coincidentes el ADN de una oreja y pelo que había entre los escombros, objetos en la furgoneta de Es Satty, ropa en su piso y en las extracciones de pruebas a familiares suyos. El abogado Jaume Alonso-Cuevillas ha defendido que eso no es concluyente, porque el yihadista podría igualmente haber sobrevivido y escapado. Hay registradas llamadas hechas con su móvil después de la explosión. Y un vecino francés de la localidad fronteriza entre Catalunya y el País Valencià explicó que "un hombre mayor y con pelo blanco" cogió la furgoneta blanca de Es Satty después de la explosión. El vehículo se encontró días después abandonado en Sant Carles de la Ràpita. Es una incógnita más sobre el 17-A pendiente de resolverse.
Sea como sea, esta explosión inesperada provocó que los yihadistas restantes pasaran a la acción improvisando un Plan B. Aunque los Mossos no habían relacionado la explosión del chalet de Alcanar con un caso de terrorismo el 17 de agosto de buena mañana, a las 16:49 horas de aquel día una furgoneta atropellaba masiva e indiscriminadamente a decenas de personas en la Rambla de Barcelona. Una vez el vehículo queda estampado sobre el mosaico de Joan Miró, su conductor huye a través del mercado de la Boqueria. Cuarenta minutos después del atropello ya se confirman hasta 13muertes.
Hacia las 18 horas, el terrorista, Younes Abouyaaqoub, llega a la zona del Camp Nou. Para huir de la ciudad, mata a un joven de 34 años, Pau Pérez, a quien le roba un coche, con el que atropella a un agente de los Mossos en plena operación jaula. Hacia las 19 h, deja el coche en Sant Just Desvern, mientras la policía catalana peina la zona en busca del terrorista. Paralelamente, los Mossos efectúan las primeras detenciones en Alcanar y Ripoll: Driss Oukabir y Mohamed Houli Chemlal, superviviente de la explosión de Alcanar.
A las 20:30 h, unos jóvenes se encuentran para rezar, beber y quemar cosas en un antiguo restaurante de Riudacanyes, donde se enfrentan con vecinos del pueblo, quienes no los relacionan con el atentado. Más tarde, a bordo de un Audi, llegan a Cambrils y embisten un coche patrulla de los Mossos. Uno de ellos sale del coche y con un cuchillo mata a una mujer de 67 años de Zaragoza. A las 1:35 horas del día 18 de agosto, los cinco terroristas son abatidos por la policía. Se trata de Moussa Oukabir, Mohamed Hichamy, Omar Hichamy, Saïd Aalla y Houssaine Abouyaaqoub —menor y hermano del terrorista de la Rambla. A las 7 h, se detienen dos personas más relacionadas con el atentado, y ya hacia las 15 h, los Mossos abaten a Younes Abouyaaqoub en Subirats (Alt Penedès), en la carretera entre Gelida y Sant Sadurní d'Anoia.
El referéndum, las teorías de la conspiración y las trabas del Estado para tapar la negligencia del CNI
Los esfuerzos del Estado español para impedir conocer toda la verdad sobre el 17-A hicieron aún más sonoras unas declaraciones de uno de los terroristas del atentado, que fue citado a declarar como compareciente. Echó leña al fuego a la teoría de la conspiración basada en que el CNI conocía las intenciones del imán de Ripoll pero hizo la vista gorda con el fin de desestabilizar Catalunya pocas semanas antes del referéndum del 1-O. Concretamente, aseveró que "el CNI tenía conocimiento de las intenciones del imán"; también el excomisario José Manuel Villarejo había llegado a decir que la inteligencia española "calculó mal las consecuencias de dar un pequeño susto en Catalunya".
Todo ello, porque el Gobierno y los servicios de inteligencia del Estado han intentado ocultar una negligencia prácticamente evidente: que Es Satty era un confidente y que, a pesar de todo, no lo tenían lo suficientemente controlado porque fue el cerebro de la célula yihadista. De hecho, en los documentos que al ejecutivo de Pedro Sánchez tanto le costó desclasificar queda demostrada la dejadez del CNI. Unos informes concluían sobre el imán que no era un "riesgo para la seguridad" y que no se apreciaba "ningún indicio" de que estuviera "radicalizado". Además, en aquel informe se descarta tenerlo como fuente, a pesar de que el periódico ABC publicara lo contrario. Fuentes de Junts per Catalunya consultadas por este periódico señalan que desde la creación de la comisión ha aparecido suficiente información para demostrar una negligencia y elevar una solicitud de investigación a la Fiscalía, pero insisten en que todavía hace falta resolver más incógnitas y averiguar cuál fue la magnitud de la mala praxis del Estado. La gran asignatura pendiente de este caso són las víctimas, que se han sentido desatendidas y hasta se han acabado constituyendo como asociación.
¿Cómo es posible que unos jóvenes perpetraran este atentado?
