La gastronomía ha jugado un papel central en la vida de la gente desde hace siglos. La cocina del día a día, pero sobre todo las fechas señaladas, rigen, o regían, el calendario de muchos pueblos y villas. Santos, patrones, vísperas y verbenas eran motivo de celebración por toda Catalunya. En Castelldefels y la costa del Garraf se han celebrado siempre algunas comidas típicas que, desgraciadamente, se están perdiendo. El experto en patrimonio cultural, Jordi Tresserras Juan, explica cuáles son algunas de estas celebraciones en el libro La Cocina de Castelldefels y las cocinas del Garraf (Sitges).

Comidas tradicionales de Castelldefels y el Garraf

Si bien es cierto que hay comidas tradicionales que todavía se mantienen por toda Catalunya, como la comida de Sant Esteve o la verbena de Sant Joan, son muchas las celebraciones locales, vinculadas sobre todo a fiestas religiosas, que se han perdido o se están perdiendo. En el libro La Cocina de Castelldefels y las cocinas del Garraf (Sitges), Jordi Tresserras Juan expone detalladamente cuáles son estas festividades vinculadas a la gastronomía que tradicionalmente se han celebrado en esta región del país:

San Sebastián: el 20 de enero, en la Ermita de San Sebastián de Sitges, se tenía mucha devoción por un santo que se creía protector de las fiebres. En la explanada de la ermita se vendían albahacas y margallones, cuyos brotes tiernos se comían con miel. También se vendían dulces, como los turrones y los carquiñoles. La fiesta se perdió después de la Guerra Civil, pero a raíz de las obras de restauración de la ermita, se volvió a celebrar a partir del año 2013. Ahora, sin embargo, no se venden margallones porque son una especie protegida.

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Elaboración artesana de cremas de Sant Josep. / Foto. Albert Vilas

Sant Josep: el 19 de marzo se hacía escudella en Castelldefels. Se cocinaba sin col ni patata y se hacía a base de una olla de los "cuatro órdenes mendicantes", es decir, carne de ternera, de mutón, de cerdo y de gallina, además de una buena pelota. Era obligatorio comer a la una menos cuarto y la sopa tenían que ser macarrones. También era tradicional comer crema de Sant Josep con melindros.

Miércoles de Ceniza: este día se celebraba el entierro de la sardina. Se solía hacer la merienda fuera de casa, sobre todo en la montaña. En Castelldefels se comía bacalao con alioli o arenques con casaca.

Sant Ponç: el 11 de mayo se hacían las tradicionales ferias de hierbas medicinales, miel y caramelos. Durante los meses previos a la fiesta, las familias se dedicaban a recolectar por el macizo de Garraf los productos que después venderían.

Víspera de Todos los Santos: el 31 de octubre se comía escudella de calabaza de rabequet, boniatos cocidos y castañas tostadas. Además, las familias que se lo podían permitir comían panellets de Can Patuel o de Casa Vivas, acompañados de moscatel y malvasía.

Estas fiestas vinculadas a la gastronomía son solo una pequeña cata del anchísimo patrimonio cultural de Catalunya. La obra de Tresserras analiza al detalle todas estas tradiciones para honrar a la memoria de su tierra, además de explicar recetas tradicionales ligadas con la historia de la comarca.