En 1990, Chile puso fin a la dictadura de Pinochet, pero 35 años después parece que su figura está más viva que nunca. El candidato ultraderechista a la presidencia, José Antonio Kast, encarna a la perfección los valores del ultraconservadurismo en materia de libertades individuales, como el aborto, el matrimonio igualitario o la píldora del día después. Junto con la candidata del bloque de izquierdas, Jeannette Jara, disputará la segunda vuelta de las elecciones para relevar a Gabriel Boric del palacio presidencial de La Moneda, después de que ambos fueran los más votados en primera ronda. A pesar de la victoria de la líder del Partido Comunista este domingo, con cerca del 27% de los votos, el candidato del Partido Republicano (24%) parte como favorito para ganar en la elección final, ya que tanto el también ultra Johannes Kaiser (13,9%), como la conservadora Evelyn Matthei (12,5%), ya han dado su apoyo a Kast. Las votaciones del 14 de diciembre serán un cara a cara entre dos figuras que representan a la perfección la polarización ideológica que también se ha instalado en Chile, con la seguridad y la inmigración en el centro del debate.
Kast es el favorito porque ha sabido explotar a la perfección el discurso del miedo durante su campaña, casi monotemática y enfocada en culpabilizar a los inmigrantes de la inseguridad que perciben los chilenos. Una inseguridad que, como dice el ingeniero civil y diplomado en políticas públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Daniel Johnson, en una entrevista a la BBC Mundo, "es desmesurada", ya que Chile tiene índices de criminalidad bastante más bajos que la mayoría de los otros países de la región. Aun así, casi dos de cada tres chilenos señalan el crimen y la violencia como los temas que más les preocupan, según una encuesta elaborada por Ipsos. Ante este temor, Kast ha sabido adaptar los discursos de la ultraderecha mundial. A diferencia de sus otros dos intentos por llegar a la Presidencia (2017 y 2021), ha evitado hablar de sus convicciones ultraconservadoras, argumentando que "los chilenos hoy en día tienen otras urgencias" y, ante el temor generado en la población, ha prometido deportaciones masivas, blindaje de la frontera norte, cárceles de máxima seguridad con aislamiento total para líderes del narcotráfico y endurecimiento de las penas para cualquier delito. Según el también académico de la PUC, Cristóbal Rovira, el candidato de ultraderecha "ha aprendido de su campaña anterior", cuando aseguró que si Pinochet estuviera vivo, votaría por él.

Familia ligada al nazismo, a Pinochet y a los Chicago Boys
Pero la sombra de Pinochet es alargada y los vínculos de Kast con la dictadura no son pocos. Más allá de sus convicciones, que también comparten los otros dos candidatos de la derecha, el hermano de José Antonio Kast, Miguel Kast, fue ministro de Pinochet, presidente del Banco Central de Chile y miembro de los Chicago Boys, el grupo de economistas que importó las reformas neoliberales durante el régimen y que todavía tienen un gran peso en el sistema económico y social del país. La relación con la política de los hermanos Kast viene de la herencia de su padre, Michael Kast (Alemania, 1924-Chile, 2014), quien militó en el partido nazi en la Segunda Guerra Mundial, según una investigación de Associated Press (AP). Los vínculos de Kast también se extienden por España. El ultraderechista participó en la VI Cumbre Transatlántica contra el aborto, que se celebró en el Senado español, junto con otras figuras de la extrema derecha como el líder de Vox en Catalunya Ignacio Garriga. De hecho, un informe de la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos señala a España como un hub transnacional clave para exportar discursos ultras hacia los países de América Latina. Concretamente, Kast forma parte de la plana directiva del grupo ultracatólico iberoamericano Political Network for Values, que ha intentado detener todos los movimientos progresistas para reformar la Constitución chilena, vigente desde la dictadura de Pinochet.
El ultra fome, que no quiere ser ultra
Precisamente por eso, Kast no es un outsider de la política, como sí lo es Johannes Kaiser. Con 16 años ya fue diputado por el partido conservador Unión Demócrata Independiente. Fue concejal desde 1996 hasta el año 2000 en la comuna de Buin (Región Metropolitana de Chile), y en 2002 ganó una silla en el Congreso como parte de la Alianza por Chile. Allí hizo oposición sobre todo a los gobiernos progresistas de Michelle Bachelet, con iniciativas contra el aborto y la inseguridad. En 2019 fundó el Partido Republicano, que le llevó dos años después a ganar la primera vuelta de las presidenciales, aunque finalmente perdió contra Boric en la segunda vuelta. A base de derrotas, como el rechazo a su propuesta de Constitución ultraconservadora el 2023, Kast ha ido creciendo en el panorama político chileno. Así, a pesar de tener la agenda programática muy similar con el Partido Nacional Libertario de Kaiser, las formas de Kast son mucho menos disruptivas y agresivas. De hecho, lo han bautizado como el "ultra fome" (aburrido) de la región, muy diferente del estilo "estrella del rock" que es Javier Milei en Argentina. Esto lo sabe Kast e intenta sacarle partido, "presentándose como alguien supuestamente moderado y no radical", indica Rovira en palabras a la agencia EFE.
Su discurso antiestablishment, pues, es similar al de Trump o Milei, pero en el caso del chileno está atravesado por los valores tradicionales. Y es que siendo el pequeño de diez hermanos, José Antonio Kast creció bajo la influencia de su padre, que consiguió escapar de Alemania en los años 50 y abrir una fábrica de embutidos en Chile, de la cual acabó haciendo fortuna. El pequeño de los Kast ha seguido los pasos de su progenitor: ha tenido nueve hijos y es cercano a un grupo ultracatólico de raíces alemanas llamado Schöenstatt, que también estuvo en el punto de mira del papa Francisco. Así, abriéndose paso entre la élite económica y política del país andino, Kast está más cerca que nunca de arrebatarle el poder a la izquierda y si después de dos intentos consigue llegar al palacio de La Moneda, Chile dará paso a un cambio de ciclo que comenzó con las multitudinarias protestas del "estallido social" y marcaron el camino de Boric hacia la presidencia.