El PP mueve ficha para impulsar una moción de censura contra Pedro Sánchez. Después de semanas haciendo sobrevolar esta amenaza, repitiendo que ellos habían hecho todo lo posible, negándose a levantar el teléfono y emplazando al resto de partidos a ser proactivos, Alberto Núñez Feijóo cambia de estrategia y encarga al portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, que llame a los grupos parlamentarios para que “digan si su apoyo al PSOE continúa intacto”. “Ahora mismo son el único obstáculo para que los españoles hablen y podamos reparar tanta decadencia”, ha sostenido en una publicación en X. Dos horas y cinco minutos más tarde, fuentes del PP han querido matizar que los populares no llamarán a los grupos parlamentarios “para pedir, sino para escuchar”. El movimiento de Génova llega después de que Santos Cerdán (que hasta hace tres semanas era el número 3 del PSOE y mano derecha del presidente español) haya pasado la primera noche en prisión provisional. La última vez que Alberto Núñez Feijóo habló públicamente de una moción de censura fue hace quince días durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso. “No me faltan ganas, me faltan cuatro votos. Si aparecen, no lo dudaré ni un instante. Y quién sabe si aparecerán. Porque Ábalos fue el principio, pero Cerdán no será el final”, proclamó.
Hace menos de 24 horas, fue Cuca Gamarra quien fue interrogada sobre la viabilidad de una hipotética moción de censura. “Nosotros estamos en disposición de activar los instrumentos que puedan dar lugar a un cambio de gobierno cuando haya posibilidad de hacerlo”, replicó. “Si tiene los votos, por supuesto que irá adelante”, añadió. Y volvió a apelar a los socios parlamentarios habituales del PSOE: “Las informaciones y las declaraciones de hoy tienen una envergadura como para que se escuche al resto de las formaciones políticas, a todos aquellos que hayan formado parte de esos acuerdos. Es un momento decisivo en este asunto”. “Hay algo que hemos conocido que cambia sustancialmente también la política española: todos los acuerdos para la gobernabilidad se fraguaron desde una organización criminal. Por lo tanto, creo que es momento de conocer qué es lo que opinan todos aquellos que han respaldado a este gobierno”, remachó.
Feijóo y Abascal se reunieron en el Congreso hace seis días
El miércoles pasado, el líder del PP se reunió con el presidente de Vox, Santiago Abascal, en un encuentro “informal, cordial y respetuosa” que sirvió para abordar el “contexto político nacional e internacional”. “¿Hemos hablado de la moción de censura? Sí. ¿Cuál es su postura? Que la tengo que presentar yo. ¿Cuál es la mía? Que en este momento me faltan cuatro votos para que salga. Ha sido una reunión cordial desde la discrepancia que tenemos en una serie de temas políticos muy importantes”, relató el líder del PP el día siguiente desde Bruselas. Tres días antes, Vox había hecho un llamamiento a dos diputados del Congreso para sumarse a ellos para impulsar la moción de censura.
Ahora bien, el líder del PP cerraba la puerta a ello: “No debemos buscar un desahogo que dura 48 horas, debemos establecer una estrategia para echar a Sánchez”, había argumentado la semana anterior en una entrevista en Herrera en COPE. Y el mismo día que transcendió el informe de la UCO de la Guardia Civil, lo descartó para evitar dar un “balón de oxígeno” a Sánchez: “Si quiere seguir así, no puedo impedirlo en este momento”, reconoció. Y apeló a los socios: “Tienen la oportunidad de salvar algo de honor y evitar que todo esto les arrastre sin remedio. […] Si eligen seguir, dejarán de ser socios para ser cómplices del mayor aluvión de corrupción que ha vivido nuestra democracia”. “En el momento en el que vea alguna posibilidad, la voy a utilizar”, avisó. Y ahora ha visto una ventana de oportunidad.
“No tenemos ansiedad ni prisa”
El movimiento de hoy de Alberto Núñez Feijóo choca con la hoja de ruta que ha mantenido el PP en las últimas semanas. Génova se ha dedicado a poner la moción de censura encima de la mesa, pero se ha negado por activa y por pasiva a ir a buscar los votos por iniciativa propia. En todo momento, desde las filas populares permanecían a la espera de que fueran los socios habituales los que se distanciaran del PSOE. “Lo más razonable es esperar”, expresaba hace unos días un miembro de la dirección del PP. Desde el entorno de Feijóo, recalcaban que, estando en la oposición, los populares tienen “tiempo”. “No tenemos ansiedad ni prisa”, remachaban. Pero el ingreso de Santos Cerdán a prisión ha hecho cambiar las prioridades.
Hace dos semanas, Borja Sémper también había alejado el camino de una moción de censura. “Somos incapaces de convencer a cuatro diputados porque tenemos principios y porque no estamos dispuestos a coger un avión a Waterloo”, admitió. “Con Alberto Núñez Feijóo, la política no es un bazar, tenemos principios y los vamos a defender esta vez. Y probablemente esos principios hagan que nos cueste más tiempo llegar a la Moncloa. Pero es una manera de llegar mucho más limpia, mucho más sana y mucho más edificante para la ciudadanía”, concluyó.
Sánchez retó a Feijóo a presentar una moción de censura
De hecho, cuando dio explicaciones sobre Santos Cerdán después del informe de la UCO, Pedro Sánchez animó al PP y a Vox a dar el paso: “Si Feijóo y Abascal están tan convencidos de que el Gobierno ha perdido la mayoría parlamentaria que le legitima para gobernar, lo que tienen que hacer es presentar una moción de censura”, verbalizó. “Lo democrático no es hacer dimitir al rival con algunas verdades y muchas mentiras impulsadas por una coalición de lobbies oscuros, lo democrático es articular una mayoría parlamentaria a partir de un proyecto alternativo de país”, añadió. El día siguiente, envió una carta a la militancia y reiteró el reto: “Tienen a su disposición una herramienta constitucional para presentar un proyecto alternativo de país. No lo harán porque no tienen ninguno. Lo único que son capaces de ofrecer pasa por el apoyo de una fuerza ultraderechista incompatible con el progreso, los derechos y las libertades”.