Mientras la mayoría de las miradas estaban pendientes de dónde estaba el president Puigdemont, Salvador Illa fue investido como nuevo president de la Generalitat después de ganar las elecciones del 12 de mayo del 2024 con 42 diputados. El líder socialista, que había sido jefe de la oposición los últimos tres años y que había sido catapultado por Pedro Sánchez en el marco de la agenda del 'reencuentro' en Catalunya, recibió el apoyo de los 68 diputados del PSC, ERC y Comuns, después de semanas de intensas negociaciones. Como jefe de la oposición, Illa se había proyectado como un hombre tranquilo, negociador y que priorizaba el pacto y la gestión por encima del conflicto y los elementos polarizadores. Un año después, la legislatura catalana y el president Illa están pendientes de la legislatura española, con un Sánchez asediado por los casos de corrupción que rodean el PSOE y su entorno y porque los acuerdos principales con Esquerra Republicana dependen exclusivamente de la voluntad del Gobierno, como la nueva financiación o el traspaso de Rodalies.

Salvador Illa pronunció su discurso de investidura hace un año. Era un 8 de agosto, pero aquella mañana no se despertó con las miradas puestas en el Parlament de Catalunya, donde se tenía que celebrar una investidura, sino que estaban fijadas hacia Arc de Triomf de Barcelona, donde el president en el exilio, Carles Puigdemont, tenía que reaparecer después de siete años perseguido por la justicia en territorio jurídicamente español. Puigdemont apareció encima de un escenario para pronunciar un discurso con una frase clara y concisa: "Todavía estamos aquí"!. Inmediatamente, sin embargo, se esfumó con el secretario general de Junts, Jordi Turull. La gran mayoría de miembros juntaires desconocían hacia dónde iba el líder de Junts, pero la consigna era dirigirse hacia el pleno del Parlament, donde a las 9 h tenía que empezar el pleno de investidura de Salvador Illa.

Salvador Illa después del debate de investidura / Montse Giralt

Illa, entre la búsqueda de la normalización institucional y la demanda de aplicar la amnistía

Ante un desconcierto total y con la incógnita de sí Puigdemont aparecía en medio del pleno de investidura, Salvador Illa empezó su discurso de investidura precisamente enviando un mensaje sobre la situación de los exiliados. "Con el compromiso de trabajar por el restablecimiento íntegro de la totalidad del derecho político de todos los ciudadanos de Catalunya y de todas las formaciones políticas. Es decir, por la aplicación de la vigente ley de la normalización política, social e institucional de Catalunya. La ley de amnistía, aprobada hace unos meses por el Congreso de los Diputados," decía Salvador Illa en su discurso de investidura. Aunque este año de presidencia de Illa ha sido centrada en la buscada "normalización" institucional, todavía hay dirigentes independentistas, como Puigdemont, Toni Comín i Lluís Puig que están en el exilio por la negativa de los tribunales a aplicar la ley de amnistía.

La aplicación de la ley de amnistía ha sido una petición que el president Illa ha ido reiterando durante su primer año de mandato. Sin embargo, la intención del líder socialista ha sido proyectar una "normalización" institucional, que los partidos independentistas han definido de "desnacionalización" y "de españolización". Tanto Junts, como ERC y la CUP consideran que las reuniones con el Rey Felipe VI después de años, su asistencia a la Conferencia de Presidentes, la presencia de la bandera española en actos, el uso del castellano en actos o la incorporación de Guardia Civil y Policía Nacional en el sistema de Emergencias de la Generalitat demuestran la "subordinación" del presidente socialista después de años de gobiernos independentistas.

Visita del rey Felipe VI en Montserrat con Salvador Illa y el abad Manel Gasch / Montse Giralt

La relación con Pedro Sánchez y la "normalización" hacia Pujol

El caso es que Salvador Illa se ha mostrado uno de los hombres más fieles hacia Pedro Sánchez, a pesar de los casos de corrupción de hombres de confianza del presidente español. De hecho, Illa es uno de los hombres con quienes más confía Sánchez, hasta el punto que se reunió en solitario con el president de la Generalitat el pasado 20 de junio en medio de una tormenta continúa de casos de corrupción contra los socialistas. Otro síntoma de esta confianza es que, este año, comparten vacaciones por segundo año consecutivo en Lanzarote. Todo ello le ha costado más de una crítica, tanto por parte del independentismo, como por parte de la derecha españolista.

