Hablar de la ensaimada mallorquina es hablar de una de esas tentaciones que parecen imposibles de resistir. Su forma en espiral y su textura ligera no son solo rasgos estéticos, sino símbolos de una tradición que ha convertido este dulce en un auténtico icono de la gastronomía de Mallorca. Lejos de ser una simple masa, es un producto cargado de historia y de significados que han acompañado a generaciones de isleños en celebraciones y momentos cotidianos. Incluso su nombre tiene raíces curiosas: procede de la palabra catalana “saïm”, que hace referencia al sebo de cerdo, ingrediente fundamental de la receta original.

Cómo hacer una ensaimada en casa

Aunque algunos sostienen que sus orígenes podrían remontarse a la influencia árabe, lo cierto es que los primeros registros escritos datan de los siglos XVII y XVIII. Con el tiempo, la ensaimada se consolidó como un símbolo festivo y religiosoun dulce que no solo endulzaba el paladar, sino que también representaba la continuidad y la eternidad gracias a su característica forma enroscada. Su elaboración es relativamente sencilla, pero exige paciencia y mimo: la masa debe quedar finísima, casi como una tela de araña, para poder enrollarse con elegancia y dar lugar a ese aspecto tan reconocible.

Ensaïmada / Foto: Unsplash
Un aspecto exquisito de la ensaimada / Foto: Unsplash

Los ingredientes básicos apenas varían: harina, azúcar, huevos, levadura, agua y, para quienes buscan la autenticidad más pura, manteca o cebo de cerdo. Tras un largo reposo y fermentación, la masa adquiere ese aireado que la distingue. Una vez dorada en el horno, se corona con un generoso espolvoreo de azúcar glacé, convirtiéndose en la versión más tradicional y reconocible de este dulce mallorquín. Pero el paso del tiempo y la creatividad de los reposteros han hecho que hoy podamos disfrutarla de múltiples formas.

Ensaïmada dulce / Foto: Unsplash
Ensaimada dulce / Foto: Unsplash

Entre las versiones más populares está la rellena de cabello de ángel, que añade un dulzor extra y una textura suave al conjunto. También destaca la ensaimada salada, con sobrasada como protagonista, uniendo la esponjosidad de la masa con el sabor intenso y ligeramente picante de este embutido tan característico de las Baleares. Además, no faltan las versiones modernas, con rellenos de crema pastelera, nata montada o chocolate, pensadas para quienes buscan una experiencia más contemporánea sin renunciar a la esencia original.

El paso del tiempo y la creatividad de los reposteros han hecho que hoy podamos disfrutarla de múltiples formas

Lo cierto es que la ensaimada no solo es un postre: es un gesto social. En Mallorca, sigue siendo habitual compartirla en desayunos y meriendas, como excusa para reunirse y disfrutar de la conversación. Hay quien la prefiere recién salida del horno, tierna y cálida, y quien apuesta por esa textura crujiente que se logra al dejarla reposar. Sea cual sea la elección, todos coinciden en lo mismo: pocas cosas evocan tanto la identidad de la isla como una ensaimada. Porque más que un dulce, es una experiencia que se graba en la memoria y que, una vez probada, resulta imposible de olvidar.