Donald Trump considera que Hamás está “preparado para una paz duradera”, especialmente después de que el grupo armado palestino haya anunciado que está dispuesto a liberar a todos los rehenes —una veintena de supervivientes— y a devolver los cuerpos de los fallecidos. La oferta, sin embargo, no es incondicional. Hamás quiere renegociar algunos apartados del plan de 20 puntos impulsado desde la Casa Blanca y ya validado por el ejecutivo israelí. La propuesta, que el presidente de Estados Unidos había presentado como “último intento serio” para resolver el conflicto, no ha obtenido la recepción esperada en Jerusalén. Según el Canal 12, figuras del entorno del primer ministro Benjamin Netanyahu consideran que la respuesta de los islamistas no es otra cosa que un rechazo táctico y una maniobra dilatoria, aunque no descartan seguir adelante con la hoja de ruta norteamericana por falta de alternativas. Pero, ¿qué puntos quiere negociar Hamás y dónde puede chocar frontalmente con Israel?

La liberación de los rehenes es el punto de partida más importante y, según todas las partes implicadas, el más factible de alcanzar a corto plazo. Tanto Israel como Hamás han expresado su disposición a avanzar en este aspecto, y el hecho de que Trump haya pedido públicamente a Netanyahu que suspenda los bombardeos en Gaza indica que Tel Aviv tiene interés en completar esta primera fase del acuerdo lo antes posible. El plan estadounidense prevé que, en un plazo máximo de 72 horas desde la activación del acuerdo, todos los rehenes vivos sean liberados y los cuerpos de los fallecidos devueltos. Israel, sin embargo, quiere poder reanudar las operaciones ofensivas inmediatamente si detecta incumplimientos. Según el Canal 12, fuentes del gobierno israelí prevén que Hamás utilice esta fase para plantear exigencias adicionales, especialmente en lo que respecta al escenario de posguerra. Es aquí donde chocan frontalmente con Trump, que quiere imponer una autoridad externa liderada por él mismo y con Tony Blair, mientras que Hamás acepta entregar la administración de Gaza a un órgano independiente de tecnócratas palestinos, "basado en el consenso nacional palestino y el apoyo árabe e islámico".

La prensa israelí ha subrayado como reveladora la decisión de Netanyahu de convocar una reunión de emergencia tras la declaración de Trump, dejando fuera a los ministros ultraderechistas Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, que se han opuesto frontalmente a cualquier salida diplomática del conflicto. Este movimiento sugiere que el primer ministro podría estar dispuesto a explorar el camino del acuerdo, al menos parcialmente, a pesar de las tensiones internas dentro de su gobierno. Con todo, se abre ahora un período de negociaciones en el que Hamás pondrá sobre la mesa sus condiciones y exigirá garantías concretas antes de cualquier avance. El equilibrio será delicado, habrá que ver hasta dónde está dispuesto a estirarse Trump para garantizar un acuerdo, y hasta dónde puede ceder Netanyahu sin perder el apoyo de sus aliados más beligerantes. Según el Canal 12, el primer ministro habría subrayado la importancia de coordinar la respuesta con Washington para que no parezca que Hamás ha respondido con un sí incondicional al ultimátum de Trump, que amenazó a los islamistas con desatar el infierno sobre ellos.

La voluntad de Netanyahu de analizar si Hamás ha respondido afirmativamente al plan de Trump no es fortuita. El "sí" del grupo islamista viene cargado de matices. Mientras el presidente estadounidense lo ha interpretado como un triunfo diplomático y lo presenta como un paso hacia su anhelado Nobel de la Paz, Israel lee el comunicado con mucha más cautela. De hecho, entre los 20 puntos del plan impulsado por Washington, hay una ausencia que llama poderosamente la atención, ya que Hamás no se compromete en ningún momento a entregar las armas. Este punto es clave para Israel, que ahora se encuentra analizando cada frase de la declaración para discernir si se esconde una aceptación parcial de buena fe o, en cambio, un intento de ganar tiempo y forzar una nueva ronda de negociaciones. El párrafo final del comunicado de Hamás, donde insinúan que quieren formar parte de las conversaciones sobre el futuro de Gaza, tampoco ha sido bien recibido en Tel Aviv.

Egipto, el escenario en el horizonte

Todos los interrogantes abiertos por la respuesta matizada de Hamás y las reticencias de Israel deberán encontrar respuesta en El Cairo. Será en Egipto donde se celebrarán las negociaciones para desencallar el plan de 20 puntos impulsado por Trump y donde las delegaciones de Hamás e Israel, acompañadas de mediadores árabes y del enviado especial estadounidense Steve Witkoff, intentarán definir los detalles técnicos del acuerdo. Según la cadena Al Arabiya, los representantes del grupo islamista llegarán este sábado por la noche, así como los israelíes, y las conversaciones comenzarían el lunes. Tampoco se descarta la participación de Jared Kushner, yerno de Trump, lo que subraya el interés de Estados Unidos por cerrar el acuerdo lo antes posible. Fuentes diplomáticas admiten que el tiempo juega en contra, y que una resolución rápida es imprescindible para desbloquear la liberación de los rehenes. Ahora bien, según la actual propuesta, Israel mantendría la mayoría de las fuerzas desplegadas en Gaza tras la liberación, una condición que podría hacer descarrilar las negociaciones.