En la cuenta de Instagram de la Carnisseria Colom Vila (@colomvila), en Manlleu, un carnicero nos enseña una forma de preparar costillas de cerdo tan sabrosas como fáciles de hacer, a las que llama con humor “sense feina”. Y no lo dice por decir: el secreto está en que todo el trabajo duro lo hace él, el carnicero, antes de que lleguen a nuestras manos. En el vídeo muestra cómo las prepara con una técnica que transforma por completo el plato, consiguiendo una carne tierna, jugosa y lista para disfrutar sin esfuerzo.
La forma más fácil de cocinar las costillas de cerdo
El truco está en retirar todo el hueso antes de cocinar, dejando la pieza entera pero completamente deshuesada. Así, al colocarla sobre la barbacoa, se consigue una superficie uniforme que se cocina de manera homogénea, sin partes crudas ni trozos resecos. El resultado es una pieza dorada por fuera y melosa por dentro, lista para cortar y servir sin tener que pelearse con los huesos. El carnicero explica que de ahí viene el nombre: “sense feina”, porque la faena la hace él en la carnicería, y el cliente solo tiene que disfrutarla.
Lo mejor es que esta técnica admite infinidad de marinados y combinaciones de sabores. La versión más tradicional se prepara con ajo y perejil, un clásico que realza el gusto natural del cerdo y deja un aroma irresistible. Pero el propio carnicero anima a experimentar con hierbas aromáticas, especias o incluso salsas más atrevidas. Podemos hacer desde una marinada con romero, tomillo y aceite de oliva, hasta una más exótica con miel, mostaza y un toque de soja, las costillas “sense feina” se adaptan a cualquier gusto o tipo de cocina.
Esta técnica admite infinidad de marinados y combinaciones de sabores
El vídeo muestra el proceso completo: primero, la pieza de carne con todos los huesos, y como poco a poco el carnicero con su destreza le va quitando los huesos, dejándola lista para pasar por la parrilla. El resultado final es una pieza ideal para compartir, perfecta para una comida al aire libre o una barbacoa con amigos. Se corta fácilmente en porciones y tiene ese equilibrio perfecto entre carne tierna y sabor intenso que tanto se busca en las costillas. Además, al estar deshuesada, cada bocado es limpio y cómodo de comer, sin el clásico engorro de los huesos.
Al final, lo que transmite el vídeo de @colomvila es una idea muy sencilla: cuando se combina el saber hacer del carnicero con el placer de cocinar sin complicaciones, el éxito está garantizado. Y en este caso, el nombre no engaña: unas costillas “sense feina”, listas para disfrutar sin esfuerzo y con todo el sabor de una buena barbacoa con la que quedarás como un auténtico chef con tu familia o amigos.