Puede sonar increíble e incluso un poco extravagante, pero existe un alimento que está revolucionando la forma en que entendemos la proteína alternativa: la kunga, también conocida como la hamburguesa de mosquitos. Aunque el nombre pueda generar cierta sorpresa, este producto tiene detrás siglos de tradición en algunas regiones de África, donde se consume de manera habitual y donde se valora tanto por su aporte nutricional como por su sabor particular. Lo más curioso es que quienes la han probado aseguran que su gusto recuerda al del caviar, lo que ha despertado la atención de los más curiosos en el mundo gastronómico.
Kunga: la hamburguesa de mosquitos que sabe a caviar
La kunga se elabora a partir de grandes cantidades de mosquitos del lago Victoria, en Tanzania. Durante ciertas épocas del año, estos insectos se concentran en densas nubes, lo que facilita su recolección. De hecho, los habitantes de la zona aprovechan ese momento para atraparlos de forma masiva: colocan sartenes o cubos y los pasan en el aire como si recogieran harina, logrando llenar los recipientes rápidamente. Una vez reunidos, los mosquitos se prensan y se compactan hasta formar una masa oscura que recuerda a la carne picada. Con ella se moldean pequeñas hamburguesas que reciben el nombre de kunga.

Más allá de la curiosidad cultural, la kunga ha despertado interés científico y nutricional. Se trata de un alimento rico en proteínas, grasas saludables y minerales, con un perfil nutricional que sorprende a quienes buscan fuentes sostenibles de proteína. Al ser insectos acuáticos, su sabor es descrito como intenso y umami, con ese toque que recuerda al mar y que muchos equiparan con el caviar. Esto explica por qué, más allá de ser una alternativa de supervivencia, empieza a valorarse como un producto con potencial en la alta cocina.
Se elabora a partir de grandes cantidades de mosquitos del lago Victoria
Otro aspecto fascinante es su carácter sostenible. Mientras que la ganadería tradicional consume enormes cantidades de agua, tierra y recursos, la producción de kunga se basa en aprovechar una fuente natural abundante y renovable. En un contexto donde cada vez se habla más de la necesidad de cambiar nuestros hábitos alimenticios para frenar el impacto medioambiental, propuestas como esta cobran protagonismo.

Evidentemente, la kunga no deja de generar debate. Para muchas personas, la idea de comer mosquitos puede resultar chocante o poco apetecible. Sin embargo, en las culturas que la consumen desde hace generaciones, se trata de un alimento cotidiano y muy valorado. Y no es la primera vez que algo así ocurre: recordemos que el sushi, los caracoles o incluso el caviar en su momento fueron vistos como rarezas hasta que la gastronomía internacional los convirtió en auténticos manjares.
¿Será la kunga la próxima gran tendencia en el mundo de la cocina experimental y sostenible? Nadie lo sabe todavía. Lo cierto es que detrás de esta hamburguesa de mosquitos se esconde una historia de tradición, ingenio y nutrición que abre el apetito de quienes están dispuestos a descubrir nuevos sabores.