La mayoría de personas conocen la castaña de cajú, ese fruto seco tan presente en mezclas saladas, repostería o snacks saludables. Sin embargo, muy pocos saben que lo que solemos comer es solo una pequeñísima parte de un fruto mucho más sorprendente. Esta curiosidad vuelve a ponerse sobre la mesa gracias a un vídeo de Instagram de la cuenta @placidogarcia12, donde apenas se ofrece explicación: simplemente se muestra la fruta tal y como es en la naturaleza, mientras un hombre la sostiene entre las manos y comenta lo jugosa y carnosa que resulta al morderla. Y aun así, en apenas segundos, el vídeo logra dejar a miles de personas totalmente desconcertadas ante una fruta que la mayoría nunca ha visto.
La deliciosa y carnosa fruta que se esconde bajo un fruto seco
Porque lo que conocemos como castaña de cajú, también llamada anacardo, nuez de la India o, en latín, Anacardium occidentale, no es realmente una “nuez” clásica, y mucho menos representa todo el fruto. De hecho, la famosa castaña es solo la semilla que cuelga en la parte inferior de un alimento mucho más sorprendente: el marañón, también conocido como manzana de cajú o fruto del anacardo. Esta estructura tiene la forma de un pequeño pimiento o pera, con colores que van del amarillo al rojo intenso y una textura carnosa y aromática. Y aunque en Europa sigue siendo una absoluta rareza, en países como Brasil, India o Mozambique forma parte del consumo habitual, tanto fresca como en zumos y bebidas fermentadas.
Lo más curioso es que, desde el punto de vista botánico, esa “manzana” que vemos en el vídeo ni siquiera es un fruto verdadero, sino un pseudofruto: es el pedúnculo hipertrofiado que crece de forma llamativa para atraer a los animales y favorecer la dispersión de la semilla. El fruto real es lo que nosotros conocemos como castaña de cajú, que se encuentra envuelta por una doble cáscara que contiene sustancias irritantes. Por eso, antes de poder comerla, la semilla debe ser tostada y tratada, un proceso del que deriva en parte su precio en Occidente.
Antes de poder comerla, la semilla debe ser tostada y tratada
En cambio, el pseudofruto, ese que en el vídeo simplemente aparece entre manos, goteando por su propia jugosidad, es todo lo contrario: dulce, suave, aromático y sorprendentemente refrescante. Su fragilidad y poco tiempo de conservación hacen que sea casi imposible encontrarlo en supermercados europeos, y por eso sigue siendo tan desconocido. El contraste entre su carácter dulce y la potencia grasa del anacardo crea una combinación que la naturaleza rara vez presenta de forma tan evidente.
Que el vídeo apenas explique nada es casi un acierto involuntario: la simple imagen de la fruta, brillante y carnosa, ya es suficiente para despertar la curiosidad. Y es que saber que bajo la apreciada castaña de cajú se esconde una de las frutas más jugosas del trópico es una de esas sorpresas que demuestran que, por mucho que creamos conocerlo todo, la naturaleza siempre guarda un as en la manga.
Este artículo ha sido elaborado con la ayuda de ChatGPT y supervisado por un periodista de Elnacional.cat.