Eso sí, dentro de este impulso de "normalización institucional", el president Illa se reunió con el president Pujol en el Palau de la Generalitat. Fue la primera vez que Jordi Pujol volvía a Palau para ser recibido formalmente como expresidente en una reunión con el presidente desde que se hizo pública la existencia de la deja de su padre, en julio del 2014. Illa definió a Pujol como "una de las figuras más relevantes de la historia política de Catalunya". De hecho, durante su discurso de investidura y durante su toma de posesión hoy hace justo un año, elogió la obra de Pujol, asegurando que el despliegue de las instituciones de autogobierno impulsadas por el exlíder de Convergència supuso la primera gran transformación de Catalunya. Asimismo, Illa también se reunió con el resto de expresidentes en activo, exceptuando Carles Puigdemont, hecho que le ha comportado duras críticas por parte del independentismo.

Reunión de Salvador Illa y Jordi Pujol / Foto: Montse Giralt

Si Illa considera la obra de Pujol la primera gran transformación de Catalunya y la de los tripartitos la sitúa como la segunda, el president de la Generalitat busca que su obra de gobierno sea la tercera. Así lo trasladó durante su discurso de investidura y durante su toma de posesión. Y en este contexto es Illa donde ha querido proyectarse como buen gestor, a pesar de algunos sustos que han comportado reprobaciones y peticiones de ceses por parte del Parlament, como la de Paneque por el caos de Rodalies, o crisis en el Departament de Educació, como la adjudicación de plazas a los docentes o los problemas de asignación de plazas a Formación Profesional. Otra de las crisis que ha tenido que resolver el Gobierno de Illa es la crisis de la DGAIA en el Departament de Drets Socials.

 

"Recuperar" el liderazgo económico

Uno de los objetivos de Illa también es "recuperar" el liderazgo económico de Catalunya con respecto a Madrid. Para hacerlo, ha querido potenciar la agenda internacional de la Generalitat por todo el mundo. Un ejemplo es como ha viajado a China, Japón, Corea del Sur, el Reino Unido, Francia y Bruselas, donde se ha reunido con varios comisarios europeos. En este programa de "recuperación del liderazgo" de Catalunya, Illa ha impulsado uno de sus proyectos estrella por lo que hace en infraestructuras: la ampliación de 500 metros de la tercera pista del aeropuerto del Prat con el fin de convertirlo en un hub internacional y con un presupuesto de 3.200 millones de euros con la previsión de finalizarlo en el 2033. Sin embargo, se trata de una carpeta delicada, que ha comportado críticas de sus socios prioritarios, ERC y Comuns, que rechazan una ampliación. En este contexto de impulso económico por parte de la Generalitat, Illa también saca pecho que la Fundación La Caixa y el Banco Sabadell hayan devuelto la sede social en Catalunya, así como decenas de empresas más. Además, el ejecutivo también saca pecho de las dadas económicas a la alza que tiene Catalunya.

La vivienda también se ha convertido en una prioridad del ejecutivo socialista, hasta el punto que, durante el debate de política general del año pasado, Illa anunció la construcción de 50.000 viviendas públicas hasta el 2030 con 4.400 millones de euros de inversión. El Govern, acordado con las formaciones de izquierdas, también ha acordado la regulación del alquiler de temporada, una nueva tasa turística y ha defendido un tope para el alquiler. Eso ha provocado críticas de los empresarios y de Foment del Treball. Aunque Illa llegó a la presidencia como un hombre con buena relación con la patronal, aunque los acuerdos con ERC y los Comuns han comportado más de una crítica contra el gobierno socialista, que también rechaza la rebaja de impuestos. La reforma de la administración es otro de los puntales de la hoja de ruta del Govern de Salvador Illa, y para eso ya trabajan en el programa 'Catgirem' con el objetivo de transformar más de 170 trámites y servicios con mayor impacto entre los ciudadanos a finales de junio de 2026.

