La comida en El Ventorro continúa siendo, incluso después de la dimisión de Carlos Mazón como president de la Generalitat, una mancha en la jornada de la DANA. Tras meses de cambiar de versiones, en octubre Mazón reconoció haber acompañado a la periodista Maribel Vilaplana, con quien almorzó durante cuatro horas en este restaurante del centro de València, al parking donde ella había dejado el coche, para después, supuestamente, irse hacia la Generalitat y, posteriormente, dirigirse hacia la reunión del Cecopi. Según esta versión, habrían abandonado el establecimiento a alrededor de las 18:45 h. Ahora, sin embargo, un nuevo detalle genera aún más dudas: Vilaplana abandonó el aparcamiento de la plaza Tetuán a las 19:47, una hora más tarde de que Mazón la acompañara. Ante esta información se genera una nueva pregunta: ¿en realidad abandonaron El Ventorro más tarde de lo que habían reconocido?
La periodista ha aportado el extracto bancario del pago del aparcamiento del martes 29 de octubre, día fatídico en el País Valencià. Concretamente, pagó 15,10 euros, según una providencia en manos de la jueza de Catarroja, Núria Ruiz. Un importe que confirma que la informadora abandonó el parking menos de media hora antes de que la Generalitat enviara la alerta a los móviles.
La jueza quiere los detalles de la comida
Núria Ruiz quiere aclarar todos los detalles sobre la larga y conocida comida que el actual president en funciones de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y la periodista Maribel Vilaplana mantuvieron aquel día en el restaurante El Ventorro. Según declaró ante el juzgado el propietario del local, Alfredo Romero, la comida se celebró en un reservado situado en el primer piso, con capacidad para cinco personas. Se sirvió un menú cerrado que incluía una botella de vino, un aperitivo inicial y varias botellas de agua. El ágape concluyó a las 17:00, aunque Mazón y Vilaplana alargaron la sobremesa hasta las 18:45, momento en que abandonaron el restaurante. La reserva, explicó Romero, la hizo la Generalitat “dos o tres días antes”, y el PP de València abonó la factura mediante transferencia. El restaurador, que declaraba como testigo, estaba obligado a decir la verdad. A raíz de estas declaraciones, la magistrada ha requerido al propietario del céntrico establecimiento una fotografía y las medidas exactas de anchura y longitud de la sala donde ellos dos estuvieron durante cuatro horas, así como la factura de la comida.
