Enorme controversia en Estados Unidos. Una cincuentena de congresistas estatales de Texas pertenecientes al Partido Demócrata han abandonado el estado a principios de semana, en medio de una disputa política contra un Partido Republicano efervescente y controlado por el presidente Donald Trump que amenaza de hacerse aún más grande con la intervención de otros estados y convertirse en una crisis nacional. Los legisladores progresistas han huido del estado texano para evitar que haya el quorum suficiente en la Cámara y así boicotear una polémica reforma promovida por los republicanos para redibujar el mapa de distritos electorales en su beneficio.

El borrador de la propuesta republicana para un nuevo mapa electoral texano, presentado el pasado miércoles, crea cinco nuevos distritos que, según los analistas, favorecerían al Partido Republicano. Si se aprobara podrían llegar a controlar 30 de los 38 escaños que le corresponden a Texas en el Congreso norteamericano, ante los 25 que ostentan ahora. La propuesta redibuja especialmente la región fronteriza con México, donde tradicionalmente los demócratas dominaban, pero en los últimos ciclos electorales los republicanos han avanzado significativamente, capitalizando preocupaciones locales sobre el control migratorio y la economía.

El avance del redibujo del mapa —normalmente se hace cada 10 años y basándose en cifras del censo—, impulsado por Trump, le daría a su partido una ventaja frente a los demócratas en las elecciones legislativas generales de 2026, en las que se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Los republicanos buscan mantener y ampliar su mayoría en la Cámara Baja (220-212), y con ello conservar el poder legislativo que ha dado rienda suelta la agenda trumpista. No solo eso, sino que también exploran hacer lo mismo en los estados de Ohio y Florida.

"Nos vamos de Texas para luchar por los tejanos. Nos retiramos de un sistema manipulado que se niega a escuchar a las personas que lo representamos", ha defendido en un comunicado Gene Wu, representante estatal por Houston y presidente de los demócratas en la Cámara Baja texana. Los demócratas ocupan 62 escaños en la Cámara Baja de Texas, y al menos 51 han decidido salir del estado —algunos han ido a Chicago, a Nueva York y o a Boston, todo feudos demócratas, según The New York Times—. Para que el Congreso de Texas realice sus sesiones habituales, se necesita la presencia de al menos dos tercios de sus 150 miembros, de manera que su marcha bloquea la medida.

Feudos demócratas como Nueva York y California amenazan con hacer lo mismo

Los demócratas texanos han obtenido el apoyo de sus compañeros de partido en otros estados, que amenazan con hacer lo mismo en los estados en los que gobierna con mayoría el Partido Demócrata. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, se ha reunido con ellos y ha aseverado que si los cambios en Texas salen adelante, se valorarán "todas las opciones" para hacer lo propio. Hochul ha denunciado que el mapa electoral nunca se redibuja a mitad de década y ha afirmado que están "rompiendo flagrantemente las reglas para poder aferrarse al poder". "Si los republicanos están dispuestos a reescribir estas reglas para obtener una ventaja, entonces no nos dejan otra opción; debemos hacer lo mismo", ha añadido.

También se ha reivindicado el gobernador de California, Gavin Newsom, que hace tiempo que se ha erigido en una de las principales voces contra Trump desde el Partido Demócrata y podría perfilarse para las elecciones de 2028. California es un feudo demócrata y es el estado que más congresistas aporta, con 52. Newsom ha amenazado con impulsar una reforma similar en respuesta a los republicanos de Texas, si bien en el caso californiano tendría que hacer una consulta pública y la cuestión quedaría en manos de un ente independiente, una Comisión Ciudadana, aunque ya ha afirmado que valora una ley para suspender temporalmente esta comisión dadas las "nuevas circunstancias".

Abbott sostiene que la reforma es "legal" y ordena arrestar a los demócratas

Por su parte, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ha ordenado arrestar a los legisladores demócratas que han abandonado el estado para bloquear la votación, y ha amenazado con presentar cargos criminales. Abbott les ha acusado de haber solicitado y recibido dinero para no votar, lo que constituiría un delito de soborno. Así lo ha afirmado en una entrevista para el canal ultraderechista Fox News, si bien no ha aportado pruebas. De acuerdo con la ley, los congresistas deberán pagar una multa 500 dólares diarios por cada día de ausencia cuando el hemiciclo esté en sesión y, según el diario The Texas Tribune, los demócratas han intentado recaudar fondos entre los donantes del partido para costear las multas y la estrategia de huir del estado.

El fiscal general de Texas, Ken Paxton, ha anunciado este martes que presentará una demanda para declarar vacantes los escaños de los legisladores demócratas, aseverando que están incumpliendo "su deber como funcionarios electos". Abbott también ha defendido su propuesta del nuevo mapa electoral para Texas asegurando que "no hay nada ilegal" en ella. "Es legal, bajo la ley de redistribución de distritos, trazar distritos que se alineen con las preferencias de los votantes del estado de Texas, y Donald Trump demostró que, en estos distritos creados por hispanos, tanto los hispanos como otras personas desean votar por los republicanos", ha aseverado.