Junts y ERC se han desgañitado este miércoles a recordarle a Salvador Illa que el suyo es un gobierno en minoría, incapaz de aprobar unos presupuestos. Pero, más allá de esta constatación, el president ha abandonado el hemiciclo con la misma alegría con la que había entrado la víspera para anunciar la construcción de 210.000 nuevas viviendas "potenciales". Es más, el político socialista ha subido la apuesta y ha anunciado un acuerdo con el Ministerio para gestionar viviendas y solares de la Sareb. En este contexto, el rosario de avisos y reproches de Junts o Esquerra han resbalado suavemente por el atril sin provocar ningún efecto y, al acabar la jornada, Illa ha salido ileso del hemiciclo. Dentro del pleno ha quedado flotando por enésima vez el aviso de Junts exigiendo el cumplimiento de los acuerdos cerrados en Bruselas con el PSOE o la advertencia de ERC que está en tiempo de descuento.
Desde la tribuna de invitados seguían el pleno el secretario general de Junts, Jordi Turull, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, ambos inhabilitados políticamente a raíz de su participación en el proceso independentista.
Las críticas no han tenido un impacto especial en la estructura del Govern, pero eso no quiere decir que el president las encajara con indiferencia. Antes de empezar el pleno desde Presidència se había hecho saber al resto de partidos que Illa tenía intención de responder a todos los grupos en bloque y no uno por uno. La razón era evitar tener que dar protagonismo a Vox y Aliança Catalana. No obstante, al acabar la intervención del presidente del grupo de Junts, Albert Batet, muy crítico con la gestión del PSC, Illa ha decidido responder uno a uno a todos los portavoces, a pesar de que el presidente de la Cámara, Josep Rull, ya había anunciado que lo haría en bloque. "President, ya veo que se ha enfadado, que se ha despertado de la anestesia, bienvenido", ha ironizado Batet.
El acuerdo de Bruselas
Ante las exigencias de Junts con relación al acuerdo cerrado por el partido de Carles Puigdemont en Bruselas con el PSOE, que incluye el reconocimiento del conflicto político, Illa ha advertido que el PSC no intervino en aquel acuerdo, cerrado en el marco de la investidura de Pedro Sánchez, pero ha asegurado que hará lo que pueda para que se cumpla y no lo obstaculizará en nada. No obstante, también ha querido poner en evidencia a Junts advirtiendo a su portavoz que "las cuestiones que corresponden a Catalunya se negocian en Catalunya".
Junts, sin embargo, ha insistido en este tema y ha anunciado que pondrá a prueba el posicionamiento del PSC incluyendo en una propuesta de las resoluciones que se presentarán en el marco del debate el preámbulo de aquel acuerdo. Batet ha reclamado a Illa que aclare si es el que "se manifiesta con el PP y Vox contra el referéndum del 1-O y pacta con el 155 o el que teóricamente ha firmado el acuerdo de Bruselas". "Los catalanes necesitan saberlo", ha reclamado Batet. "Soy federalista, catalanista y tarradellista", ha replicado Illa, que ha negado cualquier complicidad con Vox ni PP, y que ha insistido en que quiere "buenos presupuestos tan pronto como sea posible", que no le gusta eternizar las cosas pero tendrá paciencia.
En tiempo de descuento
A continuación ha sido ERC, socios de investidura del PSC, quien ha dejado claro el malestar por la intervención protagonizada la víspera por Illa, en la que aseguró que había puesto Catalunya en marcha. El presidente del grupo parlamentario de ERC, Josep Maria Jové, le ha recordado que "no disponen de las mayorías necesarias para sacar adelante su gobierno". "President, se le acaba el tiempo, podemos decir que está en tiempo de descuento. No consigue los consensos amplios que el país necesita. No tiene presupuestos ni tiene una negociación presupuestaria abierta con ERC", ha advertido el portavoz republicano, que ha reprochado que todavía no se ha cumplido el acuerdo de financiación singular pactado para su investidura. Jové, que ha replicado a la insistencia de Illa en reivindicar a Josep Tarradellas recordándole que el expresident fue secretario general de ERC, le ha aconsejado que "deje de hacer de portavoz del PSOE", y le ha reprochado su discurso sobre la "normalización" política advirtiéndole que esta normalidad está "lejos de ser una realidad".
Illa, que ha admitido que los socios de ERC "son muy persistentes y no son cómodos", ha insistido en su compromiso de sacar adelante los acuerdos que cerraron para su investidura y ha asegurado que también el gobierno español está comprometido. El president ha escogido precisamente la intervención de ERC para anunciar el acuerdo con el Ministerio para gestionar pisos de la Sareb.
Mucho menos agresiva ha sido la intervención de los Comuns que, más allá de las exigencias sobre vivienda, los reproches con relación al aeropuerto de El Prat o sobre el posicionamiento de los socialistas en el Congreso con relación a la tauromaquia, ha reclamado grandes pactos de país para hacer frente a los discursos de odio. Illa se ha sacudido la intervención de la diputada morada asegurando que comparten muchos de los objetivos, desde el derecho a la vivienda hasta proteger la convivencia. "El método es diferente, pero el objetivo es común", ha remachado en respuesta a la líder parlamentaria de los Comuns, Jéssica Albiach.
Chuky, el muñeco asesino
Con el PP el debate ha incorporado los reproches sobre casos de corrupción en el PSOE. El presidente de los populares, Alejandro Fernández, que ha tildado a Illa de hacer de "palanganero" de Pedro Sánchez y Carles Puigdemont y le ha echado en cara la corrupción del PSOE, asegurando que cuando le habla de Chili -en referencia al nombre que aparece vinculado a Illa en una investigación de la UCO sobre mascarillas dentro del caso Koldo- "se transforma en Chuky, el muñeco asesino".
Vox ha centrado su intervención en la denuncia contra la inmigración en Cataluña, hasta el punto que ha obligado al presidente del Parlament, Josep Rull, a intervenir, y ha cargado contra las propuestas anunciadas por Illa para acoger a jóvenes palestinos, mientras que el president ha centrado su réplica en denunciar el "fracaso rotundo" de Vox allí donde gobierna.
El más breve ha sido el debate con Sílvia Orriols de Aliança Catalana. Illa ha comparado esta formación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le ha pronosticado que su proyecto político fracasará y le ha reprochado que su lenguaje es ofensivo.