Se han acabado las vacaciones de verano y, con la vuelta a la escuela, al trabajo y a la rutina, también llega un momento ideal para reanudar los hábitos que nos conectan con la naturaleza y con una vida más saludable. Septiembre es un mes de transición: dejamos atrás el calor intenso de agosto y nos introducimos en unas semanas más templadas, con más horas de fresco por la noche y mañanas más suaves. Este cambio de estación nos invita a recuperar la actividad en nuestro huerto y prepararnos para la cosecha de otoño y de invierno. Si en agosto todavía había muchos cultivos típicos del verano, en septiembre empieza a ser el momento perfecto para sembrar hortalizas que resistirán bien el frío y que nos darán alimentos sabrosos y nutritivos en los próximos meses.

Estos son los alimentos que tienes que plantar en septiembre

Durante este mes puedes empezar a plantar coles, bróculis, coliflores y repollo, todas ellas variedades que necesitan tiempo para crecer y que se adaptan bien a las temperaturas más bajas. También es momento de poner al suelo espinacas, escarolas y acelgas, verduras de hoja que crecen rápidamente y que nos proporcionarán hojas frescas y tiernas al cabo de pocas semanas. Si dispones de espacio, añade también zanahorias y nabos, que te permitirán disfrutar de una despensa natural a medida que el otoño avanza. Son cultivos de ciclo más lento, pero su cosecha se mantiene bien y es muy agradecida.

Huerto en septiembre
Un hipotético aspecto del huerto al septiembre / Foto: Pixabay

Además de las hortalizas clásicas, en septiembre todavía es una buena época para plantar hierbas aromáticas como el perejil, la rúcula o el cilantro, que aportarán frescor y sabor en tus platos. Estas plantas, que se pueden cultivar fácilmente en tiestos o jardineras, son ideales si no tienes mucho espacio o si vives en un piso: solo necesitan un riego moderado y unas horas de sol. Otra opción interesante son las remolachas y los rábanos, que germinan deprisa y nos ofrecen colores vivos y sabores intensos en la cocina.

Plantar en septiembre no es solo una cuestión de productividad, sino también de organización y planificación. Aprovechando que volvemos a la rutina, podemos establecer un pequeño calendario de cuidados del huerto que nos ayude a mantener el equilibrio entre el trabajo, la familia y el tiempo libre. Dedicar unas horas a la semana a sembrar, regar y observar los cultivos es una manera magnífica de desconectar y de volver a conectar con el ciclo natural de las estaciones. Al mismo tiempo, nos permite fomentar la paciencia y disfrutar del proceso de ver cómo lo que plantamos hoy se transforma en alimentos que alimentarán nuestro cuerpo en pocos meses.

Un huerto, verduras y fruta / Foto: Albert Villaró y Montse Ferrer
Un huerto en un paisaje impresionante / Foto: Montse Ferrer

No podemos olvidar que ser autosuficiente es un paso hacia un estilo de vida más responsable y sostenible. Cultivar y cultivar tus propios alimentos no solo te garantiza frescor y calidad, sino que también reduce el impacto ambiental y te da la satisfacción de comer aquello que tú mismo has hecho crecer. Y si por espacio o tiempo no es posible tener huerto, la mejor alternativa es dar apoyo a las tiendas locales, a los productores de proximidad y a los mercados del pueblo. Comprar es apostar por la economía de tu entorno y por alimentos frescos y de temporada, a la vez que contribuyes a preservar tradiciones y a mantener viva la comunidad agrícola.