Todo apunta a que Donald Trump ha decidido jugar simultáneamente sus cartas en Ucrania y Venezuela en esta recta final de fin de año. El rush final en la Casa Blanca con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el aparente acercamiento de posiciones, ofreciéndole garantías de seguridad sólidas de quince años, así como la primera incursión terrestre de EE.UU. en el país sudamericano desde que Washington iniciara su campaña de operaciones militares en el Caribe, donde habría destruido, supuestamente, una instalación de droga marcan la reanudación de la agenda internacional de Trump después de unas semanas sin noticias.
Aunque Trump siempre suele ser más exagerado en las declaraciones públicas que la realidad, el encuentro que tuvo lugar en Mar-a-Lago el domingo con el presidente ucraniano ha marcado avances importantes. Quizás no se esté en el 90% de acuerdo para poner fin a la guerra, como ha declarado Trump, pero portavoces norteamericanos y ucranianos sí recogen avances en las negociaciones. Zelenski quiere, por ejemplo, que las garantías de seguridad tuvieran una vigencia más larga y le ha pedido que contemple la posibilidad de garantías por 30, 40 o 50 años. Basa este tiempo tan largo en que la guerra con Rusia empezó en 2014, con la anexión ilegal de Crimea, y no en 2022, año del inicio de la invasión a gran escala.
Trump acepta que cualquier acuerdo debe ser firmado por Ucrania, Rusia, EE.UU. y Europa, y ser votado en referéndum por los ucranianos
Trump acepta la posición de Zelenski de que cualquier acuerdo debe ser firmado por ellos, Rusia, EE.UU. y Europa, además de ser votado en referéndum por los ucranianos. Por otra parte, el líder ucraniano ha asegurado que necesitarían al menos 60 días de alto el fuego para poder organizar la consulta. Trump también acepta una reunión ampliada en enero con los principales líderes europeos en la Casa Blanca. En este ambiente de avances, al menos aparentes, las autoridades rusas echaron agua al vino al revelar un supuesto ataque con drones que habría sufrido una de las residencias del presidente Vladímir Putin.
Si en un lado del tablero está Ucrania, en el contrario está Venezuela, donde son más abundantes los rumores que las noticias. Las declaraciones de Trump el pasado viernes 26 de diciembre, asegurando que Estados Unidos había destruido una planta de producción de droga en Venezuela, fueron confirmadas al The New York Times por funcionarios norteamericanos. Supone un salto cualitativo, ya que, hasta la fecha, Estados Unidos había atacado decenas lanchas tanto en el Caribe como en el Pacífico oriental alegando que transportaban droga, con un balance de más de un centenar de personas muertas en esos ataques. La importante flota que tiene ante la costa de Venezuela ha tenido, hasta el momento, un carácter más disuasorio, quizás a la búsqueda de que Maduro se exilie y entregue el poder.
Vamos a ver como avanza y cuál es la posición de Rusia, que, quién sabe si obteniendo un resultado satisfactorio en Ucrania, mira hacia otro lado en Venezuela.