Estás desayunando, vas medio dormido y una galleta te cae al suelo. Rápidamente, la recoges antes no pasen 5 segundos, porque crees que si la recoges a tiempo te la podrás comer igual que si no te hubiera caído. Pues bien, la regla de los 5 segundos es una leyenda urbana que no tiene ningún fundamento científico. Ve con cuidado si la utilizas porque es una regla que no funciona y quizás no lo sabías.
Origen medieval
La famosa regla de los 5 segundos dice que si un alimento cae al suelo se puede ingerir sin miedo a contaminación alimentaria porque las bacterias no han tenido tiempo de llegar. Es una costumbre que la mayoría cree, pero que no tiene ningún rigor científico. El origen del mito lo encontramos en la época de Gengis Kan, en el siglo XII. Según la creencia popular, el Kan - rey del imperio mongol - era el único que podía autorizar si una comida que caía al suelo se podía consumir o no. Los alimentos que preparaba el Kan eran tan especiales que podían quedarse en el suelo durante todo el rato que se quisiera sin que se estropearan ni se contaminaran. Hay que tener en cuenta que en el siglo XII los conocimientos sobre microbiología eran nulos y la gente se basaba en la suciedad visible que tenían los alimentos. Sacudir la pizca de tierra que podía quedar en un trozo de pan después de caer al suelo era suficiente para estar convencidos de que aquel alimento era seguro.
Con la llegada del progreso científico, sin embargo, esta regla nunca se puso en duda. De hecho, a principios del siglo XXI, algunos programas de cocina en la televisión alimentaron el mito y pusieron en práctica la regla de los 5 segundos durante la preparación de recetas. Una práctica que no llamaba la atención porque la mayoría de la gente también la hacía en casa.
El origen del mito lo encontramos en la época de Gengis Kan, en el siglo XII
Evidencias científicas
Son pocos los estudios que se han centrado en averiguar la veracidad de la regla de los 5 segundos, pero el año 2006 la Universidad de Clemson (EE.UU.) publicó uno que ponía a prueba esta supuesta ley universal. Los investigadores contaminaron diferentes superficies con bacterias y las pusieron en contacto con la comida para después analizar el nivel de contaminación en cada caso. Las conclusiones fueron que el tiempo de contacto entre el alimento y la superficie contaminada no tenía tanta incidencia en el nivel de contaminación como el tipo de superficie y de comer de los que se trataran. Es decir, que es igual si son 5 segundos, 10, o 1 minuto, porque lo más importante es como está de sucio el suelo y qué tipo de comida es la que cae.
10 años más tarde, la Universidad de Rutgers (EE.UU.) publicó un segundo estudio que complementaba el del 2006. La investigación confirmaba que el tipo de alimento era determinante a la hora de saber como de rápido se contaminaba. Hicieron diferentes experimentos y concluyeron que la mayoría de frutas, como la sandía, se contaminan mucho más deprisa que el pan, y que el pan con mantequilla se contamina mucho antes que una golosina. De la misma manera, una superficie más sucia propicia una contaminación más rápida que una superficie limpia. El estudio también puso de manifiesto que las personas son más propensas a utilizar la regla de los 5 segundos con alimentos secos, como galletas o magdalenas, que con frutas y verduras como el plátano o el bróculi.
En cualquier caso, cuando un alimento cae al suelo, se contamina inmediatamente, independientemente de lo que caiga y donde caiga. Lo que varía es como de contaminado queda la comida, pero es falso que pasados 5 según podamos asegurar que un alimento está libre de bacterias.