¿Qué se ha hecho, del independentismo catalán en las redes sociales? Aunque muchos independentistas continúan con la causa tanto dentro como fuera de las pantallas, no deja de ser evidente que el movimiento ha perdido fuerza en todas partes. Ahora, un estudio reciente se ha preguntado sobre la autopercepción de los independentistas en las plataformas, cosa que ha servido para intentar explicar por qué ha decaído el independentismo y cómo remontarlo.
En un artículo publicado en la revista académica Anàlisi. Quaderns de comunicació i cultura, las profesoras Carme Ferré (Universitat Autònoma de Barcelona) y Rachel V. Brown (Universidad de Medios, Arte y Comunicación de Acra, Ghana) se han centrado en el uso de Facebook por parte de dos movimientos: el independentismo catalán y el Black Lives Matter (BLM) —del cual no hablaremos, en esta ocasión—. Las investigadoras recuerdan que "Facebook ha sido una herramienta esencial para movimientos sociales (...), especialmente para la inclusión de personas más allá de las redes inmediatas de estos movimientos", aunque todavía no se había estudiado mucho la autopercepción de los participantes en estas esferas —un conocimiento imprescindible para "garantizar que el activismo en las redes sociales alcance todo su potencial para tener impacto"—.
Importancia de las redes y experiencia personal
La última gran ola de activismo en las redes sociales a favor del independentismo catalán fue entre 2016 y 2018, según señalan las autoras, que insisten en la importancia de las plataformas para el movimiento: "Se han convertido en un pilar fundamental (...), ayudando a superar los obstáculos institucionales impuestos por el Estado y a la internacionalización de la cuestión a través de redes transnacionales". De aquí, el interés en saber qué piensan los independentistas sobre su participación digital, mediante dos preguntas principales: ¿Los participantes percibieron el activismo digital como eficaz? ¿Cuáles son las razones por las cuales participaron en el movimiento?
Después de una encuesta a 201 personas que hicieron activismo digital en Facebook en 2020, los resultados indicaron que "la experiencia personal es un factor significativo a la hora de determinar los niveles de compromiso con las causas". Concretamente, un 63,7% respondieron que se habían sumado al movimiento independentista porque sus amigos y compañero estaban afectados por la cuestión; un 62,2%, porque lo estaban sus familiares; un 54,2%, porque los apasionaba el tema; un 49,3%, porque les preocupaba el futuro; un 35,3%, porque querían ayudar; un 17,9%, porque otras personas los habían inspirado; un 35,8%, porque era la elección correcta; y solo un 0,5%, no estaban seguros.
Por qué bajó la participación y efectividad
Y de la motivación pasamos a la desmotivación. ¿Por qué bajó la participación? La mayoría de los participantes atribuyen la bajada al hecho de que las cuestiones iniciales se habían resuelto, y en torno a un 20% explicaron que los problemas ya no eran tan populares y que sus acciones no cambiarían el resultado. "La desvinculación (del movimiento) puede ser impulsada por una sensación de decepción o una falta percibida de acción comunitaria, cosa que puede conducir a una percepción de reducción de la popularidad", apuntan a las investigadoras.
En esta línea, vemos que un 57,1% de los participantes consideran que el movimiento independentista fue "efectivo", aunque el porcentaje baja hasta el 50% al ser preguntados sobre si el movimiento provocó cambios en la legislación. Todavía son más bajas las cifras con respecto al hecho de si la causa consiguió sus objetivos: solo un 17,9% piensa que sí, mientras que un 51,2% cree que "en cierta manera" y un 30,8% que no. Sin embargo, la gran mayoría (68%) respondieron que su participación contribuyó al éxito del movimiento. "Los participantes sintieron que sus contribuciones habían tenido un impacto real en el éxito del movimiento", señalan, cosa que supone un incentivo para participar.
Principales conclusiones y futuro del movimiento
Así pues, una conclusión es clara: "Es crucial que los movimientos demuestren y enfaticen el impacto de los cambios que buscan en los participantes". Es decir, que para aumentar la participación es demostrar "que los cambios que busca el movimiento (independentista) serían ventajosos para ellos personalmente y mejorarían su futuro y el de sus seres amados", así como "establecer una conexión personal". "También se recomienda recordar regularmente a los participantes que los problemas todavía no se han resuelto", añaden las autoras, además de indicar que "es importante mantener la coherencia en la actividad y la popularidad del movimiento, y mantener vivo un sentimiento de esperanza".
Por otra parte, y para acabar, las investigadoras remarcan que el activismo en las redes sociales sí que es una forma de activismo —una conclusión que extraen a partir de la misma percepción de los participantes, así como de otras investigaciones previas—. Todavía más, que el activismo digital no sustituye el activismo físico, ya que las dos formas trabajan en tándem. Es decir, que es necesario combinar el activismo digital con formas más convencionales. "El conocimiento de estos aspectos principales facilitará el empoderamiento de los movimientos sociales actuales y futuros, permitiéndoles optimizar la participación de los participantes, diseñar estrategias para mejorar su eficacia y, en última instancia, contribuir al cambio social o político", sentencian.