Las encasadas son uno de esos postres tradicionales barceloneses que han pasado de generación en generación casi en silencio, como un secreto doméstico que solo conocen quienes han tenido la suerte de crecer entre abuelas que cocinaban a fuego lento y familias que daban valor a todo lo que salía del horno. A pesar de su apariencia humilde, este dulce tiene una historia tan deliciosa como sorprendente, porque no solo alimentó a generaciones de barceloneses, sino que también llegó a conquistar a personajes inesperados. Se cuenta que Albert Einstein, durante una visita a Barcelona, probó este postre y quedó fascinado por su sabor suave, su textura cremosa y esa mezcla tan auténtica que solo puede nacer de la cocina popular catalana. Aunque pueda parecer increíble que alguien tan ligado a la ciencia se enamorara de un dulce tan casero, lo cierto es que las encasadas tienen esa magia que atrapa por su sencillez y por su capacidad de despertar recuerdos, incluso en quienes las prueban por primera vez.
Encasadas: la receta de postre tradicional barcelonés que probó Albert Einstein
En la cuenta de Instagram @cuinetes_i_cosetes, su autora explica que estas recetas antiguas forman parte del alma de la cocina catalana, igual que esas elaboraciones con nombres curiosos que en cada casa reciben un mote diferente. En su familia, por ejemplo, al clásico trinxat de carn d’olla, uno de esos platos que se aprovechan de las sobras de la escudella, lo llaman cariñosamente “merda d’oca”, un nombre que ha pasado de generación en generación provocando risas pero también evocando esa memoria emocional tan ligada a los sabores de antes. Y lo mismo ocurre con las encasadas, que no buscan ser fotogénicas ni deslumbrar en redes sociales: buscan reconfortar, recordar la cocina de antaño y demostrar que un postre sencillo puede ser absolutamente extraordinario.
Ingredientes para preparar encasadas tradicionales:
- Harina
- Leche
- Huevos
- Azúcar
- Limón o canela para aromatizar
- Manteca o mantequilla
- Una pizca de sal
Preparación paso a paso:
Para preparar estas encasadas barcelonesas, lo primero es aromatizar la leche, ya sea con piel de limón o con canela en rama, dejándola calentar suavemente hasta que desprenda ese perfume que caracteriza a los postres tradicionales. Mientras reposa, se baten los huevos con el azúcar hasta obtener una mezcla esponjosa y clara, que será la base de la textura suave del postre. A continuación, se incorpora la leche ya colada, siempre poco a poco, para evitar que el calor cuaje los huevos y estropee la mezcla. Después se añade la harina tamizada junto con una pizca de sal, y se mezcla con movimientos envolventes para que no pierda aire. El último toque es la manteca o mantequilla derretida, que aporta sabor y una jugosidad inconfundible.

La mantequilla derretida añade una jugosidad inconfundible
Cuando la masa está lista, se vierte en moldes bajos, tradicionalmente redondos, y se hornea hasta que las encasadas estén doradas y firmes al tacto. Su interior queda tierno, casi cremoso, con ese aroma cálido que recuerda a las meriendas antiguas. No es extraño que Einstein quedara impresionado: este es el tipo de receta que demuestra que la ciencia del sabor también se encuentra en la cocina sencilla. Si buscas un postre con historia, personalidad y un encanto absolutamente atemporal, las encasadas son, sin duda, un viaje delicioso a la Barcelona más auténtica.