Una bandeja de inox con pescado y marisco fresquísimo es paseada entre los clientes recién llegados del restaurante Verdaguer. Las pinzas de las cigalas, moviéndose a modo de saludo, adelantan lo que en este local de Vilassar de Mar se viene a hacer: disfrutar de la buena cocina, basada en el mejor producto del mar y la tierra. Lo aseguran Anna Godes y Oriol Fité, chefs y propietarios del Verdaguer, con la excitación propia de quien empezará un servicio con todas las mesas ocupadas.

Es el pan de cada día de esta casa, y una auténtica satisfacción para esta pareja (personal y profesional) que ya arrancó un proyecto propio que no encajó y ahora corrobora, con un Verdaguer a rebosar, que su intuición no fallaba: su potencial se vería cumplido en un restaurante donde el servicio fuera acogedor y próximo (sin olvidar que se puede ser elegante, siendo informal) y la cocina sabrosa, juguetona y sin estridencias. Una cocina que a pesar de parecer tendencia para fomentar cementado en el producto, ha sido así desde hace decenios. Una calidad innegociable que se tiene que vincular al productor, que trabaja el producto y es guardián de su excelencia.

El brioche de fricandó, estrella del Verdaguer / Foto: Marta Garreta
El brioche de fricandó, estrella de la casa / Foto: Marta Garreta

Todo el mundo tiene la puerta abierta en el Verdaguer. El restaurante ha adoptado el nombre del edificio modernista que lo aloja, la casa Verdaguer, y haciendo justicia al emplazamiento (en el centro del pueblo), donde siempre ha latido el corazón social de sus habitantes, Anna y su equipo de sala conocen casi a todos los comensales, saludándonos por el nombre y conociendo íntimamente cómo brindar felicidad. “Al señor de la (mesa) 8, siempre le gusta empezar las comidas con una copa de vino blanco y le gusta que lo sorprendamos”, apunta Anna con un cuchicheo a un camarero joven que asiente, y sale disparado a llenar aquella copa. “Echo de menos la cocina”, confiesa Anna. Pero los ojos le brillan cuando el servicio empieza y el baile de pedidos y platos saliendo de la cocina marcan un ritmo que ella domina.

El salteado de calamar con judías de Santa Pau y butifarra negra del Verdaguer / Foto: Marta Garreta
El salteado de calamar con judías de Santa Pau y butifarra negra / Foto: Marta Garreta

La carta del Verdaguer contiene todos los hits de un restaurante bistronómico con base de producto y alma de revisión de recetario: busca enamorar a cuantos más paladares mejor. Pero donde está la magia es en los fuera de carta, donde brillan platos de temporada que, al cabo de poco, pasan a ser imprescindibles. “Como el brioche de fricandó con mayonesa de trufa”, explica Oriol, “no tenemos manera de sacarlo de carta, es uno de los platos más pedidos”. ¡Y está en el fuera de carta! Allí también encontraréis maravillas como el fabuloso tartar de gamba roja y atún con emulsión de soja, huevo y trufa: una oda a la potencia, al umami y a cómo refresca el paladar.

L’Anna Godes i l’Oriol Fité, sala i cuina del Verdaguer / Foto: Marta Garreta
Anna Godes y Oriol Fité, sala y cocina del Verdaguer / Foto: Marta Garreta

La cocotxa de bacalao rebozada con pimientos del piquillo es poesía a la sencillez: el rebozado, perfecto, encapsula la melosidad y colágeno de la cocotxa. Pero ojo cuando llega el salteado de calamar con judías de Santa Pau y butifarra negra: una caricia de buen guiso que va directo al alma. Similar nivel en los postres: la tatin de manzana, acabada de hornear, sale por la ventana del pase de la cocina para alojarse en la barra, a la vista de todo el mundo, que olfatean el aroma dulce y anticipan la glotonería.

El tártaro de gamba roja y atún con emulsión de soja, huevo y trufa del Verdaguer / Foto: Marta Garreta
El tartar de gamba roja y atún con emulsión de soja, huevo y trufa / Foto: Marta Garreta

La pareja coincidió en el restaurante Santa Marta de Cabrera de Mar, una institución de la zona de la cocina casera y catalana y dedicaron años de profesión. Casi una década él, y casi una década ella. Allí también aterrizó quien es el tercer socio, un joven Pablo Robert Cordomí, a las órdenes de Oriol. “Le dijimos (a Pablo) que cuando abriéramos un restaurante, él estaría con nosotros”. Dicho y echo. Hace tres años. Hace un año, sin embargo, se les ofreció gestionar el restaurante del Náutico y Pablo se fue para liderar Verdaguer Mar, una propuesta más marinera.

La kokotxa de bacalao rebozada con pimientos|huevos del piquillo del Verdaguer / Foto: Marta Garreta
La cocotxa de bacalao rebozada con pimientos del piquillo / Foto: Marta Garreta

Verdaguer enamora a todos los niveles con una cocina y una sala rebosante de honestidad. La misma con la que explican los vinos: “Tenemos una carta de entre 40 y 50 referencias de las más conocidas y reconocibles para que los clientes encuentren aquel vino que les gusta”, desarrolla Anna. Pero muy pronto, al pedir la carta para curiosear los fuera de carta, también se tendrá que pedir la de los vinos porque presentará una idéntica estrategia: quien quiera disfrutar y descubrir las joyas que la pareja ha probado y pescado, tendrá que pedir el listado de vinos fuera de carta. Tampoco se quedan fuera ni atrás con los precios, ofreciendo un menú de mediodía a precio imbatible, el Verdaguer, por 23,50 € y uno de arroz por 34 €. ¡Hay mucho rato de disfrute en este Verdaguer!