En Colombia, hablar de pan de bono es hablar de tradición, de desayuno acompañado con café caliente y de la magia de una receta que no necesita trigo para conquistar el paladar. Este pequeño panecillo redondo y dorado se ha convertido en una de las joyas gastronómicas más queridas del país, y lo curioso es que su ingrediente principal no es ni el arroz ni el maíz, como muchos suponen al pensar en panes latinoamericanos, sino la yuca. Sí, esa raíz humilde y versátil, que en muchas cocinas del mundo se utiliza como guarnición o para elaborar harinas, es la base de una masa suave, ligeramente elástica y naturalmente apta para celíacos.

Un pan apto para celíacos

Lo que sorprende del pan de bono es cómo una preparación tan simple consigue una textura y un sabor tan memorables. La receta tradicional combina harina de yuca o almidón de yuca, queso fresco rallado (en muchas ocasiones queso costeño), huevo y un poco de leche. No hay secretos ocultos ni largas fermentaciones, solo la alquimia de ingredientes básicos que, al mezclarse, se convierten en bocados tiernos por dentro y crujientes por fuera. Esa dualidad de texturas es precisamente lo que lo hace irresistible: un exterior dorado que cede con facilidad a un interior suave y lleno de sabor a queso.

Yuca / Foto: Unsplash
Yuca / Foto: Unsplash

El origen de este panecillo tiene cierto misterio, aunque la mayoría de versiones lo sitúan en el Valle del Cauca. Desde allí, el pan de bono se expandió rápidamente a cafeterías, panaderías y calles de todo el país, hasta convertirse en un imprescindible de la cultura gastronómica colombiana. Incluso existe una pequeña polémica en torno a su nombre: algunos aseguran que proviene de un caserío llamado “El Bono”, mientras que otros dicen que se debe al apellido de un panadero que lo popularizó. Sea como sea, lo cierto es que el pan de bono ha trascendido fronteras y hoy se encuentra en restaurantes y tiendas latinoamericanas en ciudades como Miami, Madrid o Nueva York.

El pan de bono se expandió rápidamente a cafeterías, panaderías y calles de todo el país

Uno de los grandes atractivos del pan de bono es su capacidad de ser un pan sin gluten sin necesidad de adaptaciones modernas. En una época en la que la demanda por opciones libres de trigo está en auge, este clásico colombiano se redescubre como un ejemplo de cómo las tradiciones ancestrales ya ofrecían soluciones naturales a problemas de salud actuales. La harina de yuca no solo aporta esa textura característica, sino también un sabor ligeramente dulce que equilibra el punto salado del queso, creando una combinación redonda.

Pan de yuca / Foto: Unsplash
Pan de yuca / Foto: Unsplash

A pesar de su sencillez, el pan de bono ha logrado conquistar a quienes lo prueban. Puede disfrutarse recién horneado, acompañado de un chocolate caliente espeso o de un café suave, y siempre deja la sensación de haber probado algo auténtico. Un pequeño bocado que resume la riqueza cultural de Colombia y que demuestra que, a veces, los ingredientes más humildes son los que dan lugar a los placeres más sorprendentes.