Aunque a menudo pasan desapercibidas entre los frutos secos más populares, las pipas de calabaza —también conocidas como semillas de calabaza— se reivindican como uno de los alimentos más completos y versátiles de la despensa. Con un perfil nutricional envidiable y múltiples beneficios para la salud, estas pequeñas semillas verdes se convierten en una opción excelente tanto para cuidarse como para disfrutar de la comida.

El alimento que tiene el doble de proteína que el huevo y que ayuda a dormir

Con una gran concentración de nutrientes en poco volumen, las pipas de calabaza son especialmente ricas en proteínas vegetales (en torno a 30 gramos por cada 100 gramos), grasas saludables y fibra. Además, destacan por su contenido en minerales como el magnesio, el hierro, el cinc y el fósforo, así como por la presencia de vitaminas del grupo B y vitamina E, tal y como explica la nutricionista Lise Lafaurie en Nutrimea. Esta combinación las convierte en un alimento muy recomendable para personas con dietas vegetarianas, deportistas o cualquiera que quiera mejorar la calidad nutricional de sus comidas.


“Las pipas de calabaza aportan al doble de proteína que el huevo y, además, ayudan a dormir”, explica la nutricionista catalana Júlia Farré. Se habla mucho de las proteínas y es que efectivamente intervienen en muchísimas tareas y partes de nuestro cuerpo. Una dosis de energía o reforzar el sistema inmunitario son algunos beneficios extra que nos proporcionan las proteínas, tal y como explica Farré en una publicación en su cuenta de Instagram. “Puedes consumir las pipas de calabaza en cualquier momento del día y añadirlas en yogures, aliñadas o solas sin ningún acompañamiento”, explica la experta.

Múltiples beneficios para la salud y un abanico gastronómico espléndido

Uno de los efectos más conocidos de estas semillas es su contribución a la salud prostática, gracias a su alto contenido en cinc. Además, su perfil de grasas (con presencia destacada de ácidos grasos insaturados) favorece la salud cardiovascular y puede ayudar a regular a los niveles de colesterol. Tradicionalmente, también se les han atribuido propiedades antiparasitarias y, más recientemente, se ha destacado su papel en la mejora del sueño: el triptófano que contienen favorece la producción de serotonina y melatonina, hormonas clave en el ciclo de descanso.

Gastronómicamente, las pipas de calabaza ofrecen muchas posibilidades. Se pueden consumir crudas, tostadas con un poco de sal o especias, o bien, muchas, pueden enriquecer batidos o servir como cobertura crujiente. También se puede extraer aceite, muy apreciado tanto en la cocina como en cosmética natural, o elaborar harina de semilla de calabaza para recetas sin gluten.

Sin embargo, como pasa con todos los alimentos densos en energía, hay que consumirlas con mesura. Su alto contenido calórico —unas 550 kcal por 100 gramos— hace que una pequeña cantidad sea suficiente para obtener los beneficios. También es recomendable optar por versiones naturales o ecológicas, evitando las que vengan excesivamente saladas o fritas.