Irán dispone de todo lo necesario para imponer el bloqueo del estrecho de Ormuz, la estratégica vía marítima que une al Golfo Pérsico con el océano Índico y por la que pasa casi una cuarta parte del petróleo mundial. Varios altos mandos militares norteamericanos han advertido en reuniones en la Casa Blanca que hay que prepararse para esta amenaza, ya que la República Islámica ha dejado claro que está dispuesta a cerrar el estrecho si Estados Unidos se une a los bombardeos de Israel contra Teherán. Se trata de una de las mayores preocupaciones de Washington a la hora de decidir si se involucra en la guerra. El movimiento táctico podría paralizar completamente toda la flota norteamericana en la zona, disparando los precios de los hidrocarburos en el mundo y provocando un descalabro en la economía global. Irán tiene una carta poderosa para disuadir una intervención directa de Washington y controlar, hasta cierto punto, el curso del conflicto regional.
Durante los siete días de ofensiva, Israel ha destruido varias instalaciones militares iraníes y ha neutralizado parte de su arsenal balístico, además de causar bajas entre el alto mando. Sin embargo, se ha mantenido alejado de los activos navales del régimen, dejando intacta una parte significativa del potencial de respuesta de Teherán. Irán conserva una marina bastante robusta y despliegues activos en toda la región, donde Estados Unidos mantiene a más de 40.000 soldados. Entre otros recursos, Teherán dispone de un amplio stock de minas navales que podría colocar estratégicamente en el estrecho de Ormuz para dificultar el tráfico marítimo. Esta no sería la primera vez: ya en 1988, en plena guerra con Iraq, Irán sembró unas 150 minas en la zona, una de las cuales impactó contra la fragata americana USS Samuel B. Roberts, a punto de hundirla.
Irán ha advertido que si las fuerzas norteamericanas lo golpean, responderá con una contundencia que podría desencadenar una peligrosa escalada militar. "Pensad en lo que pasó en enero del 2020 después de que Trump matara a Suleimani y multiplicadlo por 100", ha declarado a The New York Times Brian Katulis, investigador sénior del Instituto del Oriente Próximo. El episodio al que hace referencia fue la muerte del general Qassim Suleimani, figura clave de la estrategia iraní, en un ataque de dron ordenado por Washington a Bagdad. En represalia, Teherán lanzó la mayor batería de misiles balísticos contra bases americanas a Iraq, dejando a más de un centenar de soldados heridos. El impacto de aquella ofensiva fue tal que un misil acabó por error con un avión comercial ucraniano, matando a 176 personas. "Irán es más débil estratégicamente, pero operativamente todavía es letal en toda la región", ha remachado Katulis.
Minar el estrecho de Ormuz
Asimismo, el general Joseph Votel, antiguo jefe del Mando Central de Estados Unidos, y el vicealmirante Kevin M. Donegan, excomandante de las fuerzas navales norteamericanas en Oriente Próximo, han reiterado en declaraciones al medio neoyorquino que Irán dispone de los elementos necesarios para minar el estrecho de Ormuz, una maniobra que podría ejercer una fuerte presión sobre Israel para detener los bombardeos. Sin embargo, han advertido que esta acción tendría un coste elevadísimo para Teherán. "Minar el estrecho también perjudicaría a Irán; perderían los ingresos del petróleo que venden a China", ha señalado Donegan. En cualquier caso, ha apuntado que los líderes iraníes podrían estar dispuestos a asumir este riesgo: "Ahora están mucho más preocupados por la supervivencia del régimen, y eso condicionará todas sus decisiones".