La familia Kennedy ha sido golpeada por numerosas tragedias a lo largo de su historia, lo que en Estados Unidos se conoce como “la maldición Kennedy”. La última que se ha conocido impactado a la sociedad norteamericana. Tatiana Schlossberg, nieta del expresidente John F. Kennedy, ha anunciado que padece un cáncer terminal, en concreto, una leucemia mieloide aguda con una mutación rara llamada Inversión 3, que afecta a menos del 2% de los casos. El diagnóstico le fue comunicado poco después de dar a luz a su segundo hijo en mayo de 2024, cuando detectaron un desequilibrio en el recuento de glóbulos blancos. Desde entonces, ha pasado por semanas de hospitalización, tratamientos de quimioterapia, un trasplante de médula ósea y dos ensayos clínicos, uno de ellos de inmunoterapia con células CAR-T.

Tatiana, de 35 años, es la segunda hija de la exembajadora de EE. UU. Caroline Kennedy, hija de JFK, y del diseñador Edwin Schlossberg. Es periodista ambiental, está casada con George Moran, y es madre de un hijo de 3 años y una hija de 1 año, a los que no podrá ver crecer debido a su enfermedad. Comunicó públicamente su diagnóstico de cáncer terminal mediante un ensayo personal publicado este sábado en la revista The New Yorker. En este texto, relata detalladamente todo el proceso, desde el diagnóstico de leucemia mieloide aguda con una mutación rara, los tratamientos difíciles que ha afrontado, hasta su lucha diaria y el pronóstico de vida que le dieron los médicos, menos de un año. Su historia ha sido ampliamente recogida y difundida por los medios norteamericanos, que han destacado la transparencia y la profundidad con que Tatiana expuso su realidad y el impacto en su familia, incluida la coincidencia simbólica de la fecha de publicación con el aniversario del asesinato de su abuelo, John F. Kennedy (el 22 de noviembre de 1963 en Dallas). “No podía -no quería- creer que estaban hablando de mí”, relata Schlossberg. “El día anterior había nadado 1,6 kilómetros en la piscina, embarazada de nueve meses. No estaba enferma. No me sentía enferma. De hecho, era una de las personas más sanas que conocía”, afirma en el escrito.

Tatiana New Yorker castellà
 

 

Tatiana explica que ha contado con el apoyo incondicional de sus hermanos, Rose, cineasta, y Jack, que a principios de este mes anunció su candidatura al Congreso, que la han ayudado a ella y a su marido a criar a sus hijos y “me han cogido la mano sin vacilar mientras yo sufría, intentando no mostrarme su dolor y su tristeza para protegerme”. La nieta del expresidente Kennedy se ha sometido a un duro proceso de tratamiento, que incluyó varias rondas de quimioterapia, dos trasplantes de médula ósea y la participación en dos ensayos clínicos. Especialmente dura es la confesión de que el médico de su último ensayo clínico “me dijo que podría mantenerme con vida durante un año, quizás”. Además, Schlossberg también fue diagnosticada con una forma de virus de Epstein-Barr en septiembre, que “afectó gravemente mis riñones” y la obligó a aprender a caminar de nuevo.

Robert F. Kennedy, “una vergüenza para la familia”

El ensayo también conecta su experiencia personal con críticas a la política sanitaria actual en Estados Unidos, especialmente en relación con el acceso a tratamientos innovadores y la financiación de la investigación en cáncer. Tatiana explica que su tratamiento se produjo mientras su primo, Robert F. Kennedy Jr., conocido por sus teorías de la conspiración sobre vacunas, fue nombrado como secretario de Salud y Servicios Humanos en el gobierno de Donald Trump, después de “postularse a la Presidencia como independiente, pero sobre todo como una vergüenza para mí y el resto de mi familia directa”. Tatiana también explica que los médicos del NewYork-Presbyterian / Columbia University Irving Medical Center, donde recibió el tratamiento, no sabían si se verían afectados después de que el Gobierno de Trump retirara la financiación federal a la Universidad de Columbia, a pesar de que más tarde la universidad llegó a un acuerdo para restablecer la financiación. “De repente, el sistema de salud en el que confiaba se sintió tenso, inestable”, explica la periodista.

Schlossberg también lamenta sumarse con su enfermedad terminal a las tragedias que han marcado a su familia, como el asesinato de John F. Kennedy en 1963, el asesinato de su tío abuelo, el exsecretario de Justicia Robert F. Kennedy, en 1968 o el accidente de avioneta de su primo (hijo de JFK) John John, entre otras. “Durante toda mi vida, he intentado ser buena, ser una buena estudiante, una buena hermana y una buena hija, y proteger a mi madre y no hacerla sentir nunca molesta o enfadada”, escribe. “Ahora he añadido una nueva tragedia a su vida, a la vida de nuestra familia, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo”.