El vigilante de seguridad de Terrassa que quería matar a tiros al presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha sabido hoy que la pena de prisión que tendrá que cumplir por este intento de asesinato ha aumentado. La Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional ha modificado la condena, elevándola en relación con la que la misma Audiencia Nacional había dictado en abril, de siete años y medio a ocho años y nueve meses. Manuel Murillo, hijo del último alcalde franquista de Rubí y vinculado a Vox, propuso a través de WhatsApp matar al presidente español.

La Sala de Apelaciones condena al francotirador a tres años y nueve meses de prisión (antes era dos años y seis meses) por el delito de homicidio en grado de proposición y cinco años de prisión por el de depósito de armas de guerra -una condena que no varía. En total, pues, más de dos años más de prisión en relación con la primera condena.

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Imagen del arsenal de armas que los Mossos confiscaron a Murillo en su casa en Terrassa / CME

La sentencia confirma los hechos probados, que Murillo formaba parte de un grupo de WhatsApp -Terrassa por España- dónde desde junio de 2018 publicó mensajes en que mostraba su absoluto desacuerdo con la exhumación de los restos de Franco y fue subiendo su nivel de hostilidad con Sánchez, llegando a expresar, por el grupo y también en conversaciones privadas, que tenía la intención de asesinar al presidente Pedro Sánchez. Tal como recoge la Audiencia Nacional, fruto de la investigación que hicieron los Mossos d'Esquadra -bautizado como Cas Proposició, liderado por el entonces intendente Eduard Sallent-, el acusado "fue interiorizando que la solución para producir un cambio en la situación política española pasaba por causar la muerte del presidente del gobierno" y empezó a buscar ayudar para hacerlo posible.

El hombre había detallado y explicado en varias conversaciones que buscaba reclutar gente para poder hacer un "alzamiento nacional" y llegó a invocar el ejército y la Legión para llevar a cabo el supuesto golpe de estado y "salvar España". Lejos de ser solamente un plan loco, la sentencia también recuerda que este vigilante de seguridad tenía un gran número de armas, algunas de ellas consideradas de guerra, y munición almacenadas. Las imágenes de todas las armas que pudieron intervenir los Mossos d'Esquadra ponen los pelos de punta.

No se tragan que estaba bebido o deprimido

La Audiencia Nacional le otorga "clara aptitud para matar" -hacía entrenamiento de tiro- e incluso, detalla el auto judicial, el hombre disponía de clara "actitud homicida" y que había llegado a tener acceso a la agenda del presidente español. La Audiencia Nacional no compró su tesis, que aseguraba que las amenazas se produjeron como un afecto de las "fantasías compartidas" fruto de la soledad unido a la ingesta de alcohol o de tranquilizantes, tal como aseguró durante el juicio.

La sentencia que eleva la pena también asegura que la "radicalidad ideológica que desprenden los escritos cuando todavía no se había judicializado la causa" corroboran las claras intenciones de Manuel Murillo de cometer este magnicidio.