Según la mitología, Hércules –hijo de Zeus– fue el fundador de Barcelona cuando, buscando el Vellocino de Oro, una tormenta dispersó todos los barcos de la expedición. Al alba nadie encontraba la novena embarcación. Finalmente, Hércules encontró los restos en el actual Montjuïc, donde los tripulantes se establecieron y de aquí surgió BarcaNona que ha derivado en Barcelona. Según los historiadores, esta leyenda pierde agua por todas partes y es del todo improbable, pero es que los mitos no son reales, sino solo mitos, eso ya lo sabían incluso los que los difundían. La mitología tenía por función explicar el mundo de una manera comprensible. Hoy he venido a haceros entender que el mito de Barca Nueva quizás sí que se hará real, es como una especie de vaticinio. El origen de Barcelona es incierto, pero el final lo tenemos cerca, almenos, el del Muelle de Pescadores.

Este verano he visitado la barca de Gerard Benavides, uno de los pescadores más jóvenes de Barcelona y, tristemente, uno de los pocos que quedan. Hace cuarenta años había setenta. Hoy, solo hay NUEVE barcas. Esta cifra resuena con un eco profundo y casi profético del mito fundacional de Hércules: BARCA NONA (la novena barca). La ciudad que nació de una barca, hoy ve cómo sus barcas desaparecen.

En nuestras costas se pescan más de 200 especies, pero el consumidor medio solo reconoce cinco

Reportaje pescadores gamba palamòs / Foto: Carlos Baglietto
Pescadores de Palamós preparando la red antes de zarpar a pescar. / Foto: Carlos Baglietto

El naufragio no es casual. La principal causa es un cambio social profundo: en una década, el consumo de pescado en los hogares catalanes ha caído un 40%. Han cerrado una de cada tres pescaderías desde el 2007. El pescado, paradójicamente, se come más que nunca en los restaurantes, pero lo hemos exiliado de nuestras cocinas. Las excusas son conocidas: el precio, los olores, las espinas, no saber cómo cocinarlo... y, sobre todo, una ignorancia abisal sobre el producto.

Y aquí radica el gran problema: el desconocimiento. En nuestras costas se pescan más de 200 especies, pero el consumidor medio solo reconoce cinco. El salmón (que no se pesca en el Besòs, claro está) lidera las ventas, acompañado de los eternos compañeros: dorada, lubina, merluza. Reducir la inmensa biodiversidad del mar a seis especies comerciales impacta en el precio, encareciendo estos pescados y condenando a la desaparición (de los mostradores, no del mar) a decenas de otros mucho más asequibles. Pero lo que realmente es caro es no aprovecharlo. La verdadera traducción de "son mejores las patatas que el pescado" es: "patatas con sabor de pescado, pero sin pescado". Tenemos que comprar la pieza entera y rentabilizar las espinas y las cabezas para hacer fumets que serán la base de fideos, arroces y suquets de patata monumentales. Si te molestan las espinas, compra pescados grandes, fáciles de extraer las espinas, o compra pescados pequeños que, bien fritos y crujientes, te permitirán comerte también las espinas.

Reportaje pescadores gamba palamòs / Foto: Carlos Baglietto
Subasta de pescado en la lonja de Palamós. / Foto: Carlos Baglietto

Si te inquieta el olor que viaja por el patio de luces llegando a los ollares del vecino del quinto segunda, que sepas que lo que despertarás en el vecino no es animadversión, sino una inmensa envidia de tu cena. ¿Ahora bien, si eres prudente (no maloliente, eh?) y discreto, tienes dos aliados que "atrapan" los olores: el horno y la técnica del papillot.

Si todavía no te he convencido, que sepas que la única ruta viable para generar un impacto positivo social, económico y medioambiental es llenar el cesto con pescado de proximidad. Social porque es la única manera de mantener un oficio ancestral, fijar población en el territorio y permitir que pescadores como Gerard puedan vivir del mar. Económico para que el euro que gastamos se quede aquí y circule dentro de nuestra economía local. Medioambiental porque rechaza la insensatez ecológica de importar pescado de otros continentes, con una mochila gigante de CO₂, cuando lo tenemos aquí, fresco y de calidad.

El reto es emocionante: descubrir. La maira (tiernísima y perfecta para freír), la brótola (ideal para un suquet), la canana (la carne firme que se transforma en miel, cocida lentamente con cebolla) o la sardina y la caballa. De nosotros depende que continúe vivo un oficio presente desde épocas mitológicas o que transformemos la pesca artesanal en una reliquia pretérita como los mitos de Hércules y Zeus. Escogemos conservar el tesoro o escogemos hundirlo en el olvido.