Mientras las delegaciones de Estados Unidos, Ucrania, Alemania, Francia, el Reino Unido e Italia se reunían este domingo en Ginebra para abordar el polémico plan de paz de 28 puntos que ha acaparado la atención internacional durante toda la semana, el presidente estadounidense Donald Trump ha vuelto a sacudir el tablero con una publicación incendiaria en su red Truth Social. En el mensaje, el líder de la Casa Blanca ha cargado duramente contra el expresidente Joe Biden, pero también contra los dirigentes ucranianos, a quienes ha acusado de ingratos por, a su parecer, no valorar lo suficiente los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos para poner fin al conflicto. “El ‘liderazgo’ de Ucrania ha expresado cero gratitud por nuestros esfuerzos, y Europa continúa comprando petróleo a Rusia”, ha escrito Trump, en un tono agrio que pone aún más presión a las negociaciones.

En la misma publicación, Trump ha insistido en presentarse como el único líder capaz de evitar el conflicto, asegurando que "heredó una guerra que nunca debió haber pasado, una guerra en la que no gana nadie, especialmente los millones de personas que han muerto tan innecesariamente". Fiel a su estilo provocador, el presidente estadounidense ha vuelto a situar a Biden como responsable principal del conflicto, reiterando que si él hubiera estado en el Despacho Oval en el momento de la invasión rusa de febrero de 2022, "¡Putin nunca habría atacado!". Trump acusa a su predecesor de haber proyectado debilidad ante Moscú y asegura que el líder ruso percibió en él una oportunidad: "Vio al dormido Joe y dijo: '¡Ahora es mi oportunidad!'".

A pesar de las acusaciones lanzadas por Trump, las autoridades ucranianas han reiterado en múltiples ocasiones su agradecimiento a los Estados Unidos por su papel como mediador, y este domingo no ha sido una excepción. Pocos minutos después de la publicación del mensaje del presidente estadounidense, el secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, ha respondido con un tono conciliador tanto en la red X como en Telegram. “Agradecemos que nuestros socios norteamericanos trabajen estrechamente con nosotros para entender nuestras preocupaciones para llegar a este punto crítico y esperamos hacer más progresos hoy”, ha escrito. Umerov también ha hecho referencia al debate en torno al plan de paz de 28 puntos, que ha generado una gran polémica en Kyiv por haberse negociado a espaldas de Ucrania. “Nuestras propuestas actuales, aunque todavía no están finalizadas, incluyen muchas prioridades ucranianas”, ha añadido.

Trump acusa el gobierno de Ucrania de ser un desagradecido, pero resulta difícil reclamar gratitud cuando, además de precedentes similares como el de la cumbre de Alaska —en la que Vladímir Putin se erigió en el gran vencedor—, la última propuesta de paz pone claramente el acento en los intereses del Kremlin. Tanto es así que, durante la madrugada del domingo, varios miembros del Partido Republicano se han contradecido públicamente sobre el origen y la naturaleza del documento. El senador Mike Rounds afirmó que el secretario de Estado, Marco Rubio, le había comunicado que la propuesta provenía de Rusia y no era fruto de la administración Trump. “Rubio nos ha llamado esta tarde y nos ha dejado muy claro que somos los destinatarios de una propuesta que se entregó a uno de nuestros representantes. No es nuestra recomendación, no es nuestro plan de paz. Es una propuesta que se recibió”, explicó. A estas palabras se sumó el senador independiente Angus King, que aseguró que “el plan de 28 puntos filtrado no es la posición de la administración, sino la lista de deseos de los rusos”. En respuesta a estas declaraciones, Rubio ha salido a desmentirlos a través de una publicación en X. El secretario de Estado ha insistido en que “la propuesta de paz fue redactada por los Estados Unidos”, si bien ha reconocido que incorpora aportaciones tanto de Rusia como de Ucrania.

Condiciones inadmisibles

Surja de donde surja, del Kremlin o de la Casa Blanca, lo que es innegable es que el plan de paz se acerca más a las aspiraciones maximalistas de Rusia que a las demandas de Ucrania. El texto propone que Moscú mantenga el control total de las regiones de Luhansk y Donetsk —las dos provincias que forman el Donbás—, a pesar de que Kyiv aún conserva cerca de un 12% de este territorio. La propuesta, además, prevé que estas áreas pasen a considerarse zonas desmilitarizadas, sin presencia formal de tropas rusas, pero con control político y administrativo por parte del Kremlin. En el caso de Jersón y Zaporiyia, otras dos regiones fuertemente castigadas por los combates, el plan mantiene casi sin alteraciones las actuales líneas de control, a pesar de recoger una vaga promesa por parte de Moscú de retornar parcialmente algunas zonas ocupadas. Diversas fuentes citadas por el Financial Times han asegurado que el documento está “demasiado inclinado hacia Rusia” y que, para Ucrania, aceptarlo sería equivalente a una derrota diplomática.