Si cierras los ojos y piensas en una higuera, seguro que te viene la imagen de un árbol robusto, de copa frondosa, perfecto para refugiarse del sol en los días más calurosos. Es uno de esos árboles que parecen crecer solos, casi silvestres, en rincones de huerta, patios de pueblo o incluso al borde de caminos rurales. Y aunque todos conocemos bien el tesoro que guarda entre sus ramas —los higos, que justo ahora están en su mejor momento—, resulta que no es lo único que tiene que ofrecernos.

La hoja de este árbol frutal se puede comer

Los higos han sido siempre los protagonistas: dulces, jugosos, capaces de brillar solos o de convertir cualquier plato en una fiesta, ya sea una ensalada fresca con queso, un bizcocho esponjoso o un asado con ese contraste de lo dulce y lo salado. Pero como suele ocurrir en la naturaleza, cuando uno cree que ya lo ha visto todo, aparece un detalle inesperado que cambia la perspectiva. En este caso, son las hojas.

Amanida de figues i iogurt
Ensalada de higos y yogur / Foto: La Gourmeteria

Hasta hace poco, nadie les prestaba demasiada atención. Se usaban para envolver alimentos, para dar sombra o incluso como improvisado abanico en días de calor. Y, sin embargo, las hojas de la higuera también se pueden comer. Sí, has leído bien. Según cuenta @huerta_jarana en su perfil de Instagram, son aptas para el consumo y, además, están llenas de beneficios. El sabor sorprende, una deliciosa mezcla entre dulce y herbáceo, con un toque fresco y nada áspero. Y lo mejor es que, además de sabrosas, resultan saludables.

Beneficios que siempre suman

Las hojas de higuera han acompañado a la medicina popular desde hace siglos, y la ciencia moderna empieza a respaldar varias de esas creencias. Vamos, que no hablamos de una moda pasajera, sino de un recurso que ha estado siempre ahí, esperando a ser redescubierto. Entre sus ventajas más conocidas: favorecen la digestión, sobre todo tras comidas copiosas. Ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre, lo que las hace interesantes para personas con problemas de glucosa. Esas precisamente que no pueden disfrutar de muchos higos, altos en azúcar. Son ricas en antioxidantes, esos compuestos que protegen frente al envejecimiento celular y que para muchos son el elixir de la eterna juventud. Tienen un efecto antiinflamatorio natural, ideal para aliviar molestias digestivas o musculares.

Higos
Primer plano de un higo abierto / Foto: Pixabay

El uso más sencillo para aprovechar todos esos beneficios es preparar una infusión. Para ello hay que tener paciencia, ya que primero se deben dejar secar sus hojas, al igual que para el resto de las infusiones. Una vez secas, se guardan en un bote y, cuando apetezca, basta con hervir una cucharada en agua durante unos minutos y después colarla para retirar los restos. El resultado es una bebida suave y aromática, perfecta para después de comer.

Pero la cosa no se queda ahí. En algunos restaurantes ya las utilizan para aromatizar arroces, darle un toque distinto a los postres o incluso envolver pescados y carnes antes de cocinarlos, como si fueran una versión mediterránea del clásico papillote. El aroma que desprenden al contacto con el calor es tan particular que transforma el plato sin necesidad de añadir apenas más condimento.

Una caja de sorpresas

Así que la próxima vez que te cruces con una higuera, no pienses solo en su sombra generosa ni en los higos que pronto madurarán en sus ramas. Mira también sus hojas con otros ojos y no te cortes a la hora de llevarte unas cuantas a casa. Porque hay árboles que parecen darlo todo de una vez, y otros, como la higuera, que siempre tienen algo más guardado bajo la manga (o la rama).