La gastronomía de cada país, región o ciudad tiene un origen y una historia. Unas raíces que han hecho que hoy día tengamos unas recetas, unos productos y unas tradiciones que conforman parte de la identidad de la gente que habita el país, la región o la ciudad en cuestión. La idea preconcebida que tenemos de ciertas cocinas, a veces puede no corresponder con el origen real de aquello que nosotros creíamos cierto; ¿sabías que el fricandó tiene el origen en la cocina francesa? ¿O que el cruasán no es francés, sino que es austríaco? Pues hay un historiador que se ha atrevido a cuestionar las raíces de una de las gastronomías más reconocidas y queridas del mundo: la italiana.
Ni pasta, ni pizza, ni tiramisú
La pasta, la pizza o el tiramisú son casi símbolos nacionales de Italia. Son la versión de nuestro pan con tomate o nuestro fricandó, pero elevados al máximo exponente de reconocimiento y popularidad mundial. Parece impensable afirmar que estos tres productos no son de origen italiano, pero para Alberto Grandi, experto en historia de la alimentación y profesor de economía en la Universidad de Parma, es una afirmación dudosa. Grandi se ha visto involucrado en varias polémicas por haber puesto en duda el origen y la autenticidad de algunas de las recetas y productos más famosos de Italia. El vinagre de Módena, el Parmigiano Reggiano, el tomate de Pachino o la pizza son alimentos que, según las investigaciones de Grandi, no tienen un origen italiano.
Grandi defiende sus argumentos basándose en los trabajos de investigación histórica y documental que ha llevado a cabo durante su carrera

Grandi defiende sus argumentos basándose en los trabajos de investigación histórica y documental que ha llevado a cabo durante su carrera. Afirma que en ningún caso defiende sus postulados por cuestiones ideológicas o patrióticas, sino que simplemente se limita a exponer las evidencias que ha ido encontrando.
La última polémica del italiano
Pero si hay un plato intocable en Italia es la pasta carbonara. Un plato que, como no podía ser de otra manera, Grandi defiende que en realidad no es de origen italiano. El historiador afirma que la receta la inventó un soldado estadounidense que había combatido en Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Grandi asegura que tiene pruebas irrefutables de su argumento porque "la receta se publicó por primera vez en Chicago el año 1952", y no fue hasta al cabo de un año que la carbonara llegó a los restaurantes italianos.
Afirmaciones como esta han levantado polvareda entre algunos sectores de la sociedad italiana. Figuras destacadas como Matteo Salvini, ex primer ministro italiano, o Alessandra Mussolini, eurodiputada y nieta del dictador Benito Mussolini, han tildado Grandi de frívolo, antipatriótico o incongruente por cuestionar las bases de una cocina aparentemente tan consolidada como la de este país mediterráneo.