En los últimos años, el salmón ha sido coronado como el rey de los pescados saludables, pero hay otro que, pese a ser más económico y accesible, suele pasar desapercibido: la caballa. Este pescado azul, también conocido como verdel o sarda, es una auténtica joya nutricional que contiene más ácidos grasos omega-3 que el propio salmón. Rico en proteínas, vitaminas del grupo B y minerales esenciales, su consumo regular aporta grandes beneficios a la salud cardiovascular y cerebral. Además, su precio asequible lo convierte en una opción ideal para todas las economías.
El pescado barato que tiene más omega-3 que el salmón
Aunque no goza de la misma popularidad que otros pescados, la caballa es habitual en mercados de toda España, sobre todo durante la primavera, cuando está en temporada y se encuentra en su mejor momento de frescura y sabor. Este pescado graso tiene una carne firme, sabrosa y muy versátil en la cocina, ya sea a la plancha, al horno, en escabeche o incluso enlatada. Lo que sorprende es que, pese a sus propiedades nutricionales superiores, muchas personas siguen optando por alternativas más caras y no siempre saludables.

Uno de los puntos fuertes de la caballa es su altísimo contenido en ácidos grasos omega-3, fundamentales para reducir los niveles de colesterol malo (LDL) y los triglicéridos, así como para aumentar el colesterol bueno (HDL). Además, contribuye a la buena salud del sistema nervioso, mejora el estado de ánimo y reduce los procesos inflamatorios en el organismo. Su aporte de vitamina B12 es también especialmente elevado, lo que la hace ideal para combatir el cansancio, mejorar la memoria y favorecer la producción de glóbulos rojos.
Es un pescado muy versátil para hacer tanto a la plancha, en escabeche o al horno
La caballa también destaca por ser una opción sostenible. A diferencia de otros pescados sometidos a una pesca masiva o industrializada, suele capturarse mediante métodos tradicionales y en muchas regiones se respeta su ciclo natural. Esto no solo garantiza una mayor calidad del producto, sino que también protege el ecosistema marino. Al elegir caballa, el consumidor apuesta por una alimentación responsable y por el apoyo a las economías locales que dependen de la pesca artesanal.

Incorporar caballa a la dieta no requiere complicaciones. Basta con prepararla al horno con unas hierbas aromáticas y aceite de oliva, o disfrutarla en ensaladas si se adquiere en conserva de buena calidad. Su sabor intenso y su textura carnosa conquistan a quienes se atreven a darle una oportunidad. La próxima vez que pases por la pescadería, dale una oportunidad a la caballa: es sabrosa, saludable, barata y cuida del planeta. Tu cuerpo y tu bolsillo lo agradecerán.