Salvador Illa abandona China después de ocho días de viaje. Desde Pekín a Shanghái, pasando por Hefei y Wuhu. Siempre escoltado por representantes del Partido Comunista Chino, incluida la traductora, que como es habitual en las visitas de delegaciones extranjeras, no lo han abandonado ni a sol ni a sombra en todos y cada uno de los encuentros que ha tenido con entidades y empresas del gigante asiático. Illa no se ha sentido precisamente solo, dado que también ha estado acompañado en todo momento por los representantes de la embajada española. "Nos hemos sentido muy bien recibidos", aseguraba el president este viernes a la hora de hacer balance desde Shanghái.
Illa hace una valoración satisfactoria del viaje, de marcado acento económico, y durante el cual ha anunciado la apertura de una delegación de la Generalitat en China, la creación de un centro de R+D de la automovilística Chery en Cornellà de Llobregat o el acuerdo para impulsar un corredor marítimo de cero emisiones entre Barcelona y Shanghái.
El episodio más polémico del periplo ha sido la reunión con responsables de Huawei en plena tormenta por el contrato del Gobierno con la multinacional china para almacenar escuchas telefónicas de sistema SITEL, que recoge las comunicaciones interceptadas por el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil en el marco de las investigaciones judiciales. Este acuerdo ha disparado las alertas en los Estados Unidos, desde donde se ha advertido que podría servir como puerta de entrada para el régimen chino al sistema de escuchas de un socio de la OTAN y podría poner en riesgo investigaciones de espionaje e "innumerables actividades de inteligencia". El acuerdo con la gran compañía china también ha generado un toque de atención de la Comisión Europea, que ha insistido en que los países de la UE tienen que "restringir o excluir Huawei de sus redes 5G".
En medio de la tormenta, Illa se reunió con el vicepresidente de relaciones internacionales de Huawei en Pekín en una cita en que se restringió el acceso a periodistas y cámaras y que, según el president, sirvió para agradecer a esta firma su apoyo al Mobile World Congress.
Ni maleta ni banderas
La anécdota del viaje, sin embargo, fue el cambio de agenda de última hora que tuvo que hacer la delegación catalana para esquivar un tifón, el Co-may, que asolaba el sur de China y que obligó a Illa a hacer noche en Wuhu, en lugar de viajar a Shanghái como estaba previsto. Fue una noche sin maletas para los representantes del Govern, dado que sus equipajes ya habían sido enviados previamente a Shanghái, lo que obligó al gabinete del president a improvisar una respuesta de urgencia en una tienda local.
Ha sido un viaje sin banderas, en el que la única senyera que se ha podido ver —a parte de la última rueda de prensa del viaje, en la que el president aprovechó para hacer balance del primer año de legislatura— ha sido la que la compañía catalana Ames Group tenía colgada en la fachada de la fábrica: la bandera catalana y la española, a ambos lados de la china, que ondeaba en el palo más alto, y la europea. El resto de visitas se han hecho sin distintivos de ninguna de las dos partes, y no era precisamente por falta de banderas chinas.
En la carpeta cultural destaca el anuncio de que el catalán volverá a ser materia de estudio en una universidad china a partir del segundo semestre del próximo curso, dado que la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín recuperará el lectorado de catalán que tuvo entre 2015 y 2019.
Siguiendo las huellas de Sánchez
Illa no ha escondido en ningún momento que su viaje a China ha seguido las huellas de las visitas que en los últimos tres años ha hecho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante las cuales se ha reunido con el líder chino, Xi Jinping. Fuentes del Govern aseguran que este vínculo, en un momento de cambios de reglas del juego y alianzas en el tablero político internacional, ha servido para abrir las puertas en el Estado asiático, donde han sido recibidos por diferentes representantes locales del Partido Comunista y responsables institucionales. De hecho, el president no se ha cansado de explicar a sus interlocutores chinos las "fuertes relaciones" que mantienen España y China. En particular a los empresarios, a los que ha dibujado esta proximidad como uno de los incentivos para invertir en Catalunya.
En la rueda de prensa de balance, Illa ha advertido que el mundo pasa por Asia y, más en concreto, por China, tanto desde el punto de vista económico y tecnológico como geopolíticamente. Ante este escenario de cambio acelerado, ha reivindicado la multilateralidad y los valores occidentales, los cuales, ha asegurado, "no están reñidos con un abrirse" hacia otros horizontes ni con diversificar la economía.
El jefe del Ejecutivo catalán pronunció en Shanghái su conferencia "Catalunya lidera", delante de un auditorio de empresarios a los que presentó Catalunya como "una región autónoma de España", que les puede servir de puerta a Europa, pero también a la América Latina y al norte de África. En aquella intervención, en un hotel de la cadena Marriot de Shanghái, Illa lanzó también un guiño al empresariado chino, que convive con un Estado autoritario y controlado hasta el último rincón por el Partido Comunista, al que aseguró que Catalunya ofrece "estabilidad institucional" y "Estado de derecho".