El asesinato de Charlie Kirk este miércoles mientras hablaba a un acontecimiento convocado por su plataforma política en la Universidad del Valle de Utah, en los Estados Unidos, es el último en una larga lista de ataques que han tenido como blancos a personas a ambos lados del discurso político en aquel país. Estos hechos demuestran que la violencia política todavía está presente como nunca en los Estados Unidos, y no distingue entre partidos ni posiciones ideológicas, afectando tanto líderes demócratas y republicanos como funcionarios y sus familias. El asesinato de Charlie Kirk, presuntamente a manos del joven Tyler Robinson, ha reavivado el debate sobre la necesidad de garantizar un espacio democrático seguro para las personas que ejercen la política y participan en el debate público ante una creciente polarización del incremento de la frecuencia con la cual se producen actos de violencia política. Solo hace dos meses, por ejemplo, un hombre asesinó a tiros a Melissa Hortman, legisladora estatal demócrata de Minnesota, y a su marido en su hogar poco después de disparar contra el también senador estatal demócrata John Hoffman y su mujer en su casa.

El atentado contra los políticos demócratas el pasado mes de junio fue tildado por el gobernador de Minnesota, y compañero de Kamala Harris en las elecciones de 2024, Tim Walz, como "un acto de violencia política dirigida", ya que dentro del coche del acusado había una lista con una setentena de posibles objetivos entre los cuales había "proveedores de abortos, activistas proaborto y legisladores de Minnesota, Wisconsin y otros estados", mayoritariamente demócratas. Otra legisladora demócrata que ha sido víctima de la violencia política es Nancy Pelosi, cuya casa fue asaltada el año 2022. En el ataque, que tenía como objetivo la expresidenta de la Cámara de Representantes, su marido, Paul Pelosi, resultó herido al recibir golpes en la cabeza con un martillo. En aquel caso, el atacante tenía un historial de problemas de salud mental y de abuso de sustancias, y había adoptado varias teorías de la conspiración de la extrema derecha como ciertas.

Trump fue víctima de dos intentos de asesinato en el 2024

Por otra parte, el mismo Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, fue víctima de dos intentos de asesinato durante la campaña para las elecciones de 2024. El primero fue el mes de julio, cuando un chico de 20 años disparó e hirió el entonces candidato a la presidencia en la oreja derecha en un acto de campaña en la localidad de Butler, en el estado de Pensilvania. En este caso, el motivo todavía no ha quedado aclarado, ya que las tendencias políticas del atacante han mostrado ser contradictorias al aparecer registrado como republicano al registro de votantes y, a la vez, habiendo hecho donaciones a la plataforma demócrata ActBlue. En el segundo caso, el presunto atacante fue detenido mientras apuntaba hacia el contingente de seguridad de Donald Trump en el club de golf de Florida propiedad del mandatario. Aunque no se disparó ningún tiro y nadie resultó herido, el atacante había afirmado estar descontento con Trump después de haberlo votado en el 2016 y en una carta decía que "todo el mundo por todo el mundo (...) sabe que Trump no es apto para ser nada, todavía menos presidente de los EE.UU.".

La lista de víctimas es larga

Otro aliado de Trump, el representante por el primer distrito de Luisiana, Steve Scalise, fue víctima de un tiroteo en el 2017 durante un entrenamiento para el Partido de Béisbol anual del Congreso. El fiscal general de Virginia concluyó que el ataque del activista de izquierdas James T. Hodgkinson, fue "un acto de terrorismo alimentado por la rabia contra legisladores republicanos". La exrepresentante demócrata Gabrielle Giffords, de Arizona, es otro nombre asociado de manera directa a la tragedia. En el 2011, mientras participaba en una reunión con electores en un centro comercial de su distrito, recibió un tiro en la cabeza y sufrió graves secuelas. En este ataque también murieron seis personas. Desde entonces, Giffords se ha dedicado a luchar contra la violencia armada y, después del crimen de Kirk, escribió a redes: "Estoy horrorizada al enterarme del tiroteo de Kirk. Las sociedades democráticas siempre tendrán diferencias políticas, pero nunca tenemos que aceptar que se resuelvan de manera violenta".

La oleada de violencia política, sin embargo, también ha golpeado a personas fuera de la política, como en el caso del asesinato de Brian Thompson, CEO de la compañía de seguros médicas UnitedHealthcare en manos de Luigi Mangione, quién, según la policía de la ciudad de Nueva York, estuvo motivado por "lo que percibe como una compañía de seguros médicos y una industria en general 'parasitarias', así como objeciones más amplias a la codicia corporativa y una preocupación por la sociedad moderna" en su crimen en diciembre de 2024. El mes de mayo de este año, dos trabajadores de la embajada de Israel en Washington D. C. fueron asesinados cuando salían de un acontecimiento organizado por el Comité Judío Estadounidense por Elias Rodriguez, un hombre de 30 años que, según un testigo, habría enseñado una kufiya después del hecho diciendo "lo he hecho. Lo he hecho por Gaza. ¡Palestina libre!"

A toda esta larga lista de víctimas de la violencia política en los Estados Unidos hay que sumar, desde este miércoles, a Charlie Kirk, un activista de extrema derecha que fue asesinado el pasado miércoles en un acontecimiento público en la Universidad del Valle de Utah mientras hablaba, justamente, de los tiroteos masivos. Los motivos del atacante, en este último caso, todavía no están claros, pero no hay que olvidar el peligro que supone la escalada en la violencia política en una sociedad democrática. En nuestra casa, aunque no suceda en la misma escala que en los Estados Unidos, también se han producido casos de grave violencia política como el asesinato de Guillem Agulló, de Rosario Endrinal o de Carlos Palomino. Sin embargo, sin ir tan lejos, el pasado mes de julio, el Tribunal Supremo confirmó la pena de 8 años a Manuel Murillo Sánchez, el hombre que propuso asesinar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a través de un grupo de WhatsApp donde dijo "mi ilusión mayor es poner al traidor de Sánchez bajo la lápida de Franco" y que tenía un auténtico arsenal de armas en casa suya.