Sacudida historia en el Opus Dei. El sacerdote argentino Mariano Fazio, primero en la línea sucesoria para convertirse en el jefe máximo de la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei, está acusado formalmente de formar parte del sistema de tráfico de mujeres pobres para explotación laboral que diseñó y ejecutó la Obra durante al menos cuatro décadas en Argentina, y que al menos tiene 43 víctimas. Así lo afirma el escrito de ocho páginas que pide que se le cite a declaración indagatoria al lado de otros cuatro religiosos, según revela elDiario.es. Después de 2 años de investigación secreta, en 2024 la Procuraduría contra el Tráfico de Personas de Argentina (PROTEX) y la Fiscalía Nacional en el Criminal y Correccional Federal N.º 3 elevaron una acusación formal contra las máximas autoridades del Opus Dei en Buenos Aires. Se pedía la investigación sobre los exvicarios regionales, Carlos Nannei (1991-2000), Patricio Olmos (2000-2010) y Víctor Urrestarazu (2014-2022). Especialmente, había llamado la atención que no se citara a Fazio, quien había ocupado el mismo cargo en el periodo intermedio entre los dos últimos. La demanda de imputación por parte de la Fiscalía argentina sostiene que las pruebas son suficientes para imputar también al segundo hombre más importante del Opus Dei en el mundo.

El papel del sacerdote Fazio

Mariano Fazio llegó a Roma en 2014, un año después de que Jorge Mario Bergoglio se convirtiera en papa. El jefe máximo del Opus Dei, Javier Echevarría, colocó a Fazio como vicario general con el objetivo de buscar acercarse al jesuita que, aunque acababa de desembarcar en el Vaticano, ya alarmaba por su carácter reformista. Según apuntan fuentes próximas, en el Opus Dei y en el Vaticano, la intención era "controlar" a Francisco, con quien Fazio tenía una buena relación en Buenos Aires.

La cúpula del Opus Dei en Argentina vive en la sede principal, ubicada en el barrio de la Recolecta, uno de los más caros de Buenos Aires. En el mismo edificio, en concreto, en una torre de ventanas casi tapadas, funcionó y funciona Laya, la residencia más importante de mujeres de servicio de la organización. En concreto, son criadas que atienden a los hombres de las jerarquías sin recibir ningún pago por su trabajo y en condiciones de semicierre. En este lugar vivió Fazio durante muchos años, incluidos los cuatro en los que fue vicario regional y también trabajó la testigo principal de la investigación.

43 casos de explotación

La causa en Argentina señala 43 casos de explotación. Sin embargo, la mayoría de las denunciantes consiguieron abandonar la institución antes de 2008, cuando entró en vigor la Ley de Tráfico, y por lo tanto, del total, solo cuatro casos se enmarcan en este delito. La acusación se centra en el caso de una mujer boliviana que fue captada cuando era menor y sirvió como mucama durante 31 años. M.I.E., en abril de este año, relató ante el juez que conocía al padre Mariano, que había coincidido con él en la sede central mundial del Opus Dei en Roma —ella había sido enviada como criada y él como jerarquía— así como en la sede central en Buenos Aires, donde también trabajó muchos años. La mujer detalló que entre 2009 y 2014 tuvo asignada la limpieza de la habitación de Fazio.

La mujer también explicó su experiencia con el vicario Carlos Nannei (1991-2000), predecesor de Fazio en Buenos Aires, enviado a Roma con él en 2014, que también está acusado de los mismos cargos. M.I.E. explicó que durante las "meditaciones" —ceremonias religiosas diarias en los oratorios del Opus Dei— el sacerdote Nannei les decía que "querer salir de la obra era como salir de la barca" y se tenían que convencer de que "salir de la barca era una muerte repentina". Y también que por eso "tenían que rendir el juicio, quemarse por Dios, hacerse holocausto por Dios". Sobre el trabajo que tenía que hacer, el escrito apunta: "La cantidad de labores que le eran exigidas, la disponibilidad a todas horas, las interminables jornadas, y el sometimiento psicológico volvieron a formar parte de esta nueva declaración". Además, resalta una frase de la víctima: "Yo iba por la calle pensando que no quería vivir más. Iba por la calle pensando cómo puede la gente sonreír. Aquí me enviaron al psiquiatra". Así pues, los fiscales concluyen que "la respuesta institucional a lo que eran las consecuencias de la vida que le exigían eran antidepresivos, somníferos, los dos suministrados por psiquiatras de la organización".

Ahora hay que esperar cuál será la respuesta del papa León XIV, que hace unas semanas se reunió con el jefe máximo del Opus Dei, Fernando Ocáriz, y el argentino Fazio. El nuevo pontífice se mostró dispuesto a seguir el camino iniciado por el papa Francisco, que disminuyó el poder y sacó la jerarquía al Opus después de la denuncia en Argentina y exigió a la organización que modificara sus estatutos.