Hoy visito el restaurant Arturo, una casa de comidas de toda la vida en el barrio de Sants con más de cincuenta años de historia. Durante estos años, ca l'Arturo ha pasado de servir cuatro vermuts con anchoas a los vecinos y vecinas a convertirse en uno de los templos de la cocina tradicional del barrio. Fundado en el año 1972 por Arturo Jansà y su esposa Eulàlia Canals, ahora son sus hijos Carlos y Anna los que llevan las riendas del local.

Restaurant Arturo / Foto: Víctor Antich

El restaurant Arturo ha sabido resistir como nadie ante la proliferación de otras propuestas gastronómicas foráneas en la ciudad, sabedor de que la cocina tradicional es el futuro y no el pasado. Por este motivo, porque hacía unos años que no lo visitaba y porque me da la gana, hoy me presento en el restaurante como quien no quiere la cosa, con ganas quizás de recuperar el tiempo perdido, quién sabe.

Carlos y Anna en el restaurant Arturo / Foto: Víctor Antich

Los dos comedores están llenos hasta la bandera, tanto el comedor donde está la barra como el de dentro. Mientras los cruzo, veo a muchos clientes hartándose de mejillones y, por supuesto, me pido unos antes de sentarme a la mesa. Son unos mejillones bouchot hechos al vapor que se los traen directamente de la Bretaña y que devoro en cuanto aterrizan en la mesa. Fíjate en que tengo que frenarme para no zamparme la concha, de lo hambriento que estaba.

Mejillones bouchot. Restaurant Arturo / Foto: Víctor Antich

Por suerte, pronto llegan los calamares a la romana, que encuentro crujientes, tiernos y sabrosos, justamente todo lo que deben tener unos buenos calamares a la romana. En ca l'Arturo, y para tenerlo claro, todo el pescado que entra es del Mediterráneo; a veces, y depende de la época, también les llega del norte. Hay que puntualizar que es de interés nacional ver a la camarera como prepara un pil-pil a los clientes de la mesa de enfrente, después de sacar las espinas de la merluza con delicadeza quirúrgica. Todo un espectáculo digno de ver. Creo que la última vez que montaron un pil-pil delante de mí, fue en el restaurante Elkano de Guetaria, pero en aquella ocasión era un rodaballo salvaje.

Calamares a la romana. Restaurant Arturo / Foto: Víctor Antich

Continúo con un mar y montaña, unas deliciosas judías pochas con gambas. Con respecto a las pochas, son unas judías muy apreciadas en la gastronomía, por su sabor y su textura mantecosa. Curiosamente, se consumen antes de madurar y no necesitan proceso de secado, y es precisamente esto lo que hace que sean tan distintas al resto. Anna corrobora mis sospechas y me confirma que es ella la que todas las mañanas cocina los guisos y platos de cuchara, tal y como lo hacía su madre, pero durante el servicio prefiere estar en sala con Carlos.

Da gusto reencontrarse con los restaurantes de toda la vida como el Arturo y verlos en plena forma, desbordando pasión en todo lo que hacen; visitadlos siempre que podáis, os haréis un favor

Pochas con gambas. Restaurant Arturo / Foto: Víctor Antich

Observo que la media de edad hoy en el restaurante es elevada. Mantienen clientes de toda Barcelona desde que abrieron hace cincuenta años, lo que crea un ambiente familiar en el que muchos de ellos se conocen. Así, no debe extrañarnos que el abuelo de al lado puntualice a Anna que hoy las sardinas en escabeche no estaban como siempre, que estaban muy buenas, pero no las encontraba igual que otras veces, vete tú a saber. En ca l'Arturo podéis desayunar de tenedor si lo preferís, y probar su capipota, la tripa con garbanzos, los huevos fritos con tocino o con chistorra de Cal Rovira.

Chucho de crema. Restaurant Arturo / Foto: Víctor Antich

Cierro la comida con un chucho de Girona de la pastelería Can Castelló, el mejor chucho del mundo, según me dicen. Da gusto reencontrarse con los restaurantes de toda la vida y verlos en plena forma, desbordando pasión en todo lo que hacen. Visitadlos siempre que podáis, os haréis un favor.