Turquía podría estar jugando muy bien sus cartas. Y es que parece que cada vez tiene más poder o como mínimo juega muy bien la opción del soft power o poder blando de Joseph Nye. Finalmente, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha rectificado y ha aceptado volver a formar parte del acuerdo de exportaciones del grano de Ucrania. Un hecho que lo ha dejado, cuando menos, en una posible evidencia.

Rusia rectifica: vuelve a formar parte del acuerdo para las exportaciones de grano de Ucrania
 

La salida de Rusia del acuerdo que permitía las exportaciones de grano de Ucrania a través del Mar Negro ha tardado semanas a producirse. Rusia había amenazado al hacerlo después de una explosión en el puente de Kerch, en Crimea, y también después de un ataque con aviones no tripulados en su flota la semana pasada. Pero después de suspender el tratado, Moscú no tenía planes. De hecho, después de hablar con el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, la única cosa que ha podido arañar el Kremlin son "garantías escritas" de Kyiv.

Es posible, destaca el The Guardian, que en Rusia se hayan hecho promesas probadas, que el país podría exportar sus propios productos agrícolas. Pero eso demuestra, que Putin podría haber sido convencido para retroceder. Putin tiene claro que sobre el campo de batalla no podrá retroceder y que, hasta ahora, parece claro que opta por una escalada de violencia. Ante la contraofensiva ucraniana, Rusia hace días que ataca y bombardea centrales eléctricas y otras infraestructuras clave, para dejar Ucrania en la oscuridad y en un invierno frío.

Pero no ha sido la única cosa que Putin ha puesto sobre la mesa. También se ha hablado de las bombas sucias, y es que occidente ya empieza a pensar que el Kremlin podría utilizar todos los medios que tuviera al alcance para ganar esta guerra o, como mínimo, asegurar los territorios que se ha anexionado hasta ahora, las cuatro regiones Ucranianas de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón.

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El hecho de que Rusia saliera del acuerdo del grano, también había levantado y puesto en estado de alerta en la comunidad internacional y África y el Oriente Medio, especialmente. Putin ha intentado con esta jugada ganarse un favor diplomático. Y es que los próximos envíos irán destinados a Somalia, Yibuti y Sudán. Y es que estas exportaciones son importantes, ya que Ucrania es, con diferencia, el exportador de aceite de girasol más importante y representa el 46% de las exportaciones mundiales. Sin guerra, Ucrania exportaría en torno a las tres cuartas partes del grano que produce. En torno al 90% de estas exportaciones se enviaron por mar desde los puertos del Mar Negro de Ucrania, según datos de la Comisión Europea. Además, es un proveedor de cereales importando para el Programa Mundial de Alimentos. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, un organismo de la ONU, dijo que hasta 47 millones de personas se podrían ver empujadas a una "inseguridad alimentaria aguda" a causa de la guerra.

Una guerra que ha hecho que Rusia se sienta cada vez más aislada. Y este aislamiento ha provocado que Turquía haya dado pasos adelante y su influencia haya aumentado de manera exponencial. En Kazajistán, un 28% tiene una opinión muy favorable de Turquía y un 44% favorable de alguna manera, según expone la cuenta de Twitter Central Asia Barometer. En Kirguistán, los datos son parecidos. Un 18% es muy favorable y un 53% favorable de alguna manera. Para Uzbekistán la percepción es del 13% y 34% respectivamente. Por otra parte, algunos impulsores de la guerra han rechazado estas "garantías escritas" y en algunos casos, han acusado al gobierno de vender a sus soldados. En Rusia no le gusta sentirse de menos. Habrá que ver cómo reacciona Putin ante esta supuesta pérdida de influencia.

 

Imagen principal: el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan / Efe