La noticia de ayer del presidente del Estado español, Pedro Sánchez, sobre el cambio de hora, pilló desprevenido a más de uno y una; por mucho que estemos en tiempos de horarios y que este fin de semana volvamos al horario de invierno. Marzo y octubre son meses señalados por el adelanto o el retraso de una hora del reloj y, pese al anuncio de Sánchez, ya veremos hasta cuándo.

Pedro Sánchez sabe muy bien cómo jugar con noticias oportunistas y efectivas de cara a su propia popularidad

Digo esto porque Pedro Sánchez sabe muy bien cómo jugar con noticias oportunistas y efectivas de cara a su propia popularidad o la de su partido, pero acostumbra a no ser consistente, en el tiempo, con sus proclamas. Y, por lo tanto, no sé si no vuelve a ser un mero fuego de artificio, lo que ha empezado ahora muy convenientemente. Entre otras cosas porque de momento solo es una propuesta y, en otros casos y cosas, hay “decretazos” al uso.

Cierto es que en este caso el objetivo es europeo, y, de hecho, en 2019 se hizo lo que parecía un gran avance para dejar los horarios tranquilos, que volvió a quedar en nada. La excusa fueron las desavenencias entre países, que nunca quedan del todo claras; pero también una línea iniciada, con consulta ciudadana incluida, sobre las preferencias de la ciudadanía europea, que a mí me preocupa especialmente.

Si se llega a tener un único horario, se plantea con cuál nos debemos quedar, como si esta fuera una cuestión de mera preferencia de la ciudadanía. La elección entre el horario de verano y el horario de invierno se pervierte desde el mismo momento en que no se tiene clara la diferencia de horas de luz que hay en una estación y otra del año, y se juega con esta ambigüedad. En el caso del Estado español, nos confundimos claramente con el horario, y por eso parece más atractivo el horario de verano, que es precisamente el que menos adecuado es para nuestra salud. No es esta una elección, además, que se tenga que hacer pensando en el estilo de vida, sino en sintonizar con los ritmos naturales que necesita nuestra biología. ¡Solo nos faltaba ahora avanzar para retroceder en salud y bienestar!

En Catalunya se ha hecho un trabajo importante sobre la organización social del tiempo y sus efectos en nuestra salud y oportunidades de bienestar cotidiano, pero, aun así, los intereses políticos enmascaran una y otra vez los avances. Se debe seguir trabajando en este sentido, separar evidencias de intereses, porque preocupa, especialmente, la política que se hace para ganar votos —y/o como norma de forma improvisada— y no para solucionar los problemas de la ciudadanía.