Saber cómo afecta a nuestro cuerpo todo lo que comemos es una parte imprescindible a la hora de escoger un plato. La salud tiene que ser siempre la primera prioridad, y cuando hablamos de gastronomía, saber cómo nos afecta la dieta que llevamos es relevante. Todo el mundo tiene claro que, a grandes rasgos, la fruta y la verdura son buenas, mientras que los dulces y las grasas no. Pero la clave de una buena dieta se basa en el equilibrio, y aunque la fruta sea "buena", tienes que saber cómo te afecta realmente.
¿Qué es el índice glucémico?
El índice glucémico mide la rapidez con la que los carbohidratos de los alimentos pasan al torrente sanguíneo y aumentan el nivel de glucosa en sangre. Los alimentos que tienen un índice glucémico (IG) más alto provocan picos de azúcar en sangre más rápidamente que los que tienen un IG bajo. Eso puede beneficiar a las personas que necesiten energía rápidamente, pero puede ser perjudicial para quien necesite controlar la diabetes o mantener unos niveles concretos de azúcar en sangre. El índice glucémico se mide en todos los alimentos, sean más o menos saludables. Por lo tanto, en alimentos como las frutas, el índice glucémico también juega un papel importante.
Conviene comer siempre variada, ajustada a la temporada, y no abusar de ningún tipo de alimento, tampoco de los que tienen un índice glucémico elevado
Hay frutas con un IG alto, en relación con el resto de frutas, y que aportan energía enseguida. Es el caso de la piña, que, según la Guía del Índice Glucémico, tiene un IG de 66. Los frutos secos y las pasas también tienen un IG elevado en comparación con el resto de frutas. No obstante, las frutas, por norma general, tienen un IG bajo. El rango de IG de los alimentos se divide de la siguiente manera:
- índice glucémico bajo: 55 o menos
- índice glucémico medio: 56 - 69
- Índice glucémico alto: 70 o más
La mejor forma de comer
Comer es un placer innegable. Pero además de disfrutar, comer también nos tiene que servir para mejorar nuestra salud. Por ello conviene saber cuál es la manera de obtener más nutrientes de los alimentos que consumimos. Con las frutas, por ejemplo, es mejor comérselas enteras y sin procesar. De esta manera, tendremos acceso a todos los nutrientes y mantendremos un control más exhaustivo de las raciones que comemos. Además, en el ámbito gustativo, el sabor de la fruta fresca es mejor que el de la que viene endulzada o en conserva. Por lo tanto, con respecto al control de la fruta que consumes, conviene comer siempre variada, ajustada a la temporada y no abusar de ningún tipo de alimento, tampoco de los que tienen un índice glucémico elevado. Unos factores que, al final, también dependerán del metabolismo de cada uno.