Como era previsible, desde que se empezaron a filtrar, hace unas semanas, los grandes trazos del barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), dado a conocer finalmente este lunes, su impacto ciudadano, político y mediático ha sido importante. Es cierto que una encuesta es solo eso: una foto del país en un momento determinado. Eso si está bien hecha, la muestra no tiene sesgos partidistas, se ha cocinado lo justo para corregir desviaciones y en un momento no electoral, ya que para las municipales faltan dieciocho meses y para las catalanas casi dos años y medio. Hechas estas matizaciones, con ánimo de fijar el marco político en que ha sido realizado, el sondeo es un verdadero terremoto porque consolida y amplía tendencias que hace ya un cierto tiempo se vienen repitiendo.
La más clara de ellas es el crecimiento de Aliança Catalana en perjuicio preferentemente de Junts per Catalunya, aunque no únicamente. A la formación de Sílvia Orriols se la sitúa empatada con el espacio que dirige Carles Puigdemont y pisando los talones a Esquerra Republicana. Si hacemos caso al sondeo, esos tres partidos estarían casi en un empate técnico. Con el viento de cola empujando con fuerza a Aliança y con su líder impermeable a muchas de las críticas, ya que los medios tradicionales no le impactan negativamente y su electorado se nutre de información en las redes sociales, Junts va a necesitar, además de acertar en el discurso ante las empobrecidas clases medias catalanas (que lo que quieren es vivir mejor y un horizonte de esperanza), ser percibido como un partido rentable para recuperar el voto perdido, usar mayor contundencia dialéctica en un tiempo en que los discursos han de ser claros y directos, y disputar la posición a Orriols tanto en X como en Instagram y TikTok, algo que hoy, evidentemente, no sucede.
La caída de Junts en beneficio de Aliança ha camuflado los problemas que también refleja la encuesta del CEO para el PSC y Esquerra
Las recientes palabras de Artur Mas señalando que dos años y medio hasta las elecciones catalanas son mucho tiempo en política y se pueden tomar decisiones han ido acompañadas de una advertencia: "Siempre hay tiempo para reaccionar". A muchos de Junts no les habrá gustado el apercibimiento de Mas, que no milita en la formación independentista, pero sí forma parte de su espacio político. Si no, ¿por qué le insisten para que acepte la candidatura a la alcaldía de Barcelona? Una posibilidad que el expresident ha rechazado una y otra vez a quienes se lo han ofrecido, ya que como seguro que no se ve es como un candidato puntual para solucionar un problema de cartel electoral.
Una última reflexión: la caída de Junts ha camuflado los problemas que también refleja la encuesta para el PSC y Esquerra. En los últimos dos estudios electorales del CEO, los socialistas aparecen por debajo de los resultados que alcanzaron en mayo de 2024. Lo compensan, en parte, con una buena valoración del president Salvador Illa (el 62% de aprobación) y del grado de aprobación de la gestión de su gobierno (63%). Todo ello en un momento en que la oposición, al margen de sus errores, tiene a sus líderes Carles Puigdemont y Oriol Junqueras fuera de las instituciones y, en el caso del primero, además en el extranjero por pesar sobre él una orden de detención del Tribunal Supremo. El PSC también tendría dificultades para reeditar un gobierno de izquierdas, ya que en las proyecciones electorales está todo muy cogido con pinzas.
Resumiendo: una foto alarmante para Junts, preocupante para el PSC y exigua para Esquerra.