Los socialistas, por eso, gobiernan con minoría, un elemento que tiene muy en cuenta al president de la Generalitat. De hecho, esta minoría de 42 diputados socialistas se ha notado en el día a día de la política catalana. Un ejemplo es como no ha conseguido aprobar los presupuestos de la Generalitat, a pesar de prometer tenerlos antes del 1 de enero del 2025. Y es que los republicanos rechazaron aprobarlos por la falta de avances de los acuerdos de investidura. Sin embargo, el Gogvern ha ido saliendo en la política parlamentaria, exceptuando casos puntuales como puede ser Rodalies. Por una parte, con respecto a políticas sectoriales, Illa ha conseguido sus objetivos llevando a cabo acuerdos con ERC y los Comuns. En cambio, cuando se trataba de políticas que hacían referencia a la soberanía de Catalunya, en muchos casos coincidía con PP y Vox.

Pedro Sánchez y Salvador Illa en la conferencia de presidentes de Barcelona / Efe

Financiación y Rodalies, pendientes del Gobierno

Uno de los elementos que ha caracterizado el primer mandato de Illa son los acuerdos de investidura. Sobre todo, con Esquerra Republicana. El tuétano de los pactos dependen sobre todo del Gobierno y de Pedro Sánchez, un elemento que se ha notado a las negociaciones para salir adelante la nueva financiación y el traspaso de Rodalies. Con respecto a la financiación, el pasado 14 de julio, en una reunión de la comisión bilateral, el Gobierno y Generalitat acordaron las "bases" o "cimientos" del nuevo sistema de financiación. El nuevo modelo se basa en la definición de una cesta de impuestos -un porcentaje para la Generalitat y uno para el Estado- para financiar las competencias homogéneas de todas las autonomías, una aportación a la solidaridad y una financiación por parte del Estado para las competencias específicas de Catalunya. El acuerdo no concreta cifras ni el calendario en que se tiene que concretar todo ello, dado que todo quedará pendiente de las reformas legislativas imprescindibles.

El pacto de investidura de PSC y ERC también preveía que la Agencia Tributaria de Catalunya (ATC) empezara a recaudar el IRPF a partir de 2026, pero el plan director, encargado al inicio del año por la Generalitat a la consultora Minsait, del grupo tecnológico Indra, prevé ahora que la Hacienda catalana asuma determinadas funciones en el ámbito del IRPF a partir de 2028. Las dos formaciones también acordaron, en el marco de la convalidación del tercer suplemento de crédito, la creación de 200 nuevas plazas para reforzar la plantilla del ATC, así como desplegar durante 2025 medidas administrativas para seleccionar una nueva sede física de la Hacienda catalana, que pueda acoger el futuro despliegue de la administración tributaria catalana. Sin embargo, ha despertado el malestar de ERC, que considera "insuficientes" los avances.

Oriol Junqueras y Salvador Illa en el Palau de la Generalitat / Efe

Con respecto a Rodalies, el Gobierno y la Generalitat anunciaron la constitución el diciembre pasado de una nueva empresa Rodalies de Catalunya y el inicio de su funcionamiento durante el 2026. Rodalies de Catalunya tendrá el domicilio social en Catalunya y contará con un capital inicial de dos millones de euros. Estará constituida por la Generalitat en un 49,9% y por Renfe Viajeros en un 50,1% y el Consejo de Administración tendrá cuatro miembros propuestos por el Estado y cinco propuestos por el Govern, entre los cuales se escogerá la presidencia, que tendrá voto de calidad. Esta empresa estará adscrita, de momento, a Renfe. Uno de los elementos que ven con malos ojos los más críticos de este acuerdo es que no se trata un traspaso "100% integral".

 

Choques constantes con Ayuso y Sílvia Orriols

A pesar de que Salvador Illa ha querido proyectarse como un hombre negociador y que busca el consenso, también ha llevado a cabo una estrategia de confrontación contra lo que considera que son sus antagonistas: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols. En el primer caso, Illa ha ido repitiendo el mantra contra el 'dumping fiscal' madrileño e insiste con el hecho en que Ayuso impulsa políticas "de acumulación insolidaria de recursos". Los dos presidentes también se han enfrentado sobre la cuestión del catalán, como se vio durante la conferencia de presidentes en Barcelona, o la financiación singular. Con respecto a Sílvia Orriols, es habitual que Illa cuelgue en su cuenta de X las respuestas a la alcaldesa de Ripoll durante las sesiones de control al Govern, ya sea tratante cuestiones como la inmigración, la prohibición del burkini o los casos de corrupción que rodean al PSOE.