El atentado dejó muchas heridas abiertas y muchos interrogantes, sobre todo, entre las familias de las víctimas. Sin embargo, donde también provocó una profunda herida fue en la villa de Ripoll, donde todavía ahora arrastran aquellos trágicos hechos. Una de las principales preguntas es: ¿cómo es posible que unos jóvenes, de toda la vida del pueblo, perpetraran un atentado como ese? Y es que todos los integrantes del grupo tenían entre 22 y 24 años, exceptuando a un menor, que solo tenía 17. En un estudio reciente de los Mossos d'Esquadra, conjuntamente con el grupo de investigación Conflict and Human Security de la Universidad de Córdoba e investigadores de las universidades de Granada y Burgos, se concluye que la célula terrorista formada por diez miembros se empezó a constituir entre finales del 2014 e inicios del 2015, cuando el imán llega al municipio. Algunos de ellos consumían productos de radicalización, hecho que provocó que el resto también lo hiciera.
El estudio concluye que, aunque el proceso de radicalización violenta tiene una naturaleza multifactorial, en el caso de los atentados del 17-A, "los factores potencialmente protectores no fueron suficientes para contrarrestar la influencia de los factores de riesgo, cosa que generó un desequilibrio para poder favorecer este proceso". En concreto, se asegura que los factores de riesgo analizados —especialmente los psicológicos (como ahora la conexión dentro del grupo, la búsqueda de significado, la amenaza simbólica o realista, la pasión obsesiva o el autoritarismo, la percepción de amenaza)— y las actitudes o creencias subjetivas, que reflejan la perspectiva individual (como las actitudes segregacionistas, las actitudes antidemocráticas o radicales y el extremismo politico-religioso) tuvieron una presencia significativamente más elevada entre los miembros que otros factores protectores, como los sociodemográficos (edad, nivel educativo, estado civil o ocupación laboral), o los experiencials o actitudinales, "especialmente aquellos relacionados con su integración social, que habrían podido evitar la radicalización".
Las conclusiones del Parlamento
Para intentar solucionar los interrogantes que dejaron los atentados, el Parlament de Catalunya creó una comisión de investigación en abril del 2018. Dos años más tarde, la comisión, en sus conclusiones, señaló que no se podía constatar que el CNI conociera la intención del imán de promover o no cometer los atentados, si bien sí que se daba por "acreditada" la condición del imán Es Satty como confidente de la inteligencia española. Los grupos independentistas, de todos modos, acabaron tumbando esta conclusión redactada por el PSC. Con todo, sí que se aprobó una propuesta de Junts en la que se apuntaba que "todavía no encaja" la vinculación entre Es Satty, la policía española y el CNI. El caso es que en esta comisión no participaron ni representantes del Gobierno, ni los mandos de la Policía Nacional, Guardia Civil y servicios secretos.
A raíz de aquel atentado, la relación entre la policía española y la catalana quedó tocada. La opinión pública de los Mossos d'Esquadra mejoró notablemente a raíz de su actuación, con el conseller de Interior, Joaquim Forn, y el major Trapero como sus principales baluartes; con ruedas de prensa y comunicaciones constantes. Esta desconfianza entre cuerpos se vio reflejada semanas después en los preparativos del referéndum del 1 de octubre, donde, incluso, las policías acabaron yendo cada uno por su parte. Políticamente, los atentados han tenido repercusiones, hasta el punto que en Ripoll gobierna una alcaldesa islamófoba como Sílvia Orriols.
La Audiencia Nacional condenó el pasado mayo del 2021 apenas de 53, 46 y 8 años de prisión los tres acusados de pertenecer a la célula yihadista. Para el tribunal quedaba probado que dos de ellos, Mohamed Houli Chemlal y Driss Oukabir, participaron de manera indirecta de los atentados a pesar de que no fueron en ninguno de los escenarios presencialmente. Al tercero acusado, Said Ben Iazza, la Audiencia lo condenó para colaborar con la célula, haberlos cedido el coche para sus operaciones y haberlos facilitado documentación. En octubre del 2024, el tercero acusado lo expulsaron de España cuando quedó revocado su permiso de residencia
La lista de las personas asesinadas:
1. Xavier Martínez (3 años), Rubí, Catalunya
2. Julian Cadman (7 años), Australia
3. Maria Correia (20 años), Portugal
4. Luca Russo (25 años), Italia
5. Pau Pérez Villán (34 años), Vilafranca, Catalunya
6. Bruno Gulotta (35 años), Italia
7. Silvina Pereyra (40 años), Argentina
8. Jared Tucker (43 años), Estados Unidos
9. Elke Vanbockrijck (44 años), Bélgica
10. Mujer de nacionalidad alemana (51 años)
11. Ian Moore Wilson (55 años), Canadá
12. Francisco López Rodríguez (57 años), Rubí, Catalunya
13. Ana María Suárez López (67 años), Zaragoza
14. Maria de Lourdes Ribeiro (74 años), Portugal
15. Pepita Codina (75 años), Sant Hipòlit de Voltregà, Catalunya
16. Carmen Lopardo (80 años), Italia