Octubre marca el inicio de una de las tradiciones más antiguas y sabrosas del campo: la siembra del ajo rojo. En la cuenta de Instagram de @viverstorrents, especialistas en cultivo y plantas, nos recuerdan que este mes es el momento perfecto para plantar ajo rojo y garantizar cabezas grandes, aromáticas y llenas de sabor. No es casualidad que muchos agricultores sigan un calendario ancestral que asegura los mejores resultados: sembrar el ajo para el Día del Pilar, el 12 de octubre, cuando la tierra aún guarda el calor del verano pero empieza a prepararse para el frío.
Cómo plantar ajo rojo
El ajo rojo se ha ganado su fama por su intenso aroma, su resistencia y su capacidad de conservación, además de ser una joya gastronómica que enriquece cualquier plato. Pero para obtener cabezas grandes y bien formadas, no basta con clavar los dientes en la tierra. Hay que seguir una serie de pasos que, aunque sencillos, marcan la diferencia entre un cultivo mediocre y una cosecha espectacular.
El proceso comienza con una buena cabeza de ajo rojo, firme y sin signos de humedad. Se desmenuza cuidadosamente, separando los dientes uno a uno, pero sin quitarles la piel exterior que los protege. Cada cabeza suele ofrecer entre 8 y 10 dientes, y cada uno de ellos se convertirá en una nueva planta. La distancia es clave: deben sembrarse con una separación de unos 4 o 5 dedos entre ellos, para que las raíces puedan desarrollarse sin competencia y las cabezas crezcan bien formadas.

La profundidad ideal de siembra es de unos 3 o 4 centímetros, con la punta del diente hacia arriba. La tierra, suelta y bien drenada, es fundamental para evitar encharcamientos que pudran el bulbo. Si el terreno es demasiado compacto, conviene mezclarlo con algo de arena o compost. Los expertos también recomiendan regar solo al principio, hasta que los brotes asomen, y luego reducir la frecuencia para que el ajo no se ablande.
Otro consejo tradicional que mencionan desde Vivers Torrents es respetar el calendario lunar, plantando en fase menguante para favorecer el desarrollo del bulbo bajo tierra. Aunque muchos lo consideran un mito, lo cierto es que esta práctica se ha transmitido durante generaciones y sigue dando excelentes resultados.
A medida que los meses pasan, los tallos verdes del ajo se van secando. Ese es el mejor indicador de que las cabezas están listas para recoger. Tras la cosecha, se recomienda dejar los ajos secar al aire durante unos días antes de almacenarlos en un lugar fresco y ventilado.
La profundidad ideal de siembra es de unos 3 o 4 centímetros
Así que si quieres disfrutar de tus propios ajos rojos, aromáticos y potentes, este octubre es el momento perfecto para ensuciarte las manos y seguir el sabio consejo de los agricultores de toda la vida: plantar por el Pilar.