Con la llegada del calor y el inicio del verano, las cerezas se convierten en una de las frutas más deseadas del mercado. Su temporada es breve, ya que se recolectan entre finales de primavera y principios de verano, y una vez separadas del árbol ya no maduran más. Esto las convierte en un producto muy delicado, que requiere ciertos cuidados para conservar todo su sabor, textura y propiedades. Aunque pueda parecer lo más lógico, meterlas en la nevera no siempre es tan sencillo como parece.
Ojo con guardar las cerezas en la nevera
Uno de los errores más comunes al guardar cerezas es lavarlas antes de refrigerarlas. Aunque la higiene es fundamental, en este caso el agua puede ser contraproducente: la humedad acelera la aparición de moho y acorta notablemente la vida útil del fruto. Por eso, lo recomendable es dejarlas tal cual, sin lavar, y hacerlo únicamente justo antes de consumirlas. Además, es importante revisar bien el lote: si hay alguna cereza dañada o en mal estado, hay que retirarla, ya que podría afectar al resto.

Para conservarlas correctamente, lo ideal es colocarlas en una bolsa de plástico perforada o en un recipiente con tapa, y situarlas en el cajón de las verduras, que mantiene una temperatura más suave dentro del frigorífico. Hay que evitar tanto las zonas más frías del aparato como exponerlas al sol o a fuentes de calor, ya que las cerezas son muy sensibles a los cambios térmicos. También es relevante no poner peso encima, puesto que eso puede aplastarlas y estropear su textura carnosa. Cuando están bien almacenadas, las cerezas pueden aguantar en la nevera entre una semana y hasta dos, dependiendo de su grado de maduración en el momento de la compra. Las mejores cerezas no son necesariamente las más grandes, sino las más pesadas, firmes y de color rojo oscuro o negro brillante, con la piel tersa y ligeramente satinada.
Las cerezas pueden aguantar en la nevera entre una semana y hasta dos
¿Y si queremos disfrutarlas fuera de temporada? Existe una solución: la congelación. Para hacerlo bien, conviene lavarlas, deshuesarlas y congelarlas primero en una bandeja, sin amontonarlas. Luego se pueden guardar en bolsas o recipientes herméticos. Así pueden conservarse durante meses, manteniendo gran parte de su sabor y nutrientes.

Las cerezas no solo son deliciosas en lo que refiere al sabor, sino que también aportan vitaminas A y C, hierro, calcio y potasio, además de antioxidantes. Pero para disfrutar de todo su potencial, es clave tratarlas con mimo desde que entran en casa.