Conseguir un arroz blanco perfecto puede parecer una tarea complicada si nos dejamos llevar por recetas llenas de pasos o instrumentos sofisticados, pero según el creador de contenido @diegodoal, la solución es mucho más simple de lo que imaginamos. En un vídeo de su cuenta de Instagram, revela un método utilizado en buena parte de Asia que no necesita báscula, taza medidora ni temporizador de precisión. Solo hace falta una cacerola y tu propio dedo. Y aunque él recomienda usar arroz jazmín, porque es muy aromático y no se apelmaza fácilmente, deja claro que este truco sirve para cualquier tipo de arroz blanco. El resultado es siempre un arroz suelto, sin que los granos se rompan ni se pasen de cocción.
El método del dedo que pocos conocen para preparar un arroz perfecto
El procedimiento comienza con un paso crucial que muchos suelen saltarse: lavar bien el arroz antes de cocinarlo. Esto no solo elimina el polvo acumulado por la fricción durante el transporte, sino que ayuda a que no se apelmace al cocerse. Lo ideal es hacerlo dos o tres veces, hasta que el agua salga completamente transparente. A partir de aquí entra en juego el protagonista de esta técnica: el dedo. Una vez tengamos el arroz limpio dentro de la cacerola, añadimos agua hasta que quede cubierto con una falange de dedo de profundidad. Esa sencilla medida sustituye cualquier regla de proporciones complicadas entre arroz y agua.
Ahora solo queda llevarlo al fuego. Primero se cocina a fuego fuerte hasta que empiezan a salir burbujitas en la superficie. Es el único momento donde se observa: no se revuelve ni se destapa. Cuando empiece a hervir, se baja al mínimo absoluto y se deja exactamente 12 minutos sin tocarlo. En este punto, Diego recomienda no añadir sal si usamos arroz jazmín, ya que, según él, este tipo no lo necesita. Una vez transcurrido el tiempo, se retira del fuego y se deja reposar tapado durante 5 minutos más. Y eso es todo.
No olvides lavar el arroz antes de cocinarlo hasta que el agua salga transparente
Este método no solo garantiza que el arroz quede esponjoso y lleno de sabor, sino que además respeta su textura natural sin que se pase o se quede crudo. Es tan sencillo como preciso, y probablemente te hará olvidar para siempre cualquier receta que incluya complicadas proporciones o utensilios innecesarios. Y lo mejor de todo es que funciona con cualquier tipo de arroz blanco, convirtiendo este alimento básico en algo que apetece repetir una y otra vez.

Además, este método tiene un encanto especial: te conecta con la cocina desde la intuición, sin depender de fórmulas rígidas ni de tecnología. Usar el dedo como medida nos recuerda que muchas veces las mejores técnicas vienen de la tradición y de la observación, no de manuales de instrucciones. Diego defiende que cocinar arroz así es casi terapéutico, porque nos obliga a estar presentes y confiar en el proceso. Y aunque pueda parecer demasiado simple para ser eficaz, los resultados lo avalan: granos sueltos, cocción uniforme y un aroma irresistible que llena la cocina sin esfuerzo.