Las fuerzas rusas han asegurado este jueves haber tomado dos nuevas localidades en las regiones ucranianas de Zaporiyia y Járkov, y afirman que están cercando la ciudad de Kúpiansk, donde, según Moscú, quedarían bloqueados unos 5.000 soldados ucranianos. El Ministerio de Defensa ruso ha presentado estos movimientos como un “avance sostenido” en el frente oriental, aunque varios analistas independientes ponen en duda la magnitud real de los progresos.
En su comunicado diario, el mando militar ruso ha indicado que las unidades del grupo Vostok (Oriente) “continuaron avanzando sobre las defensas enemigas” y “liberaron” la localidad de Krasnogorske, en la región de Zaporiyia. El núcleo se encuentra en el mismo eje donde, en los días previos, Rusia había anunciado la captura de otros tres pueblos, con la intención aparente de rodear por el norte la ciudad de Huliaipole, un bastión ucraniano que resiste desde los primeros compases de la guerra.
Paralelamente, el Ministerio de Defensa ha informado de que las unidades del grupo Zapad (Occidente) han tomado la localidad de Sadove, en la región de Járkov. Esta posición, situada al sur de Kúpiansk, permitiría a las tropas rusas presionar a las fuerzas ucranianas apostadas en la orilla del río Oskol e intentar cortar las líneas de suministro.
Moscú también ha acusado a Kyiv de haber atacado con drones a un grupo de soldados ucranianos que, según su versión, intentaban rendirse alrededor de Petropavlivka, al este de Kúpiansk. El Ministerio asegura que nueve de los doce militares habrían muerto en el ataque, mientras que tres “fueron trasladados a un lugar seguro”. Las autoridades ucranianas no se han pronunciado sobre este incidente.
Rusia alerta de ataques ucranianos en Donetsk
En el frente de Donetsk, el ejército ruso afirma haber repelido nueve intentos ucranianos de romper el asedio a Pokrovsk, un importante nudo logístico que, según Moscú, estaría prácticamente cercado desde el fin de semana. El mando militar asegura que las tropas ucranianas habrían intentado desbloquear su agrupación atrincherada en Gríshino, pero sin éxito.
El jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, había anunciado el domingo que las fuerzas de Moscú habían logrado cercar a unos cincuenta batallones ucranianos –unos 10.500 efectivos– entre Kúpiansk y Pokrovsk. Sin embargo, tanto algunos blogueros militares rusos como el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, han puesto en duda estas cifras y alertan de que el frente sigue siendo muy fluido, con combates intensos pero sin cambios territoriales significativos.
Según el ISW, los anuncios de “liberación” a menudo preceden a ofensivas limitadas destinadas más a consolidar posiciones que a lograr un avance estratégico. En los últimos meses, las fuerzas rusas han intensificado los ataques en varios puntos del frente oriental, mientras Ucrania intenta mantener la defensa en condiciones cada vez más precarias, marcadas por la escasez de munición y el retraso en la llegada de ayuda occidental.
Casi cuatro años después del inicio de la invasión, la guerra se ha convertido en un conflicto de desgaste, donde la información y la narrativa –más allá del control territorial– también forman parte del campo de batalla.
