El otoño no solo implica sacar la ropa de abrigo del armario, sino que también es una época en la que muchas personas se preocupan por la caída del pelo. Se trata de un fenómeno estacional y habitual, pero según el doctor Javier de Felipe, especialista en salud capilar, hay factores que pueden agravarlo, como el estrés y una alimentación poco equilibrada. Así y todo, el mensaje es esperanzador: lo que comemos puede influir de manera decisiva en la salud de la cabellera. Tal y como destaca el doctor, los nutrientes que incorporamos a la dieta tienen la capacidad de reforzar el cuero cabelludo y mejorar la vitalidad del pelo en esta fase del año.

Los alimentos para evitar la caída capilar

La caída estacional del pelo es especialmente frecuente entre los meses de septiembre y noviembre. De Felipe remarca que hay que diferenciar entre una pérdida transitoria, que puede revertirse con hábitos saludables, y una alopecia definitiva, en la que el folículo deja de producir pelo porque ya ha cicatrizado. Identificar correctamente el origen del problema es, pues, esencial. Según el experto, esta etapa es una buena oportunidad para reforzar el organismo y proporcionarle los nutrientes necesarios para frenar la debilidad capilar. El pelo, igual que cualquier otro tejido del cuerpo, necesitan un suministro constante de vitaminas, minerales y proteínas para mantener su estructura y resistencia.

En este sentido, hay alimentos que actúan como verdaderos aliados del pelo. Las verduras de hoja verde, por ejemplo, aportan hierro y ácido fólico, indispensables para oxigenar los tejidos y alimentar los folículos. Los lácticos como el yogur natural o la leche contribuyen a fortalecer la fibra gracias al calcio, mientras que el pescado azul —salmón, sardina o caballa— proporciona ácidos grasos, omega-3 y vitamina D, que dan brillantez y elasticidad. Otros productos como los huevos, ricos en biotina, o los frutos secos y entonces, que concentran cinc y proteínas vegetales, resultan imprescindibles para reducir la caída. También tienen un papel destacado las legumbres, los cereales integrales, el aguacate o la fruta roja, que añaden antioxidantes y vitaminas del grupo B, fundamentales, para el crecimiento y la protección de la cabellera.

Los nutrientes que incorporamos a la dieta tienen la capacidad de reforzar el cuero cabelludo y mejorar la vitalidad del pelo en esta época del año

Por el contrario, existen alimentos que pueden debilitarla si se hace un consumo excesivo. El azúcar refinado, la bollería industrial y las frituras favorecen la inflamación y empobrecen la aportación de nutrientes. El alcohol también es perjudicial, ya que dificulta la absorción de minerales clave como el cinc o la misma biotina. Los productos ultraprocesados, pobres en vitaminas y minerales esenciales, tampoco ayudan a mantener un pelo sano. De Felipe recuerda que “el pelo necesita un combustible de calidad”, y que solo una dieta equilibrada, variada y llena de micronutrientes garantiza su fortaleza en momentos de más vulnerabilidad como el otoño.

Más allá de la alimentación, los hábitos cotidianos tienen un papel fundamental en la prevención de la caída capilar. Dormir bastantes horas y reducir el estrés es clave para mantener estable el ciclo del pelo. Igualmente, conviene evitar el abuso de planchas, secaderos y productos fijadores que resecan la fibra, así como optar por peinados menos tirantes y cepillarse con suavidad para no romper los hilos. Mantener el cuero cabelludo limpio y libre de grasa facilita la oxigenación de los folículos, y en casos de déficit vitamínico se puede recurrir a complementos específicos de farmacia. En definitiva, el otoño no tiene que ser sinónimo de perder pelo: con una buena alimentación y unas costumbres saludables, es posible frenar la caída estacional y mejorar tanto el aspecto como la calidad de la cabellera.