La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud de una persona. No solo por los alimentos que se consuman, sino también por la manera como se manipulan. De la misma manera que no nos comeríamos un trozo de carne caducado de hace dos semanas, hay otros detalles más sutiles que, si no los tenemos en cuenta, pueden poner en riesgo nuestra salud en la cocina. Una de las dudas más habituales es saber qué productos se tienen que lavar antes de consumirlos.

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Productos que tenemos que lavar

Algunos de los alimentos que utilizamos en la cocina se tienen que lavar. Pero a veces no tenemos muy claro ni cuáles, ni de qué manera. Por eso hoy te explicamos qué alimentos tienes que lavar en la cocina antes de consumirlos. El primer paso es comprar productos de calidad y en buen estado. En tu frutería, pescadería o carnicería de confianza, seguro que no tendrás problemas; tampoco en los mercados municipales, que venden producto debidamente certificado. Una vez tengas los productos que necesites, conviene saber qué tienes que lavar y qué no.

Lechuga ensalada
Lechuga y tomate. / Foto: Cedida

Como norma general, solo tendrás que lavar algunas frutas y verduras frescas, pero no todas. Frutas como las cerezas, fresas, higos o ciruelas, que se comen enteras, se tienen que lavar con un chorro de agua antes de consumirlas. No es absolutamente necesario si las frutas se han conservado debidamente, pero es muy recomendable para evitar cualquier impureza o resto que pueda quedar en la superficie. Otras frutas como la manzana o la pera solo las tendrás que lavar si te las comes con piel. Por otra parte, productos como el melón, la sandía, el plátano o la mandarina no se tienen que lavar porque la piel siempre se descarta.

Por su parte, las verduras que tienes que lavar son las que siguen la misma norma que las frutas. Hortalizas como la lechuga o el tomate, que se comen enteras y frescas, conviene lavarlas con un chorro de agua. En ningún caso hay que utilizar jabón, solo agua fría para eliminar impurezas que pueda tener la fruta o la verdura. Otras como la berenjena, el pimiento, la cebolla o el puerro, como, o bien tienen piel, o bien se comen cocidas, no hay que lavarlas.

Huevos gallinas alimentos granja / Foto: Albert Villaró y Montse Ferrer
Huevos de gallinas en la granja. / Foto: Albert Villaró y Montse Ferrer

Productos que no tenemos que lavar

Además de saber qué lavar, también hay que saber qué no se tiene que lavar de ninguna manera. Productos envasados al vacío, como algunos trozos de carne o embutidos, no hay que lavarlos. Otros productos frescos que ya haya manipulado un profesional, como el pescado, ya te los venderán listos para consumir (previa cocción en la mayoría de los casos, claro). Tampoco hay que lavar productos secos, como el pan o la pasta, ni los lácticos, como el queso o los yogures. En algunos casos parece evidente; nadie pone un yogur bajo el grifo. Pero conviene recordarlo, porque hay otros casos que no son tan claros.

Es el caso de los huevos, que no se tienen ni que lavar ni congelar. Lavar los huevos es innecesario; lavarlos puede facilitar que se contamine el alimento que preparamos u otros alimentos presentes en la cocina. En caso de congelarlos, solo se tiene que hacer si ya los hemos abierto, en ningún caso con el caparazón.