En el mundo actual, donde muchos jóvenes compran casi todo en el supermercado o por Internet, ir a la carnicería se ha convertido en un hábito cada vez menos frecuente, pero también en una oportunidad para redescubrir la calidad y el trato personal. En un reciente vídeo de las cuentas de Instagram @cugatmedia y @carnissseriesagarra, los profesionales de esta carnicería catalana abordan una realidad muy común: muchas personas jóvenes sienten vergüenza al comprar carne, ya sea por no saber cómo pedirla o por desconocer las cantidades adecuadas. Sin embargo, los carniceros insisten en que no hay motivo para tener reparos: su trabajo consiste precisamente en asesorar, recomendar y ayudar a elegir la mejor opción para cada plato.
¿Qué cantidad de carne hay que comprar?
El consejo que dan es claro: “explicadnos para qué queréis la carne”. No es lo mismo comprar una pieza para hacer un estofado, que para la plancha, el horno o la barbacoa. Cada preparación necesita un corte distinto, con un tipo de grasa y textura adecuado. En la carnicería no solo se preocupan por vender, sino también por enseñar al cliente cuál es el producto que mejor se adapta a sus necesidades. Además, insisten en algo que pocas veces se tiene en cuenta: el control del género. Ellos saben de dónde proviene la carne, cómo se ha alimentado el animal y qué tipo de maduración tiene, factores clave para garantizar sabor, ternura y calidad.
Uno de los temas que más dudas genera es la cantidad de carne por persona. En el vídeo, los expertos explican que lo normal es calcular entre 150 y 200 gramos por comensal, aunque depende del tipo de carne y de la ocasión. Por ejemplo, si se trata de carne picada o guisada, la cantidad puede ser un poco mayor; si se acompaña con guarniciones o se sirve como parte de un menú más amplio, bastará con menos. También influye el tipo de persona: un adulto suele consumir más que un niño, y si el plato es principal o único, conviene ajustar la cantidad hacia arriba. Saber estas proporciones no solo ayuda a ahorrar dinero y evitar desperdicios, sino también a planificar mejor las comidas.
Los expertos explican que lo normal es calcular entre 150 y 200 gramos por comensal
Los carniceros recuerdan que acudir a una carnicería de confianza ofrece muchas ventajas. No solo te aseguras un producto fresco y bien tratado, sino que puedes pedir consejos sobre recetas, puntos de cocción o combinaciones de sabor. Su conocimiento no proviene de un manual, sino de años de experiencia y de observar cómo cambia la carne según cada corte y cada preparación.
En un momento en que la rapidez parece imponerse al detalle, estos profesionales reivindican algo tan simple como el placer de preguntar, aprender y dejarse guiar. Porque comprar carne, dicen, no debería dar vergüenza, sino apetito.
