El camino hacia Los Abetos no tiene ningún abeto, pero sí una larga hilera de acacias y, también, grandes dosis de felicidad. En este restaurante de Cerdanyola del Vallès se hace una cocina catalana famosa a toda la comarca que atrapa a todo tipo de público desde 1961 gracias a la iniciativa de Ana Fábrega y Salvador Clota primero y, más tarde, por los sucesores, Eulàlia Clota y Antonio Castro.
Los Abetos: un restaurante con un menú de mediodía fabuloso
Los Abetos, que empezó siendo una cervecería de barrio, fue introduciendo platillos a petición de la clientela, cada vez más fiel y más animada a pasar largos ratos entre jarras de cerveza y porrones de vino. Con el relevo de la segunda generación, se convierte en un restaurante imperial, famoso por su menú del día (17,95 €), servido con rápido y con gentileza.
Aquel día como con los padres y tan pronto como nos sentamos llega una pizca de ensalada y olivas, cortesía de la casa. ¿Escoger mientras haces un bocado siempre es más agradable, no? La oferta se compone de: paella mixta (porque es jueves), habas a la catalana, escalivada, ensalada de lechugas con piña, mango y langostinos y gazpacho, con respecto a los primeros; y de segundos, secreto ibérico marinado a la brasa, croquetas de cocido, carrilleras de cerdo estofadas con setas, conejo a la brasa, merluza fresca a la plancha con ajo y perejil.
Cristóbal y Conxita quedan satisfechos con la paella, que llega en una ración abundante y que pruebo una vez para saber las medidas y, una segunda vez, por atracción fatal. Mi escalivada es una bandera que habría que enarbolar más a menudo hasta que se haga común decir que ‘mi bandera es una escalivada’. El pimiento bien hecho, a la brasa, que es la técnica maestra de la casa y por la que pasan ingredientes del mar y de la tierra, lleva la sal ideal de la anchoa a contraste con la dulzura de las hortalizas escalivadas.
De segundo, un cuarto de conejo a la brasa para mí, que conserva la pata y la cabeza, y que tiene la cocción óptima tan difícil de conseguir cuando se trabaja con leña. Lo acompañan unas patatas fritas caseras y un pequeño salteado de verduras. Los progenitores, que por algún motivo que desconozco siempre piden ambos lo mismo, escogen la merluza, que los complace gratamente.
Unas fresitas con nata ponen mi punto y aparte de este menú de Los Abetos, porque pienso volver a encontrar esta cocina de siempre bien ejecutada que inspira confianza, un valor que solo otorgan los años de haberlo hecho muy bien.